Entrevista > Fernando Trotonda / Pirotécnico al cargo del Castell de l’Olla 2023
El sábado más cercano a San Lorenzo, que este año es el día 12 de agosto, el Castell de l’Olla de Altea volverá, fiel a su cita, a iluminar la noche del Mediterráneo desde el paraje natural al que da nombre la isla de la Olla y que desde hace casi cuatro décadas alberga un espectáculo pirotécnico único en todo el Mediterráneo.
Una vez más serán 1.500 los kilos de pólvora que vuelen literalmente por los aires para llenar el cielo de color y, con su reflejo sobre las aguas del mar, ofrecer una experiencia visual y sonora sin parangón a la que acuden en masa, cada mes de agosto, decenas de miles de personas para gozar de una de las experiencias hedonistas más intensas del verano.
Relevo a los mandos
Este año, y después de seis disparos (ocho años debido a los dos de parón ‘pandémico’), el maestro Ricardo Caballer no estará al cargo del diseño de un castillo que supo llevar a cotas jamás antes alcanzadas. Para tomar su relevo, la Cofradía del Castell de l’Olla realizó un largo proceso de selección, al que se presentaron las mejores firmas del sector de la pólvora, eligiendo finalmente a Vulcano por, entre otras cosas, su compromiso con los elevados criterios de respeto medioambiental del que hacen gala los responsables del espectáculo alteano.
El 12 de agosto Fernando Trotonda, que ya fue el responsable de accionar los mandos en la etapa de Caballer, volverá a ponerse al frente del mayor espectáculo pirotécnico del Mediterráneo. Y como reconoce en esta entrevista, volverá a tener los nervios a flor de piel.
«Después del legado que ha dejado Ricardo Caballer, hay que estar a la altura y hacer un diseño novedoso y exclusivo»
Después de seis años históricos bajo la dirección del maestro Ricardo Caballer el Castell de l’Olla inicia una nueva etapa, y para ello ha elegido a la pirotecnia Vulcano como encargada del espectáculo. ¿Cómo se siente ante tamaño reto?
Hacer un evento de esta magnitud, y más en el caso del Castell de l’Olla, que es un referente a nivel nacional e internacional, nos hace tener un sentimiento de agradecimiento a la Cofradía porque, evidentemente, tienen una experiencia muy amplia y hemos pasado un proceso de selección, un filtro, bastante grande.
Llegar a ser seleccionados por parte de ellos, es todo un orgullo.
Ahora, el reto es preparar un espectáculo a la altura del Castell de l’Olla.
Después del legado que ha dejado Ricardo Caballer, evidentemente hay que estar a la altura y hacer un diseño novedoso y exclusivo. Todavía está todo en fase de diseño, pero se proyecta un espectáculo grande que estará a la altura de los años anteriores.
¿Cómo es el proceso de diseño?
El diseñador está plenamente metido en ello. Es un proceso largo porque el Castell de l’Olla tiene unos condicionantes muy diferentes a uno tradicional. El emplazamiento que tiene, que es íntegramente dentro del agua, hace que no puedas plantear ese trabajo como un castillo al uso, que puedes tenerlo diseñado en dos días. Esto comporta mucha más dedicación.
El proceso de diseño está prácticamente terminado y de ahí pasará al proceso de fabricación para que se monte toda la mecánica.
«Los pavos reales son una condición indispensable. Es lo que a ellos les marca como espectáculo»
Y lo que no puede faltar bajo ningún concepto son los ‘pavos reales’, la gran marca de la casa.
¡Hombre! Esa es una condición indispensable. Es lo que a ellos les marca como espectáculo.
Hay que decir que no es la primera vez que usted va a disparar el Castell porque ya ha sido el encargado de hacerlo durante las seis ediciones bajo la batuta de Ricardo Caballer. ¿Cómo vive las horas inmediatamente anteriores al disparo?
Los pirotécnicos tenemos los nervios a flor de piel en el momento del disparo, pero el Castell de l’Olla, como ya he dicho, tiene unos condicionantes especiales. El hecho de disparar con un sistema de radio, sin poder meterte en la zona de fuego si hay algún problema… eso hace que estés todavía más nervioso.
Si nos volvemos a centrar en el diseño, el hecho de que se trate de un castillo acuático, ¿implica una mayor dificultad?
Sí. Tienes que cubrir un espacio. En este caso, sólo tienes cinco posiciones y tienes que llenar un frontal de 500 a 600 metros. Las plataformas miden lo que miden. Las dimensiones son pequeñas y cubrir 600 metros de cielo para que todo el público pueda disfrutar del espectáculo comporta que tienes que tener un montaje muy diferente al que puede ser habitual.
«Disparar con un sistema de radio, sin poder meterte en la zona de fuego …eso hace que estés todavía más nervioso»
A diferencia de un castillo terrestre, los fuegos del Castell de l’Olla, al explotar, se reflejan en el agua. ¿Eso es algo que se tiene presente a la hora de diseñar?
En muchas fases del espectáculo se combinan las partes acuáticas con las aéreas. No sólo con los pavos reales. De esta forma, se crea un ambiente que enfatiza el estar disparando en el agua.
