Fueron dos horas largas. Un buen pico de la población aspense (18.821 aquel año) ocupaba el lugar, al aire libre. Era domingo 13 de agosto de 2006, pasadas las ocho de la tarde-noche en la avenida de la Constitución. Había 1.500 sillas, más una incontable muchedumbre que asistía de pie. Se conmemoraba el cincuentenario de la Coronación Canónica de la Virgen de las Nieves.
En el altar, tres obispos: el de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero; de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez; y el auxiliar de Toledo, Ángel Rubio. El alcalde de Aspe entonces, Roberto Iglesias (2003-2007), irrumpía allí, siguiendo protocolo, para nombrar a la Serranica “alcaldesa honoraria y perpetua” del municipio y por tanto “acreedora de su vara de mando”. Sucedía en año par, cuando María de las Nieves recala en puerto aspense.
Encuentro de la imagen
Según narra Carlos Aznar, cronista oficial de Fiestas, estos festejos bienales en honor a la Virgen de las Nieves, patrona de Aspe, datan del año 1418, cuando “unos jóvenes peregrinos, de camino hacia Yecla, dejaron milagrosamente una imagen de la Virgen en la entonces pedanía de Aspe, Hondón”. Pero Hondón de las Nieves se independizaba en 1839 de Aspe, y con la Serranica venía el lío.
Ocurre que Hondón formó primero municipio con Hondón de los Frailes, que en 1840 se segrega de Redován, y hasta 1926 no comenzarán a andar por su cuenta ambos Hondones. ¿Qué pasaba entonces con la Virgen de las Nieves? En 1769 se había establecido un concordato entre la entonces todavía pedanía y Aspe que limitaba la estancia en esta última localidad a quince días. Pero el concordato no trajo la concordia.
En 2006 se nombraba María de las Nieves alcaldesa perpetua
Alternancia festera
No será hasta 1848 que se firme el que aún rige la alternancia festera: los años pares, la Serranica ejerce su patronato en Aspe, cuyas fiestas suelen durar casi todo el mes, desde el uno, aunque la Virgen solo permanecerá en suelo aspense desde el tres hasta unos veinte días después. Llega por la tarde, arropada por borbotones de fieles con el fervor exaltado.
Las ‘camareras’ de la Virgen se aprestan para cambiar ropajes y pedrería. A partir de ahora María de las Nieves será aspense durante buena parte de agosto. Comienzan de verdad los festejos. En fin: “Son las tres de la tarde de un tres de agosto de un año par”. En realidad, el encuentro de romerías en las lindes de ambos municipios tarda en concretarse un poco más.
Desde 1848 rige la actual alternancia de celebraciones
Los festejos del retorno
La concejala de Cultura, Turismo y Fiestas, Rosa María Ruiz Martínez, anunciaba que en estas fiestas del retorno (en 2020 tocó pandemia) hay programado más de un centenar de actividades “gratuitas y con aforo limitado a la capacidad de los recintos donde se celebren”, promocionando cultura propia ante todo. Además del fondo religioso, conciertos, deporte, danza, juegos de mesa y, en fin, actividades para toda la familia.
Y flamenco, monólogos. Pero también Moros y Cristianos, desde 1978, que desfilan por las calles todos los años, más o menos hacia mediados de mes. De la publicación digital de la Unión de Moros y Cristianos Virgen de las Nieves de Aspe procedían las palabras de Carlos Aznar, quien también habla del “gran vacío” de los “años impares”. Pero cuando la Virgen se torna aspense, saben que lo que hacen es sumar fiesta.
El culto nació en Italia tras una milagrosa nevada veraniega
El origen de la tradición
La tradición de los peregrinos que dejan una imagen está detrás de muchas veneraciones crísticas y marianas. Se sabe que la devoción a la Virgen de las Nieves, cuyo día grande es el cinco, se gesta en Roma en el siglo cuarto.
Según la tradición, un caritativo matrimonio ya mayor quería que su herencia fuese utilizada cristianamente, así que rogaron a la Virgen. Esta les dijo que construyeran un templo donde se les señalara.
Nevó un cinco de agosto sobre el monte Esquilino, una de las siete colinas de la Antigua Roma. Y allí se construyó el templo que, reconstruido, es hoy basílica de Santa María la Mayor, donde se conmemora el milagro todos los años gracias a pétalos de rosa blanca. Aunque un icono bizantino del siglo diecinueve la denominó Salus Populi Romani (protectora del pueblo romano), su culto se extendió por toda Italia, España, Portugal y Latinoamérica.
De templos mayores y menores
En Aspe también hay basílica (desde el quince de julio de 2006), la barroca de Nuestra Señora del Socorro (1650-1736). Es basílica menor: solo las romanas pueden ser mayores; en todo caso, lo son, mayores y menores, únicamente por privilegio papal, y tradicionalmente la primera misa basilical le corresponde al Papa o al nuncio (en el caso aspense, fue Manuel Monteiro de Castro).
Cabe imaginarse la alegría de aquel agosto de 2006. Y también la que ha de tocar este mismo mes, después de que la sombra pandémica no respetase ni avenidas ni basílicas. Y que cuando se lean estas líneas, en Aspe, con sus 21.088 habitantes en 2021, ya estarán entonando el ‘¡Miradla!’.