La historia no deja de tener su gracia y su punto muy llamativo, pero sería conveniente, antes de dejarnos llevar por lo anecdótico del encuentro vivido a finales del pasado mes de noviembre entre un pescador local y el protagonista de esta historia, no perder de vista que esta situación, como las vividas anteriormente con otros animales, no es más que un aviso, otro más, de la naturaleza sobre el daño que el cambio climático está haciendo en nuestro entorno.
Porque, se mire por donde se mire y teniendo en cuenta las muchas formas que hoy en día puede tener un pingüino de llegar a la costa mediterránea, que un animal de este tipo haya aparecido en la playa del Racó de l’Albir no es, ni mucho menos, algo que deba ser considerado normal.
Un bañista inesperado
Todo sucedió el pasado día 25 de noviembre. Era una mañana normal. Una más del caluroso otoño que la climatología ha regalado a la zona para regocijo de turistas y vecinos. La temperatura del mar Mediterráneo, en la bahía del Albir, seguía por encima de los veinte grados y en el Parc Natural de la Serra Gelada varios pescadores, desde la playa y desde otros puntos, trataban de pescar alguna lubina que, por esta época del año, es la captura estrella.
Con el mar convertido en una especie de bañera de agua tibia, lo visto ese día es, todavía, más extraño: un alca común, el pariente vivo más cercano al alca gigante, una especie de pingüino que se extinguió por completo a mediados del siglo XIX.
El animal quedó enganchado en el sedal de un pescador que, rápidamente, lo liberó y lo devolvió al mar
Encuentro rápido y fortuito
En concreto, el ejemplar llegó a la orilla de la playa, cuyas aguas forman parte del Parc Natural de la Serra Gelada. Fue ahí donde un pescador local, que prefiere mantener el anonimato, lo ‘pescó’ por accidente.
Tal y como él mismo explica, “estaba pescando y, de repente, noté un tirón fuerte en la caña. Al recoger el sedal, me di cuenta de que había enganchado al pingüino. Lo traje a la orilla para liberarlo y comprobar que no tenía ningún daño. De hecho, el anzuelo se le soltó solo. Después, lo volví a dejar en el mar y rápidamente se marchó nadando”.
Un vecino más
Lejos de asustarse o de buscar un lugar más tranquilo, el ave decidió quedarse unos días por la zona ya que, como explica el propio pescador, sólo 24 horas más tarde volvía a probar suerte con su caña, “porque estamos en la época de la lubina”, pero su sorpresa fue mayúscula cuando “me lo volví a encontrar muy cerca de la orilla alimentándose”.
Como explica el pescador alfasino, no sin cierto fastidio, “no pesqué nada. Es normal, cuando hay un depredador cerca, los peces suelen marcharse”. Aunque afirma que su nulo éxito pesquero es un precio a pagar con gusto por haber tenido la oportunidad de ver de cerca un animal tan exótico.
La presencia de estos animales es también un aviso sobre las consecuencias del cambio climático
Criaturas extrañas
Pero siendo este un encuentro realmente llamativo, el pescador, que es un gran conocedor de las aguas del Parc Natural de la Serra Gelada, afirma que el pingüino no es el animal más extraño que ha podido ver en este paraje.
“Hace un tiempo, buceando, me encontré con uno de esos raros ejemplares de especies abisales. No conozco el nombre de lo que vi, pero fue algo muy llamativo y raro. Tenía la forma de una suela de zapato, la textura de una medusa y una luz arcoíris que le iba recorriendo el cuerpo”.
De blanco y negro
El alca común es un ave que, en la edad adulta, alcanza una longitud de entre 38 y 43 centímetros con una envergadura alar de entre 60 y 69 centímetros. Comparte con el resto de especies de pingüinos sus característicos colores blancos en su parte inferior y los negros de la cabeza, el cuello, el dorso y las patas. Además, una delgada línea blanca se extiende desde los ojos hasta el final del pico.
Como curiosidad, cabe destacar que, durante la temporada no reproductiva, la garganta y la parte trasera de los ojos se vuelven blancas, y la línea blanca en la cara se vuelve menos visible.
Ver a esta ave en España es muy raro y sólo se da en las costas cantábricas
Muy rara en España
Se trata de una especie que, en Europa, se distribuye principalmente en las islas y costas rocosas que se encuentran entre Islandia y el noroeste de Francia llegando, esporádicamente, a la costa cantábrica española donde, apuntan los expertos, su presencia es rara.
Por ello, el avistamiento producido en l’Albir, aunque no es único en el Mediterráneo, es todavía más extraño.
Visitas poco frecuentes
La visita de este pingüino se produce sólo unos meses después de que la playa del Racó de l’Albir protagonizara las portadas y titulares de muchos medios de comunicación, cuando un jabalí saliera nadando por la orilla del arenal -probablemente tras caer al agua mientras se alimentaba en la propia Serra Gelada- y, en su carrera por huir, provocó una leve herida a una bañista que no pudo apartarse de su camino.
Además, en los últimos años las aguas del Parc Natural de la Serra Gelada ya han recibido la visita de diversas especies que, en circunstancias normales, no deberían formar parte de su ecosistema, como aquella foca que también fue objeto de un buen número de fotos.