Entrevista> Ferrer Ferrán / Director de orquesta, pianista y compositor (València, 4-abril-1966)
Si València es conocida como una de las ciudades referentes del panorama musical es por figuras como Fernando Ferrer Martínez, más conocido como Ferrer Ferrán. Con un talento inagotable, extremadamente autoexigente y una capacidad incansable para trabajar, confiesa que no podría vivir sin música, “porque me paso todo el día pensando en ella”.
Excelente pianista, destaca asimismo por sus facetas como compositor y director de orquesta, sin olvidarnos de su pasión por las bandas de música. De hecho, dirige desde hace más de un lustro la Banda Sinfónica Ateneo Musical de Cullera, una de las principales de España y del mundo.
Ferrer Ferrán es un mago de la música, que compone para que el público sueñe y pueda desinhibirse con sus obras.
«El lenguaje de la música es el de los sentimientos, que cada uno percibe de una manera diferente»
¿Cómo son sus inicios?, ¿de dónde procede su pasión por la música?
Procedo de una familia de músicos y mis hermanos mayores, cuando éramos pequeños, también tocaban un instrumento. Por ejemplo, mi padre era trompetista en las verbenas de variedades del momento.
A los seis años pedí a los Reyes Magos un piano y me trajeron uno de juguete. Lloré porque lo quería grande. Mis padres hicieron un esfuerzo y me compraron un piano anticuario, de más de cien años, con las teclas de marfil. Empecé con mucha facilidad y a los ocho años me examiné de Primero y Segundo de Solfeo y Primero de Piano.
Dice que la música no se puede describir, sino únicamente sentir.
El lenguaje de la música es el de los sentimientos, que cada uno percibe de un modo diferente. Sin duda, el objetivo de la música y del intérprete es que sea capaz de transmitir estos sonidos y que el oyente, el público, se transforme y sea capaz de soñar por medio de sus propios sentimientos. Las notas musicales no sólo son do, re, mi, fa, sol, sino cómo se dicen y de qué manera.
¿Por eso una de sus grandes inspiraciones siempre fue Leonard Berstein?
Sí, porque hacía ver la música de otra manera. Berstein hablaba de la música como de otro factor, en el que dos más dos nunca son cuatro, pero al final de la interpretación siempre el resultado es cuatro.
Le llegué a conocer cuando yo era muy joven, en el Teatro Real de Madrid. Era una persona espectacular, con una gran envergadura y pasión por la música, aunque extremadamente humilde.
De joven uno de sus sueños era dirigir una orquesta en Alemania.
Realmente lo que quería era estudiar en Alemania, porque se decía que era la cuna de las orquestas, mientras en España apenas existían, no había tradición de la cuerda, sólo en las grandes capitales.
Fui al país germano a hacer algunos cursos, los fines de semana -también a Siena (Italia) o a los Países Bajos-, porque ya de joven me incorporé como profesor en el Conservatorio de València y eso limitaba mucho mi tiempo para poder viajar a estudiar.
«Un buen compositor es aquel que también sabe dirigir, y un buen director el que conoce de lleno el mundo de la composición»
Seguidamente se centra en las bandas de música…
Fue gracias al apoyo de mi maestro, el neerlandés Jef Penders, quien me avanzó siendo yo bien joven que con mi talento y mi imaginación podría cambiar el mundo de la banda.
Él es el que me instruyó que la banda puede ser como una orquesta sinfónica. A partir de ese momento me dedique más a componer para las bandas de música, con el objetivo que ocupen el lugar que merecen, el Auditorio.
La música debe hacer feliz, ¿a usted, al público o a ambos?
Para conseguir que mi música haga feliz al público, primero me debe hacer feliz a mí. Ése es el primer paso. La música es conseguir motivar al oyente a que sueñe, que es muy placentero, y a que se desinhiba en ese momento.
¿Hasta qué punto ser de una ciudad tan musical como València le ha condicionado, en positivo?
Al nacer en València me he aprovechado de la cantidad de instrumento banda que existe. He aprendido componiendo para nuestras bandas, a las que posteriormente hemos exportado fuera de nuestra geografía, porque antes, en el extranjero en general, no se trataba de bandas sinfónicas, sino de calle.
Cuando comencé a componer para las bandas no interpretaban música original para ellas, debido a que prácticamente no había. Lo que hacían era interpretar las transcripciones de obra para orquesta.
Fue precisamente mi profesor, el mencionado Penders, el que me remarcó que debía hacer música de esas obras -que se componen para orquesta- pero para banda. Elaboré entonces ‘La Passió de Crist’, que es la que me da la fama mundial.
«Nacer en un entorno tan musical como es València ha sido clave en mi formación»
Pianista, compositor, director de orquesta… ¿Cómo se define?
Me gusta decir que soy un mago de la música o que hago música para hacer feliz. En definitiva, soy músico.
¿Pero con qué faceta se siente más realizado?
Todo es complementario: el piano sirve para expresarse uno mismo, pero también lo utilizo para componer. Asimismo, componer me sirve para dirigir, y viceversa. Un buen compositor es aquel que también sabe dirigir y un buen director, el que conoce de lleno el mundo de la composición.
