Lo de Manises es, para muchos, un milagro que lleva produciéndose desde la mismísima Edad Media. Perdió luego algo de fuelle, pero revivió en la segunda mitad del diecinueve.
El municipio (según unos lingüistas, de ‘manāzil’, hostales; según otros, de ‘manâzih’, terreno alto) basó su industria manufacturera, hasta la actualidad, en la alfarería. Incluso consiguió que en la Comunitat Valenciana denominemos precisamente manises a los azulejos.
Que con tales mimbres Manises acabase bajo la advocación de las santas Justa y Rufina, patronas de los ceramistas, resultaba un paso lógico. Festejadas el diecisiete y el diecinueve de julio, precisamente esas son las fechas sobre las que gira el agasajo devocional en la localidad de l’Horta Oest con aeropuerto desde 1933, que sumaba ya 31.287 habitantes en 2021. Feria, cabalgata, actividades de ocio varias, Manises se convierte por la fecha en todo un homenaje al alfar.
El culto y el trabajo
El culto a las hermanas sevillanas Justa y Rufina, nacidas respectivamente en 268 y 270 y fallecidas ambas, al no querer renegar a su fe, en 287, tuvo un especial predicamento tanto para la iglesia católica como la ortodoxa.
En la Comunitat Valenciana iba a arraigar su veneración, además de en Manises, en la alicantina Orihuela, donde a partir del siglo cuarto creció en su honor un templo gótico con dos portadas y torre campanario.
Dado que las santificadas parientes se dedicaban precisamente a la cerámica, el culto quedó fijado pronto en la alfarera Manises. En fechas oficiales, anotemos que el Gremio de Artesanos Ceramistas de la villa, ciudad desde el veintidós de diciembre de 1924, las tendrá oficialmente como patronas a partir de 1746. Además, desde 1925 son patronas canónicas del municipio. Los festejos consagrados a ambas arrastran especial solera en esta localidad.
En la Comunitat Valenciana, arraigó en Manises y en Orihuela
Una escuela veterana
Manises se aplicó a la cerámica desde muy atrás, posiblemente desde su arranque urbano gracias a los árabes. El alfar musulmán aportó la técnica de la loza dorada de reflejos metálicos, al añadir sobre el esmalte óxidos metálicos antes de una tercera cocción. Aún hoy continúa siendo uno de los productos estrella maniseros. Todo ello, combinado por una notable, en calidad y cantidad, producción azulejera.
El político autóctono, ingeniero civil y beato (fue ejecutado en la Guerra Civil al reafirmarse como católico) Vicente Vilar David (1889-1937) creaba en 1914 la Escuela de la Cerámica de Manises, en la que ejerció como profesor hasta su destitución en 1936. No obstante, la entidad pervive aún, con el nombre de l’Escola d’Art i Superior de Ceràmica de Manises (EASCM).
Desde 1746 se convierten en ‘protectoras’ del gremio del alfar
Los tornos a la calle
Para las ‘Santes Escudelleres’ (por la ‘escudella’, el recipiente cerámico para comer), el Gremio de Artesanos Ceramistas, en la actualidad denominado Asociación Valenciana de Cerámica AVEC-Gremio, ha ido década tras década cuidando y potenciando unos festejos que ya forman parte de un sólido acervo cultural. Uno muy vistoso acaece el fin de semana antes del diecinueve: desde los años setenta, toca sacar los tornos o ruedas de alfarería a la calle.
Es el momento de comprobar cómo se trabaja en una manufactura a la que, además de los azulejos, le debemos cacharrería varia, baldosas, ladrillos, tejas. Cada cual construye con el material que le pilla al paso, y si las tierras norteñas norteamericanas, por ejemplo, piden madera, a las del litoral español les tocó desarrollar una industria basada en el barro y la arcilla, roca sedimentaria abundante por estos pagos.
‘Escuraetes’ y platos de ‘Les Santes’, regalos estrella de la Cabalgata
Piezas de museo
La anterior actividad no se queda en la contemplación, ya que, en la avenida Blasco Ibáñez, aparte de observar cómo se realizan las piezas cerámicas, y adquirirlas, se puede participar en su elaboración. Aparte, concursos (de casi todo relacionado con la alfarería), gastronomía, exposiciones, y ya nos plantamos en la otra actividad estrella de la fiesta del alfar: la cabalgata del 18 de julio por la tarde.
Buen momento este para conseguir más cerámica, porque literalmente se reparte desde las carrozas, al menos como marca la tradición prepandémica. Qué menos que poder conseguir una ‘escuraeta’, o sea una pequeña reproducción de la vajilla valenciana. Fueron juguetes muy populares entre finales del siglo diecinueve y los sesenta de la pasada centuria. Hoy son material de museo, pero eso no impide que aún se fabriquen y se repartan.
Distinción de la Unesco
Pues bien, con la suerte de alguna ‘escuraeta’ al morral, y quién sabe si un plato de ‘Les Santes’, o sea, decorado con las santas Justa y Rufina, más la fecha del año festero, aún queda jolgorio. Tras el centenar o más de artesanos de la feria, más la cerámica repartida desde unas ocho carrozas (hay hasta ceniceros o jarrones), es decir, tras las conmemoraciones civiles, toca la parte religiosa.
Este año, Manises estrena distinción de la Unesco, la de Ciudad Creativa, lo que no deja de suponer un impulso a su veterana manufactura. Ya lo dice el cartel de azulejos, o manises, junto al Mercado Central: “Benvinguts a Manises, ciutat històrica i laboriosa”.