Si se pidiera resumir en una sola palabra el ciclo festero a la Virgen del Loreto (del Oreto en muchas guías, y tiene un porqué) desde l’Alcúdia (Ribera Alta), esta no podría ser otra: danza. Los festejos, que orbitan el siete y el ocho de septiembre, suponen casi un muestrario de danzas populares del interior de la provincia de València, incluso de toda la Comunitat Valenciana.
‘Muixerangues’, la Carxofa, ‘pastorets’, ‘tornejants’. Hasta personajes bíblicos. Que previamente se celebre la bienal Muestra Internacional de Danza de Alcudia, en la que participan grupos de literalmente todo el mundo, la realidad es que no sorprende en absoluto. El secreto en este caso no es otro que una cuestión de edad, pura veteranía. Habremos de bucear en las raíces del Medievo.
Las primeras advocaciones
Toca conquista cristiana de la villa de l’Alcúdia. En 1238 Jaume I (1208-1276) cederá la acristianada alquería andalusí de la Al-kúdya (cerro, colina, collado, loma) a la saga familiar de los Montagut-Vilanova, futuros barones de l’Alcúdia. Con ellos, la localidad fue adoptando varias advocaciones: al apóstol San Andrés, la capilla del castillo en honor a María Inmaculada (Santa Maria del Castell)…
A l’Alcúdia le llega la carta puebla a partir el 17 de enero de 1252, y en 1390 otra devoción más: el altar mayor para Santa María de las Nieves. Y recala 1492, año del fin de la Reconquista, del primer viaje transoceánico de Cristóbal Colón (1451-1506) y del comienzo de la expansión del futuro Imperio Español o Monarquía Hispánica, desde el siglo XVI hasta el XX, con la pérdida de las colonias de ultramar.
El primer culto cristiano aquí fue a San Andrés
Otros nombres de Loreto
Es ese mismo año cuando la familia Montagut-Vilanova decide, el dos de mayo, construir una capilla en honor a la Verge Maria de l’Olito. Olito, Orito (como en la pedanía del mismo nombre del municipio alicantino de Monforte), Loreto u Oreto (como se la llega a ‘apellidar’ en l’Alcúdia); son algunos de los muchos bautismos que en España recibirá Nuestra Señora del Loreto. Ya se ha tratado el tema desde este periódico en otras ocasiones.
Resumamos el tema recordando que esta devoción cristiana mariana quedaba sembrada en el siglo XIII desde la localidad italiana de Loreto (tierra ‘lauretum’, poblada de laureles), adonde llegó la que se supone era la Santa Casa: un diez de diciembre, la otra fecha para honrar a la Virgen del Loreto, ya que el ocho de septiembre es el dedicado a la Natividad de María.
No hubo ‘muixerangues’ entre 1954 y 1982
La extensión de un culto
Fastos en honor a Nuestra Señora del Loreto se celebran también por estas fechas, y sin salirnos del ámbito de la Comunitat Valenciana, en las localidades castellonenses de Atzeneta del Maestrat, Begis, la Pobla d’Arenós, les Useres, Vistabella del Maestrat y Xèrica; en las alicantinas Biar, Santa Pola y Xàbia; y en la valenciana Venta del Moro. Se incrusta en el vivir de donde se celebre hasta el punto de abundar el nombre Loreto entre las mujeres.
En l’Alcúdia templó y agrupó unas fiestas que ya llevaban mucho más que décadas desarrollándose. Y con ellas, su gran elemento definidor, las danzas. Ya no iban a abandonar este municipio de 12.176 habitantes según censo de 2022, y 54 repobladores cristianos en 1252, cada uno con derecho a casa, setenta y dos ‘fanegas’ o fanegadas de tierras de regadío y dos de secano… y una gallina para la comida navideña.
Ball dels Dansadors puede tener origen íbero
Torres humanas verdiblancas
Esta especificidad histórica iba a lograr que aún hoy se conserven bastantes tradiciones, algunas arañadas desde la misma Edad Media, otras sobrevenidas o ingeniadas a lo largo del tiempo. Hay ‘muixerangues’, el origen de tantas y tantas torres humanas, como los ‘castells’ catalanes, que desde Algemesí, donde se generaron, llegaron a Tarragona como el Ball de Valencians (baile de valencianos). Aquí visten otros colores.
Si en las torres algemesinenses usan rayas azules, blancas y rojas; en las alcudianas toca rayas blancas y verdes. En realidad, la tradición de estas espectaculares figuras vivas, para cuyo origen se aventura la fecha de 1767 (el primer registro sobre ellas), sufrió un corte desde 1954 hasta 1982. Entonces volvieron ‘els negrets’ (‘los negritos’ llevan la cara tiznada, bajo tocado o gorra árabe). Fundamental resulta, eso sí, la música.
La banda tras los sones
La Associació Musical La Filharmònica Alcudiana nace el 30 de mayo de 1844. Hubo desmembración (1914) en las bandas Victòria, liberal, y Primitiva, conservadora. Se reagrupan en 1928. Acompañan al despliegue danzarín alcudià, por ejemplo, con los bailes para la chavalería (‘pastorets’ y ‘arquets’) o para jóvenes (como la ‘carxofa’, donde las chicas antes vestían de peregrinas a Santiago y ahora de gitanas).
Y hasta hay antiquísimas danzas guerreras, como en Silla en agosto. El Ball dels Dansadors arrancaba primeros pasos y sones en el siglo XVII, pero para los antropólogos resultan evidentes las huellas greco-latinas y hasta íberas. En sus bailes, van armados con palos y planchas metálicas. Y, como todos, distintivos a la Virgen del Loreto, que las danzas son para ella.