Al dirigir, sé cómo debo componer para que los músicos entiendan el mensaje y al hacer la función de director sé cómo ha pensado el compositor para que nosotros dirijamos y podamos sacar su música de la partitura.
¿Cuál es su método a la hora de componer, en qué se inspira?
Muchas veces funcionamos por encargo y te señalan la temática. Entonces estudio, investigo y hago mi propia historia sobre aquello que voy describir con la música. Sobre eso ya secciono musicalmente los parámetros que he hecho anteriormente.
También existen las composiciones libres, en las que debo buscar la temática, o simplemente es música pura en la cual la creatividad aquí es fruto de tu imaginación. Cuando es un encargo investigo e incluso voy al lugar para conseguir sensaciones que luego trasmito en la música, esas composiciones las subtitulo ‘Impresión Sinfónica’.
En todas ellas siempre está la técnica de la composición, basada en una temática en concreto, para que no sea un ‘collage’ y que todo esté unido. Se debe conseguir que el oyente empiece y acabe la obra escuchando lo mismo, pero de diferente manera.
«El premio Euterpe significó mucho porque era un reconocimiento a mi trayectoria en mi propia ciudad»
Premios ha recibido muchos, pero ¿el otorgado por la Generalitat Valenciana es especial?
El premio Euterpe Honorífico me fascinó, porque anteriormente me habían reconocido a lo largo de todo el planeta con numerosos galardones, incluyendo el ser Hijo Adoptivo de diferentes ciudades de España, pero nunca en València, mi ciudad.
No obstante, sí me siento profeta en mi tierra porque mi música se interpreta muchísimo en las bandas de València y siempre he sido mencionado. El Honorífico, además, es un premio Euterpe distinto porque se valora la trayectoria nacional e internacional. En mi caso fue en la Dirección y Composición. Fue sumamente emotivo y la verdad es que me encantó.
Háblenos de ‘El Brillo del Fénix’, obra surgida a raíz de la pandemia.
Quería aportar algo al mundo de las bandas sinfónicas y la mejor manera era mediante una obra grandiosa. Pensé en hacer algo para coro y banda y nació ‘El Brillo del Fénix’, inspirada en el coronavirus, en todos los momentos que pasamos desde que aparece el virus hasta la aleluya final, cuando había pasado todo y volvíamos a la normalidad.
Repito que se trata de una obra espectacular, grabada en Barcelona y ya disponible en las plataformas digitales. Es de las composiciones en las que el público ha llorado cuando la interpretamos.
Es muy emotiva porque se aprecia en ella cómo unas personas renacen y otras luego mueren. También se dan las ocho campanadas en referencia a cuando salíamos a aplaudir a los balcones a las ocho de la tarde y los músicos aplauden, tal y como hacíamos en aquel momento. En fin, detalles que hemos vivido y yo he plasmado en música.
‘El Brillo del Fénix’, que se puede descargar gratuitamente, fue su aportación personal a un momento tan delicado como la pandemia
¿Fue un regalo a todas las bandas?
Exactamente. No quería con esta obra ganar dinero, sino que era mi aportación personal a aquel momento tan delicado. Las partituras están disponibles en mi página web, ferrerferran.com, con descarga gratuita para que cada uno la interprete cuando quiera.
De igual modo, hice una versión facilitada para las bandas que disponen de menos plantilla, de menos dificultad, y también con la posibilidad de poderse interpretar con y sin coro. La idea era que estuviera al alcance de cualquier tipo de banda.
Sin duda las bandas musicales representan todo en su trayectoria, es su germen.
Si es verdad que cuando empiezo a componer todas las bandas interpretan mi música. Quizás lo tuve más fácil al ser el primero. Posteriormente han surgido otros compositores, muchos alumnos míos, que han estudiado mis partituras y han evolucionado a partir de ellas, todo un orgullo para mí, por supuesto.
Surgió en ese momento una tradición de composición musical para banda, que antes no existía. Por ejemplo, mis profesores en el Conservatorio, como es el caso de Rafael Talens, entre otros, que componían para banda, pero a través de orquestaciones de la canción popular valenciana.
Amando Blanquer, un pionero, es el que le da una evolución y empieza a innovar. Seguidamente, soy uno de los primeros que compone para banda de un modo más original y, al tener un excelente recibimiento, esto me motivó y continúo estándolo para seguir con esta labor.
Para 2023 y 2024 tiene infinidad de proyectos, algunos procedentes de Noruega e incluso Japón
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Para este 2023 no tengo apenas huecos y mi agenda comienza a estar apretada para 2024. Dispongo ya de un encargo para una composición en un concurso de bandas internacionales que se celebrará en Noruega. Otros compromisos que me llegan son de Japón y por supuesto de España.
Finalmente, ¿podría vivir sin música?
No. Si se acabara la música, también finalizaría mi vida. Quiero pensar que nací para la música, creo que tengo ese don y me paso todo el día pensando y hablando de ella.
Escucho, además, cualquier tipo de música, especialmente la que transmite algo: alegría, tristeza u otra sensación. Jazz o latina, por ejemplo, me fascinan. Toda la música bien escrita, sea del género que sea, me cautiva.