Un equipo del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva (ICBiBe) de la Universitat de València demuestra cómo la instalación de cámaras en el interior de nidos de águila perdicera en el sur de la provincia de Castellón, destinadas a un estudio sobre la dieta de dicha especie, ha provocado efectos perjudiciales en las pocas parejas de águila perdicera que aún nidifican en la Comunidad Valenciana.
El águila perdicera ha sido recientemente recatalogada como especie en peligro de extinción en el Catálogo Valenciano de Especies de Fauna y Flora Amenazada debido a la fuerte regresión que ha experimentado en su población valenciana en las últimas décadas. Concretamente, la especie ha sufrido una regresión de casi un 50% en la provincia de Castellón desde finales de los años noventa del siglo pasado, ámbito donde se incluyen todos los territorios monitorizados en el proyecto. En el trabajo, los investigadores describen cómo la instalación de cámaras de vídeo-vigilancia por parte de Agentes Medioambientales de la Generalitat Valenciana ha provocado el fracaso reiterado en la reproducción de esta especie amenazada.
La Generalitat Valenciana, a través de la Dirección General de Medio Natural de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, inició en 2021 un proyecto consistente en la instalación de cámaras de video-vigilancia en nidos de águila perdicera.
Como resultado de la instalación de las cámaras para el estudio de la dieta de esta especie en el Parque Natural de la Serra d’Espadà (Castellón) –un proyecto de la Dirección General de Medio Natural de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica iniciado en 2021– y debido a las molestias causadas por la intervención en los nidos, tal y como apunta el estudio publicado esta misma semana, dos de las cuatro parejas de águila perdicera bajo video-vigilancia fracasaron en su reproducción en 2021 y seis de las ocho parejas monitorizadas en 2022 fracasaron también en sus intentos de cría.
Los peores parámetros reproductores en 23 años de estudio
Para la realización del estudio, los investigadores han utilizado una base de datos con información sobre la reproducción de la especie recopilada anualmente entre el año 2000 y el 2022. En el estudio científico, el investigador principal del mismo, Pascual López, profesor de la Facultad de Biología e investigador del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València, muestra cómo los parámetros reproductores de las parejas sometidas a video-vigilancia han sido los peores registrados de toda la serie temporal a lo largo de los veintitrés años de estudio. Además, las parejas que llegaron a criar, pese a la presencia de las cámaras a menos de un par de metros del nido, lo hicieron en fechas inusualmente tardías para lo que es habitual en la especie, mientras que otras directamente cambiaron sus lugares de cría a varios kilómetros de distancia del lugar donde tenían los nidos con las cámaras instaladas. El resto de parejas de la provincia que no estaban sometidas a video-vigilancia criaron con normalidad.
“La instalación de cámaras en fechas próximas a la fase de puesta de huevos, coincidiendo con la fase de apareamiento de los individuos, en su mayoría aves subadultas inexpertas, en combinación con la reiteración de visitas a los nidos una vez instaladas las cámaras para comprobar el correcto funcionamiento del sistema y corregir errores, particularmente durante el período de incubación y etapas tempranas de reproducción, así como la instalación de cámaras en un área sujeta a constante perturbación humana como es el Parque Natural de la Serra d’Espadà podrían explicar estos resultados”, explica Pascual López.