En el mundo de la pólvora, ¿también hay modas?
Más que modas, hablamos de diseños creados por un diseñador concreto. Eso es lo que marca las diferencias de un año a otro. Combinando colores distintos y haciendo estructuras distintas del espectáculo.
Por lo tanto, la llegada de Vulcano significará un sello distinto este año respecto a lo que ofrecía Ricasa.
No es lo mismo una camiseta, aunque sea la misma, que la diseñe un modista u otro. Realmente, lo que se plasma sobre la tela es lo que te hace decir si la ha hecho o no la misma persona. Ahí es donde se puede ver el cambio. El sello de Vulcano.
«En muchas fases del espectáculo se combinan las partes acuáticas con las aéreas para crear un ambiente que enfatiza el estar disparando en el agua»
¿Dónde va a ser más evidente ese sello?
Hay cosas que no se pueden decir…
Es precisamente lo que le estoy pidiendo, que me las cuente.
(Ríe) Va a ser algo muy estético e innovador. Muy hecho con los sistemas pirodigitales que hoy en día trabajamos y que te permiten hacer creaciones digitalizadas. Hay novedades, pero vamos a esperar a mostrarlas el día 12 de agosto.
José Pérez Gorgoll, presidente de la Cofradía del Castell de l’Olla, subrayó que uno de los motivos por los que se decidió apostar por Vulcano fueron sus propuestas de respeto medioambiental. ¿Qué han propuesto?
Estando en el emplazamiento que estamos, tenemos que cubrir una serie de normativas. Sabemos que vamos a generar una serie de residuos, pero intentamos que el impacto sea el menor posible en el entorno y el medio ambiente. Ahí proponemos el uso de cartón biodegradable o plásticos que se puedan recoger posteriormente.
Disponemos de la ISO 14001, que creo que es uno de los filtros que ha considerado la Cofradía.
«El Castell de l’Olla es muy sostenible. Usamos lo último que hay en términos de respeto medioambiental»
¿Se puede decir que el Castell de l’Olla es sostenible?
Es muy sostenible. Usamos lo último que hay en este ámbito.
Quiero volver a hablar del cambio de pirotecnia. Vulcano, con más de 30 años de experiencia, es una de las pocas empresas del sector que tiene la capacidad real de hacerse cargo de un espectáculo del nivel del Castell de l’Olla.
Cuando eligen una empresa de este calibre es porque tenemos un currículum grande. En la zona de costa estaba Ricardo Caballer cubriendo todos los espectáculos grandes, pero Vulcano ha hecho espectáculos a nivel nacional e internacional de mucha relevancia.
Lo que es imposible es que hayan disparado castillos parecidos al del Castell de l’Olla.
Claro. El Castell de l’Olla es el único de sus características que se hace, no sólo en España, sino en el Mediterráneo. Hay otros eventos similares, pero ninguno de este calibre.
«Este espectáculo es el único de sus características que se hace, no sólo en España, sino en el Mediterráneo»
Más allá de si son acuáticos o no, ¿podríamos decir que el Castell de l’Olla juega en las grandes ligas de la pólvora?
A nivel mundial se hacen muchos y muy buenos espectáculos; pero es cierto que por la idiosincrasia que tiene, es un espectáculo de referencia. Si no a nivel mundial, sí nacional e internacional.
El año pasado, nada más terminar el disparo, Ricardo Caballer hizo un llamamiento a que las jóvenes generaciones se tomaran esto en serio y cogieran el relevo en la organización de este tipo de eventos. ¿Nota que eso se esté produciendo?
Tenemos un problema porque, aunque haya ganas, siempre hay algo que tira para atrás y es todo lo relacionado con la burocracia. Cada vez hay menos compromiso por parte de esas nuevas generaciones.
¿Cómo lo podemos resolver?
Necesitamos un buen entendimiento entre el mundo de la pirotecnia y la Administración. Se nos ha encasillado en que podemos conllevar problemas, por ejemplo, de incendios. Pero no hay antecedentes de que la pirotecnia controlada los haya causado.
Quizás un gran ejemplo de ello sea, precisamente, la Cofradía del Castell de l’Olla que, tras casi cuarenta años disparando, cada vez pone más empeño en la seguridad y en la sostenibilidad.
La pirotecnia pone todas las medidas para que un espectáculo de estas características cumpla todos los requisitos, pero también sé que por parte de la Cofradía sucede lo mismo.
El último año, la primera tras dos años de parón pandémico y sin Barranquí, fue una edición muy especial. ¡Qué mal lo debieron pasar ustedes en aquella tarde marcada por un auténtico vendaval!
Sí, lo pasamos mal. Sin embargo, al final, teníamos el convencimiento de que fue la mejor noche en 35 años de disparos del Castell.
Eso mismo dijo Ricardo Caballer nada más terminar.
Lo típico es tener bochorno y humedad, que hace que el humo se encasille y que pierdan fuerza los colores; pero el año pasado fue espectacular. Tuvimos las condiciones idóneas: poca humedad y viento flojo del oeste, que se lleva el humo al agua y da visión al público.