Sueca, localidad cercana a la costa, esconde un secreto: un museo dedicado al chocolate que bien merece una visita. Porque, ¿a quién no le gusta este dulce en cualquiera de sus variantes? Ven y descubre su magia, la del cacao más delicioso.
Fundado el 25 de abril de 2002, este peculiar museo es producto del gran esfuerzo de una familia dedicada en exclusiva a la elaboración de este producto desde el siglo XIX. Fueron Pedro Melero y Encarna Comes, de hecho, los que tuvieron el acierto de conservar el enorme legado de maquinaria y utensilios que habían empleado sus antepasados durante la producción de chocolate.
Con el tiempo decidieron dar a conocer toda su historia en este singular edificio. Pero unos años antes, en 1966, el matrimonio ya había adquirido una casa en la calle Sant Josep destinada a vivienda familiar y obrador de chocolates. Seguidamente, en 1995, compraron un nuevo local, anexo al anterior, con la idea de ampliar el pequeño taller.
En 2000 se levantó en el mismo lugar una nueva construcción, enfocada a albergar la pequeña empresa familiar: fábrica, obrador, almacén, pequeña tienda de regalos y, por supuesto, museo.
Cómo es
El museo consta de una planta baja en la que se proyectan videos documentales de cómo se elabora el chocolate, además del conjunto de maquinarias necesarias para su proceso, comenzando por el metate y la emulsionadora, sin olvidarnos de otros como el tostador, la descascarilladora…
Ya en el piso superior se observa una enorme colección de utensilios, muchos de ellos recogidos por el matrimonio por diferentes puntos de España, véase chocolateras, molinillos, mancerinas, bárcenas y celemines -que se utilizaban como medidas-, pesos o balanzas, además de numerosos libros sobre la historia del chocolate, usos y costumbres pasadas.
En esta primera planta también sobresale una maqueta de una falla dedicada a este fascinante mundo, cromos, carteles, cajas metálicas y reclamos publicitarios.
El propio edificio se compone, junto al museo, de fábrica, obrador, almacén y tienda de regalos
Obrador y cata
El obrador, también en el primer nivel, permite apreciar la tradicional forma de preparar este manjar de dioses. ‘Josefina’ es como denominan a la amasadora-emulsionadora, presente en esta zona, junto a la tableteadora, la cámara de enfriamiento rápido (para desmoldar las tabletas), el molino de cacao y la envasadora de polvo.
Para finalizar la visita, en la que se puede aprender muchos aspectos del fascinante mundo del cacao, nada mejor que realizar una cata personalizada, con la oportunidad de probar una gran variedad de productos mientras un experto nos asesora sobre la forma de comerlo, el método de elaboración empleado y sus principales características.
Durante la visita se conocen nuevos aspectos de este fascinante mundo y se finaliza con una cata de productos
Chocolateros desde 1870
La familia Comes se dedica a la elaboración de chocolate desde 1870, aunque ya antes confeccionaban este producto a nivel artesanal, como era costumbre en la época. Como ejemplo, Pedro Comes Chulia, nacido en Torrent en 1858, consta en su partida de nacimiento como chocolatero, siendo ya descendiente de una familia dedicada a este sector desde mucho antes.
Se casó con Luisa Andreu y tuvo ocho hijos, siendo Bernardo Comes Andreu el que más nos interesa en este relato. El joven se trasladó con su pequeño obrador a Sueca y junto a su esposa María crea la primera fábrica de chocolates en la capital de la Ribera Baja, en un primer momento en la calle Pou.
Se puede observar también toda la maquinaria necesaria para la elaboración de este manjar de dioses
Venta por racionamiento
En aquella época no se podía vender el chocolate como hoy en día, sino que se debía realizar por racionamiento y casi con exclusividad para los militares.
Tiempo más tarde, en 1966, el obrador se desplazó a la calle Sant Josep, donde perdura actualmente. Bernardo y María tuvieron una hija, Encarna, que siguió con la tradición familiar, potenciada después de su matrimonio con Pedro Melero.
Entre ambos desarrollaron una nueva forma de comercializar los productos derivados del cacao, exhibiéndolos en diferentes ferias y eventos. Su éxito derivó, ya con la llegada del nuevo siglo, en la apertura del Museo de Chocolate.
La nueva generación
En 2008, con ambos jubilados, son sus hijos los que se hacen con las riendas de la fábrica-museo, dándole entonces un nuevo impulso. Se modernizan las estructuras, se amplía el número de ferias en las que participan y desarrollan un circuito de más de 150 eventos anuales, a nivel nacional e internacional.
Se realizan asimismo catas y talleres tanto en el propio museo como en ferias especializadas en el sector del chocolate. Todo ello ha hecho que en la actualidad el Museo del Chocolate sea el más visitado de Sueca, con más de 15.000 personas que lo conocen al año.