Jesús Pellico Serna, a sus veintidós años, es un auténtico torbellino que exuda adoración por algo que es más que una afición, la pelota o pilota valenciana, de cuyo club crevillentino es presidente.
Un interés que comparte con su pareja, María Jesús Bernabeu. Ambos, de hecho, han conseguido hasta la fecha significativos triunfos en esta modalidad. “Mi abuelo ya jugaba antes de la Guerra Civil, y yo empecé a jugar en el frontón de La Salud”, rememora.
Los recuerdos, el presente o los proyectos futuros surgen a borbotones. Jesús Pellico suelta dato tras dato, recuerdo tras otro. Una realidad seguida de la siguiente. Todavía, fuera de entrevista, añade datos: “Se me ha olvidado decir que el club ha estado promoviendo la pelota con el centro de discapacidad Nuestra Señora de los Desamparados. Y tenemos dos nenes que cuando pueden también van a entrenar”.
Entusiasmo con socios
Su entusiasmo atrapa. Quizá por ello, el club en estos momentos cuenta con grandes expectativas de crecimiento: “En la actualidad, hay dieciséis adultos federados; no federados, siete. Socios que no juegan, unos siete u ocho. Al año que viene muchos de los padres serán socios, y los niños se federarán, por lo que se multiplicarán. Es decir, que vamos poco a poco para arriba”.
Algo que está bastante bien para una asociación que surgía entre 1982 y 1983, a partir de un grupo de aficionados amigos que hacia 1980 se juntaban para practicar dónde y cómo podían un deporte tan nuestro que, sin embargo, no cuenta con muchos lugares donde practicarlo. En la provincia, aquí, Petrer, Benidorm, y ya más conforme tienes que marchar en dirección a Valencia. Otro en El Campello, pero es un minitrinquete.
La asociación surgía a principios de los ochenta
Un trinquete en recuperación
El ‘trinquet’ o trinquete, cancha cerrada en Argentina, para entendernos, es la cancha homologada para practicar deportes de pelota, como la valenciana o la vasca. Antaño, Crevillent contó con tres, el ultimo el de la Vereda, que dejó de funcionar en los sesenta. El actual se acabó, también con muchas deficiencias, el siete de junio de 2018, más de un año después del plazo de entrega de una obra que comenzó en 2015.
Hasta noviembre de 2019 no pudo abrirse. Ahora van a hacerse obras de reforma durante unos meses, lo que a Pellico le parece muy bien si es el comienzo de reparación de una obra que no sigue las medidas necesarias y posee malas curvaturas o lugares “donde la pelota queda muerta” o sin fuerza. No obstante, dice, “aun estando mal, un trinquete es un trinquete”.
Hubo hasta tres trinquetes en el municipio
Los últimos al sur
Porque en el Club Pilota Crevillent, “con subvención del Ayuntamiento pero sin patrocinador”, siguen apostando hasta por su trinquete: “Nosotros los galardones no los queremos en casa. Los títulos están en las vitrinas del trinquete, queremos que sea como la sede. Somos el último club de pelota valenciana más al sur, pero no nos duelen prendas en ir donde sea; si hay que subir, subimos, y llevamos el nombre de Crevillent con nosotros”.
“Muchas veces vienen aquí y nos dicen: ‘Qué lejos que estáis’, pero les respondemos que a nosotros nos da igual ir a donde sea”, cuenta Pellico. “La pelota va muy bien encarrilada. Hay muchos nenes que quieren entrar, y la base es lo más importante, es el futuro. Si se apuesta ahora por ello, Crevillent podría ser incluso icono televisivo, por los campeonatos”.
El deporte llegó a ser prohibido por excesiva popularización
Esperanzas ciertas de crecimiento
Las cuotas son de cincuenta euros anuales para los mayores y treinta y cinco los críos. Con ello y la subvención, deben bregar con desplazamientos, federaciones (unos veinte euros), guantes, pelotas (“ahora, por lo de la escasez de materiales, están a un precio desorbitado”). Sabe que pronto se plantarán entre los sesenta y setenta socios, lo que reforzará el club pero aumentará también el esfuerzo por mantenerlo y desarrollarlo.
Jesús Pellico va contándote mil cosas relacionadas con el tema, te escribe incluso en un papel la chavalería que “más viene” al club (nueve en modalidad benjamín, siete en alevines, tres en infantiles y cinco en cadete, más dos niños del colegio Desamparados). Todo lo que cuenta es interesante, sobre el club, las modalidades de juego, la historia del deporte en la Comunitat, en el municipio, pero por desgracia las cuestiones de espacio mandan.
Historia de un deporte
Es una pena no poder desarrollar cómo la pelota ya la practicaron los griegos. Llegó a la hoy Comunitat Valenciana con la Reconquista y triunfó en todos los estamentos, así que se prohibió. Puede practicarse en frontón, en trinquete o en la calle (“algunos vecinos no entienden que es modalidad, y te sueltan: ¿Pero no tenéis ya vuestro trinquete?”).
Las modalidades reinas son la ‘escala i corda’ (con una cuerda en medio de la cancha, a unos dos metros del suelo) y el ‘raspall’ (se puede ‘raspar’ el suelo para devolver la pelota). Al menos, hasta un próximo artículo, sí cabe una última reivindicación: “Que se siga apostando por la pelota”.