Entrevista> Weiming Zhou (Alessandro) / Miembro de la asociación Bosi (Zheijan, China, 4-diciembre-1980)
La asociación Bosi representa a parte de la comunidad china establecida en Elche, con el principal objetivo de dar a conocer su cultura y compartirla con la nuestra, y con el deseo de adaptarse a unas tradiciones y costumbres muy distintas a las suyas. Se estima que en la actualidad habitan en Elche unos 6.000 chinos, algunos de ellos desde hace décadas.
Ahora esa cifra tiende más bien a la baja, ya que las expectativas de trabajo no son tan buenas. Además, la pandemia hizo que muchos de ellos regresaran a China, preocupados por la situación y por sus familiares. Por otro lado, lo que sí va en aumento es el turismo procedente de ese país.
‘Trabajo de chinos’
Debido a su reputación como trabajadores incansables, expresiones como ‘trabajo de chinos’ o ‘trabajar como un chino’ comenzó a utilizarse para describir cualquier trabajo que requiriera una gran cantidad de esfuerzo y dedicación.
Y es que a esfuerzo no les gana nadie, y prueba de ello es como avanzan en sus negocios muchos de ellos. Primero fueron los restaurantes chinos, después los bazares, peluquerías, y más recientemente hostelería. Muchos han conseguido levantar empresas importantes en Elche que les ha dado un alto nivel de vida.
Europeo de adopción
Después de vivir varios años en Italia, Weiming Zhou se instaló en Elche hace casi veinte años por motivos laborales, y aquí sigue desde entonces. En el colegio italiano decidieron cambiarle el nombre para facilitar su pronunciación, y desde entonces todos le llaman Alessandro.
Le trajeron a Europa siendo muy pequeño, pero sus padres querían que siguiera conectado a su cultura y, siendo joven, lo mandaron a estudiar a su país de origen durante varios años. Allí conoció a su mujer con quien sigue visitando China con frecuencia para transmitirle a sus hijos su cultura, igual que hicieron con él sus padres.
¿Todo era desconocido cuando visitaste por primera vez China?
Claro, todo era nuevo, e incluso no conocía a los pocos familiares que tenía, y me sentía un tanto desamparado y extraño. Al poco tiempo me adapté y empecé a sentir mis verdaderos orígenes. Incluso conocí a la que es hoy mi mujer y con quien he formado mi familia.
«Mucha gente nos miraba mal con la llegada de la covid»
¿Cuál es el objetivo de la asociación Bossi?
La comunicación con los miembros de nuestra comunidad, servirles de apoyo, y sobre todo difundir nuestras costumbres y tradiciones para que se nos conozca mejor.
Recientemente celebramos un festival con un desfile con dragones, talleres de gastronomía y culturales, que se prepararon para celebrar en el Paseo de la Estación el Año Nuevo del conejo.
¿Os sentisteis intimidados como consecuencia de la llegada de la covid?
La verdad es que se vivieron situaciones difíciles, sobre todo al principio, fruto del desconcierto y el desconocimiento, cuando las noticias variaban de un día para otro.
Mucha gente nos miraba mal como culpándonos de lo ocurrido, o nos hacían muchas preguntas, o tenían miedo a acercarse a nosotros por si les contagiábamos. También trajo consecuencias económicas en nuestros negocios. Esto unido a lo que estaba ocurriendo en nuestro país provocó muchas situaciones de miedo e impotencia.
Nosotros como asociación estuvimos repartiendo en hospitales y entre nuestros vecinos material sanitario en el momento más crítico, cuando no había ni mascarillas.
Tenéis fama de muy trabajadores
Es cierto que en general somos muy trabajadores, eso es algo que va con nuestra cultura. Nosotros el tema del trabajo lo vemos de forma diferente. Para la cultura china la familia es muy importante, y todo viene desde ahí.
Cuando los padres trabajan, y especialmente si tienen algún tipo de negocio, los niños siempre están al lado de ellos y les ayudan. Al principio como si fuera un juego, y crecemos ya acostumbrados al trabajo. Es muy habitual, por ejemplo, ver un pequeño negocio que al poco tiempo amplían y lo hacen crecer, con mucho esfuerzo y trabajo de toda la familia.
«Somos muy trabajadores, eso es algo que va con nuestra cultura»
Ya casi no se encuentran los típicos restaurantes chinos. ¿Eso significa una evolución en vuestro terreno laboral?
Al principio la gastronomía fue el principal motivo de negocio, y los restaurantes chinos vivieron una época de muchísimo éxito. Era una cocina totalmente novedosa para vosotros, con sabores e ingredientes diferentes; además con un precio muy asequible y era algo que sabíamos hacer bien.
Después llegaron los bazares con todo tipo de artículos económicos y que supuso una oportunidad por la diferencia de precios; en su mayoría se importaban de China. Hoy por hoy también se ha avanzado en la creación de empresas de todo tipo. Yo concretamente me dedico al comercio de artículos de piel.
Nuestra cocina es totalmente diferente a la vuestra. ¿Qué os parece nuestra gastronomía?
En general, aunque al principio cuesta, hay muchas cosas que no son tan distintas. El arroz, por ejemplo, para nosotros es nuestro principal alimento, y aunque lo comemos de forma diferente ya que nosotros lo hacemos más cocido, aquí también se come mucho arroz.
Igualmente ocurre con las verduras o el pescado, que son también principales productos en nuestra alimentación. Lo que nos cuesta consumir son los embutidos.
Nuestro horario de comida también es diferente. Aquí se come y se cena muy tarde. Nosotros a las siete de la tarde ya estamos cenando. Ese horario, unido a la ausencia de grasas en nuestra forma de cocinar, creo que hace también que en general estemos delgados.