El sendero de los Chorradores, en la comarca de la Canal de Navarrés, ofrece a todos los visitantes un espectacular e idílico paisaje de montaña, todo ello adornado de hermosas flores, sorprendentes cascadas y manantiales de aguas cristalinas.
A lo largo de su recorrido, de unos tres kilómetros, se aprecia una enorme belleza, repleta de un exuberante bosque de arbustos aromáticos, esos que rodean el imponente río Grande y sus afluentes. Sin duda, se trata de un paraíso ideal para realizar senderismo y conocerlo en familia.
La mejor época para visitarlo es en primavera o verano, momento en que se aprecia mejor la magnitud de las cascadas.
Apto para todos
De igual modo, durante el periodo estival las aguas de los riachuelos, manantiales y cascadas es completamente nítida y está la posibilidad de bañarse para minimizar el calor propio de la zona. El agua, eso sí, está muy fría y se recomienda el uso de repelente de mosquitos y tener especial cuidado de los niños tanto en las cascadas como en los ríos.
La totalidad del recorrido -lineal- presenta buenas condiciones para caminar por su entorno, pues ha sido acondicionado para cualquier persona. Se han colocado, en este sentido, barandillas, puentes con protección y piedras bien ubicadas para facilitar el total acceso a las cascadas.
Una de las partes más imprescindibles son una serie de cuevas, de atractivo turístico, llenas de estalactitas y estalagmitas. Encontramos también mesas y bancos para descansar o poder degustar alguna merienda.
El recorrido, de unos tres kilómetros, es un paraíso de belleza perfecto para la práctica de senderismo
Primera parada
La primera parada del sendero de los Chorradores se produce en el inicio del mismo, cuando descendiendo entre dos paredes naturales comenzamos a adentrarnos en un lugar de cuento de hadas. Seguidamente, ya en la propia ruta tenemos que detenernos para contemplar semejante hermosura.
Frente a nosotros vemos agua corriendo por unas paredes de roca, llenas de raíces y enredaderas, formando cortinas de gran encanto. En esta primera pausa uno no para de tomar fotos y queda extasiado ante tanta preciosidad, ¡y todavía no hemos llegado a los Chorradores!
En verano es la mejor época para conocer el lugar, con la posibilidad de darse un baño para sofocar el calor
El Chorrador
Proseguimos la ruta y hallamos una abundante vegetación, que le confieren mucha sombra y frescura. Allí son habituales tipos de flores que nos deleitarán con su color y aroma: estamos en el punto central de los Chorradores.
Debemos entonces sortear un riachuelo, saltando preferiblemente sobre piedras semisumergidas. Al otro lado, una especie de pasarela nos conduce a un pequeño y tranquilo lago lleno de peces.
Damos la vuelta al Chorrador y seguimos caminando a orillas del riachuelo hasta encontrar otro pequeño espacio, menos profundo y lleno de libélulas. Es el Azud de la Basida Migas.
Es habitual que los visitantes se detengan para contemplar el paisaje y tomar numerosas fotografías
Final del recorrido
El camino sigue por un terreno prácticamente plano, junto al riachuelo. Tendremos cuidado pues está húmedo y resbala, cuando comenzamos a escuchar un gran ruido de agua que cae, es una nueva cascada.
Esquivamos algunas piedras, bajamos un poco por el sendero y alcanzamos a ver una impresionante cascada en medio de raíces y vegetación, creando un singular y brillante contraste. El escenario, de infinita excelencia, deja sin aliento al afortunado que lo contempla: es el punto final de los Chorradores de Navarrés.
Un poco más adelante podemos refrescarnos en una fuente de agua transparente denominada la Fuente de la Higuera. Es el momento de desandar camino y regresar felices a casa.
Resto de la comarca
La Canal de Navarrés, sin duda de gran belleza natural, brinda otras muchas opciones, todas ellas igualmente atractivas. Es el caso del Salto de Chella, una llamativa cascada que se puede apreciar desde un mirador.
Si se prefiere verla desde abajo, debemos recorrer un camino que pasa por varios molinos abandonados y lleva hasta la base de la cascada. Preferible calzado adecuado, porque se trata de un sendero no marcado y algo salvaje.
El río de Bolbaite es también una zona de agua muy bonita, con piscinas naturales de gran tamaño, siempre repletas de bañistas. Cuenta con un área recreativa con mesas, fuentes y aseos. Mientras, los Charcos de Quesa, a ocho kilómetros de la localidad, albergan igualmente piscinas naturales y un paraje con pequeñas cascadas.
Finalmente, Playamonte es una playa diferente en mitad del monte. A primera vista parece artificial, pero se trata de una laguna natural en torno a la que se ha adecuado una zona de arena y sombrillas. El lugar, de hecho, está declarado como playa de interior y la entrada tiene un coste simbólico que se emplea para su perfecta conservación.