¿Existe en Mutxamel una importante oferta para acoger a quienes pasen por la ciudad, para que, además de transitar nuestras calles, puedan quedarse aquí? Y disfrutar de arqueologías, costumbres, fiestas, monumentos, parques, sin tener que pensar en que me quedaría, oye, pero el cansancio, los niños… que me vuelvo al hotel, en Alicante ciudad, en Sant Joan, o en El Campello, al ladito del mar.
Pocas referencias
Bien, pues de entrada la oferta hotelera para Mutxamel no es precisamente generosa. La página estadounidense de principios de este siglo TripAdvisor, quizá por aquello de las opiniones, suele ser la más consultada. Dado el mutismo de las clásicas Páginas Amarillas, con solo dos referencias y una de ellas en Villena, caigamos también en lo tópico y consultémosla. Bien, unas treinta y cinco referencias. Salvo que… no son realmente mutxameleres.
El truco consiste en señalar que el establecimiento reseñado se encuentra a tantos kilómetros de Mutxamel. Realmente, siete entradas mutxameleres, la mayoría posibles casas rurales (ninguna en la zona de Monnegre, donde sí existen varias) o ‘pisos turísticos’. El resto, repartidas entre El Campello, Alicante capital y Sant Joan.
Y luego, algunos establecimientos del resto de la provincia. Hoteles, hoteles… pues como que las Páginas Amarillas tienen razón. La referencia destacada es precisamente la única realmente hotelera del listado.
Solo encontramos la existencia de un establecimiento hotelero
Los antiguos hostales
¿Fue siempre así? Las voces veteranas, recolectadas a pie de calle, realimentan con sus testimonios la imagen de un Mutxamel como localidad no para pernoctar turísticamente sino como lugar de paso. Que había un hostal al principio de la población, conocido popularmente como el ‘paraor’. Finca hoy dividida y que entonces servía para dejar allí los animales, en aquellos tiempos en que los coches, en vez de caballos, iban a mulas. Que se trataba de carromatos, vaya.
También hubo otro hostal, brumosamente descrito como ‘lo de Pitaluga’ y más comúnmente como el ‘de arriba’. Estaba por El Rabalet, en la calle Alfonso XII, y hay quien se atreve a asegurar que es por donde hoy ofrece sus servicios una venta restaurante. Pero resulta ya difícil comprobarlo. Este cacho de la historia de Mutxamel ha quedado guardado en algún perdido baúl.
Hubo dos pensiones, literalmente la de arriba y la de abajo
La urbanización pedanía
En cuanto al hotel real, se encuentra a unos cinco kilómetros del centro de Mutxamel. Bonalba es la urbanización que comenzó a crecer a principio del siglo en torno a la construcción de un campo de golf. Como suele ocurrir en estos casos, cuando el proyecto tiene éxito total o relativo, como Ciudad Quesada en Rojales o Gran Alacant en Santa Pola, se acaba por generar una suerte de pedanía con un tanto de población independiente.
En este caso, el campo de golf, con urbanización y hotel subsiguientes, se plantó literalmente entre tomateras, generando una ciudad casi con las mismas dimensiones que aquella de la que depende, con establecimientos y servicios, centro social y hasta uno de salud auxiliar en perspectiva. Con una importante población de allende los Pirineos, más propietarios en busca de la tranquilidad, las medidas (las oficiales) anti ruidos y anti barbacoas se aplican estrictamente en la urbanización.
El municipio se convirtió de hecho en una ciudad dormitorio
El fondo económico
¿Por qué esta falta de hoteles? Para el historiador José Soler Pastor, en su libro ‘Muchamiel Muchamel Mutxamel’ (2015), “la proximidad a la capital ha provocado una tercerización de su economía”, o sea, viraje al sector terciario, los servicios, “al convertirse de facto en parte integrante del área metropolitana de Alicante y pasar a ser, mayormente, una población dormitorio”.
La chaletería sin fin parecía una solución, pero como señala Soler Pastor, aunque “en un principio se creía que era la salvación del municipio, por el capital que entraba en las arcas del Ayuntamiento”, comenzó “a ser un grave problema por ser tantas (23 urbanizaciones) y tan esparcidas y tener que darles todos los servicios, como es lógico, porque pagan impuestos como todos”.
Una población dispersa
En cuanto al tema que nos ocupa, esto ha generado un problema adicional: “El aumento de la población ha sido considerable debido mayormente por sus urbanizaciones y la inmigración. En total, el municipio alberga alrededor de 25.000 habitantes, pero el casco urbano no llega a la mitad”.
Así que, “en cuanto a infraestructuras, comercios y diversos servicios, siempre estaremos por detrás de los centros urbanos cercanos, como son San Vicente, San Juan y Campello, por tener ellos la mayor parte de la población en el casco urbano”. Esto ha llevado quizá a que Mutxamel haya desarrollado una industria hotelera meramente testimonial, dispersa, que como se ve abunda en el concepto ‘ciudad dormitorio’.