Hay celebraciones de puro jolgorio, proyectadas al exterior como una inmensa bandera de la ciudad, pueblo, barrio o calle que las acoge, que las generó. Y otras calladas, apocadas, que van a lo suyo. Y eso que lo suyo puede cargar con mucho, muchísimo, tiempo a sus espaldas. La Feria del Ganado oriolana, en plena canícula de agosto, es uno de los más claros ejemplos.
Aunque no siempre ha sido tímida. A veces, como veremos, ha intentado llegar más allá, cambiando su nombre por el más ambicioso de Feria de Agosto. Fue en una época en que de lo que se trataba era de ofrecer diversión a quienes no podían costearse lujos como marchar a Torrevieja, a la futura Orihuela Costa o a Torre de la Horadada.
Razas de equinos
Hilar una feria sobre la rueca de otra no dejaba de ser una solución más que apañada. El caso es que llegó a funcionar una y otra vez, y otras tantas ocasiones calló para dejarle a la del ganado el camino expedito para continuar con su constante desarrollo, año tras año, llueva, truene o, lo más normal, caiga el sol a plomo. Y esto viene de lejos.
En su sitio web, el Ayuntamiento informa: “Durante 4 días la ciudad monta sus carpas y cientos de cabezas de ganado, sobre todo caballar, se dan cita en Orihuela. Concursos de ganado: puras razas, ponis, caballos cruzados, mulos y otros, se realizan durante la feria”.
Además, “de la misma manera se llevan a cabo espectáculos flamencos y de variedades en las cálidas noches del agosto mediterráneo”.
La permitía Alfonso X el Sabio en 1272
En la Plena Edad Media
Lo interesante viene precisamente al comienzo del párrafo: “Concedida por un Decreto Real de D. Alfonso X el Sabio, se celebra el 15 de agosto”. Bien, el toledano Alfonso X de Castilla (1221-1284), quien fuera precisamente rey de la Corona de Castilla, nos retrotrae con su biografía hasta el periodo central de la Edad Media, la denominada Plena Edad Media (siglos once al trece).
Según las crónicas, siempre ha sido precisamente lo que anuncia, una feria de ganado. En estas, se practicaba antes el intercambio que el comercio, que iba a llegar con las posteriores ferias donde se podía comprar de todo y que comenzaron a deglutir las de ganados, conservándolas como una atracción más. Así nos ha llegado, por ejemplo, la de la Fira de Tots Sants de Cocentaina.
En 1998 le salió como heredero el Mercado Medieval
Otra feria en la ciudad
Modelos como la contestana acabaron por participar activamente en el paso del Medievo a la Edad Moderna, entre el quince y el dieciocho. La Vega Baja del Segura, tierra eminentemente agrícola, iba a ser pródiga a lo largo del tiempo en ferias de ganado, como la que también se celebra en Dolores (Fegado), a finales de julio y comienzo de agosto, que este año, tras la pandemia, reabre con la distinción de Interés Turístico Autonómico.
¿Se podría haber conservado este aire medieval en la de Orihuela? La realidad es que ese papel ya lo recoge el Mercado Medieval, cuya vigésimo tercera edición, en febrero, tampoco pudo celebrarse, por el aumento de los casos de covid. Este espectáculo, surgido en 1998, ha señalado siempre, desde sus inicios, que es hijo en realidad de la feria de 1272, o sea, la del ganado.
Se convirtió en ocasiones en alma de la desaparecida de Agosto
El intento de los años cuarenta
Dado el monumentalismo histórico de Orihuela, el Mercado se convierte en pura inmersión en el pasado. Lo lógico en un municipio que fue capital de ducado visigodo entre los siglos séptimo y noveno, con Alfonso X (tras la Reconquista) y a principios del catorce, incorporada al Reino de Valencia, buena parte de la provincia actual convertida en la Gobernación General de Oriola.
Ahora bien, ¿qué ocurrió con la Feria de Agosto? El ingeniero e historiador Antonio Luis Galiano, presidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales y a su vez, desde 2004, cronista oficial de Orihuela, ha narrado, desde las páginas de diversos medios, la existencia de esta. En especial del intento de los años cuarenta. De cuando quienes no podían permitirse el darse baños de sal en Torrevieja se quedaban en una recalentada Orihuela.
La efeméride continúa en pie
Frente a aquella versión del sol y playa, la ciudad interior ofrecía a cambio batallas de flores, tardes de toros, castillos de fuego, combates de boxeo… En 1940, la Feria se extendió desde el catorce al veintidós de este mes, en vez de los cuatro días que dura hoy. Hubo hasta cante flamenco, cucañas y, ahí es nada, “elevación de globos aerostáticos”. Los festejos incluso daban para concursos de escaparates, dulzainas y cabezudos.
Ya no hay ciclismo (carreras ‘ciclo-pedestres’), ni baloncesto femenino. La Feria de Agosto ya solo está en el recuerdo, pero la Agrícola sigue aquí, como sin inmutarse. No aparece reseñada en los principales listados de este tipo de efemérides, pero en este municipio de 78.940 habitantes, salvo fuerza mayor, no falta a su cita anual desde que Alfonso X decidió que podía hacerlo.