Este año 2023 que comenzamos es el del 150 aniversario de unos acontecimientos que fueron muy importantes para Orihuela, y para toda la Vega Baja en general. Por aquel entonces se generó una situación tan conflictiva en España que surgieron revoluciones por todas partes del territorio. Y una de ellas se salió tanto del tiesto que incluso acabaría propiciando que nuestra ciudad se convirtiera en un país propio… o algo parecido.
Esta historia puede parecer tan trágica como absurda, pero desde luego merece la pena ser contada. Lo cierto es que, si bien pasó hace ya siglo y medio, muchos de sus principales ingredientes probablemente no nos suenen muy ajenos a la realidad actual: Conflictos territoriales, personalismos políticos, polarización… y al final todo para volver a la casilla de salida.
Una república entre algodones
El 11 de febrero de 1783 fue proclamada la República Española. El rey Amadeo I acababa de abdicar y los diputados decidieron en Las Cortes Generales que nuestro país se volviera republicano por primera vez. Dicen los historiadores que algunos políticos monárquicos votaron a favor solo con el objetivo de generar mayor inestabilidad en España y así ganar tiempo para preparar el regreso de los Borbones.
Sea como fuere, la naciente República fue desde el principio un pozo sin fondo de conflictos. Para empezar ya venía arrastrando un grave problema anterior, como era la Tercera Guerra Carlista en algunas zonas de España. Y luego en otras se constituyeron juntas revolucionarias que pretendían aplicar cuanto antes algunas viejas reivindicaciones republicanas, como el reparto de tierras o la supresión del servicio militar, sin esperar a que el nuevo gobierno las legislara.
Dentro de este complicadísimo clima en julio estalló la llamada Revolución del Petróleo en Alcoy, por la cual multitud de trabajadores exigieron más derechos laborales. La situación se desmadró hasta el punto que el Ayuntamiento acabó en llamas y el alcalde fue asesinado.
La Batalla de Orihuela solo duró un día y tuvo 15 fallecidos
El Cantón de Cartagena
Los hechos sucedidos en Alcoy fueron el fuego que prendió la mecha a lo largo de España. Varios diputados se declararon en rebeldía contra el Gobierno y regresaron a sus provincias de origen con el fin de proclamar cantones independientes. Buscaban una especie de República Federal hecha a la fuerza.
El 12 de julio comenzó una insurrección en Cartagena contra las autoridades gubernamentales. Con el diputado Antonio Gálvez -más conocido como ‘Antonete’- a la cabeza tomaron el Ayuntamiento y proclamaron el Cantón Murciano (más habitualmente llamado Cantón de Cartagena).
En un primer momento los cantonalistas trataron de extender su territorio hacia el sur, pero fracasaron en su intento de tomar Almería. Dado que en Torrevieja también había triunfado la revolución, Antonete cambió su estrategia y ordenó avanzar hacia el norte.
Los cantonalistas volaron la puerta de una farmacia para saquear medicamentos
La batalla de Orihuela
Al principio los políticos locales oriolanos se mantuvieron fieles al Gobierno de la República, pero a la hora de la verdad la única resistencia que encontró el regimiento militar cantonalista cuando llegó a la ciudad, el 30 de agosto, fue una pequeña guarnición compuesta por once guardiaciviles y cuarenta carabineros capitaneada por Mariano Artés.
Estas escasas tropas gubernamentales se vieron además sorprendidas por dos flancos, dado que Antonete ordenó a un grupo de soldados que rodearan la ciudad y atacaran al mismo tiempo desde la carretera de Callosa. Tomaron la ciudad con suma facilidad, solo lamentando una baja mientras que el bando gubernamental sufrió catorce fallecidos.
La Revolución Cantonal duró seis meses
Represión y saqueo
Los cantonalistas enseguida se apresuraron a destituir el Ayuntamiento y remplazar la bandera de la República Española por la totalmente roja del Cantón de Cartagena. Algunas fuentes hablan incluso de ‘Cantón de Orihuela’.
Eso sí, este recién creado país no fue precisamente muy idílico para sus habitantes. Las tropas insurrectas saquearon las casas de muchos vecinos oriolanos para seguir financiando su causa cantonalista. Se dice que los soldados trataron también de entrar en una farmacia para recoger medicamentos, pero como el boticario atrancó la puerta de su negocio… Antonete mandó echarla abajo de un cañonazo.
Final… y vuelta al principio
La experiencia independentista murciana-oriolana acabó resultando bastante efímera. Los cantonalistas trataron de tomar Alicante en septiembre, pero esta vez fracasaron. Fue el principio de su fin.
Tras un intenso asedio militar que destrozó casi toda la ciudad, Cartagena fue recuperada en enero por el ejército republicano y su cantón pasó definitivamente a los libros de historia. Afortunadamente en Orihuela no fue necesario padecer mayor derramamiento de sangre ni destrucción, pues la Guardia Civil entró en la ciudad sin ninguna resistencia armada para restablecer el orden gubernamental.
Aunque la Revolución Cantonal acabara fracasando en toda España, contribuyó decisivamente a generar todavía más inestabilidad en el país. No en vano, la República tuvo hasta cinco presidentes del Gobierno distintos en menos de dos años. Todo ello para que finalmente acabaran regresando los Borbones al trono de España.