Entrevista > José Castellà Blanch / Senderista y poeta (Tortosa, 1-marzo-1947)
Muchos años ejerciendo como asesor, para empresas, para particulares, para autónomos, le han proporcionado a José Castellà Blanch un enfoque práctico, que traslada hasta las respuestas, prácticas y rápidas, pero en el fondo muy meditadas. Quizá lo ganó entre los meandros vitales: estudió en los colegios de Huérfanos Ferroviarios de Madrid y León, en la Escuela Social de València y, finalmente, en la Universidad de Alicante.
Aquí se quedó, echó raíces, prosperó, tuvo hijos (y ahora nietos) y, en estos momentos, se dedica a disfrutar de lo que llaman una “segunda juventud”. Se ha hecho camino, vaya, con el senderismo, pero también en lo literario, donde ha obtenido diversos galardones. Presenta ahora nuevo libro de poemas, ‘Mientras miento que vivo’, y desde él y a partir de él se expresa, siente y reflexiona.
Te conozco y sé de tu empuje en la vida, de tu actividad. Tanto antes de ‘reiniciarte’ con tu jubilación como ahora: senderismo, hablar y debatir con los amigos… Por eso me sorprende el nihilismo de un poema como ‘Luz’ cuando te describes “indeciso” y “camino a la nada”.
Si tenemos en cuenta que el pasado es irremediable, el futuro imprevisible y el presente ya es pasado, está claro que la vida es una forma de existencialismo o nihilismo (‘nihil’, nada). Esto no quiere decir que yo sea un conformista dejando que la vida pase: busco los momentos de disfrute, de aprovecharlos con familia, amigos, naturaleza, lecturas, escrituras…
Es posible que bastante de mi poesía parezca abocada al negacionismo, pero nada tiene que ver con mi vida y mi forma de vivirla. La vida es un regalo y hay que disfrutar este regalo al máximo.
«El pasado es irremediable y el futuro imprevisible»
La foto de portada, que por cierto es tuya, me ha sorprendido. Aseguran que las imágenes no suelen ser inocentes: se hacen o se escogen por algo. El árbol roto, pero con hojas, se ve tanto como un tronco hueco que florece como un arma apuntando.
El árbol de la portada del poemario, efectivamente, la tomé en una ruta de senderismo. Vi que era ideal como portada del libro. Es un árbol viejo, muerto, que trata de vivir con unas pocas hojas, pero el tronco está hueco, vacío, sin vida; engañan las pocas hojas verdes que asoman. Se miente que vive. Mientras asoman sus hojas, en mi poemario las hojas se sustituyen por versos.
Este es tu tercer poemario en solitario, tras ‘Donde la soledad alcanza’ (2019) y ‘Cuando el camino se acaba’ (2020). Los títulos ya son muy definitorios. Y el segundo, curiosamente, coincidió con el comienzo de una pandemia. ¿No sigue existiendo una cierta desazón ya en los títulos?
Últimamente se acostumbra a escribir novelas en trilogías. Vamos a suponer que yo he compuesto estos poemarios también en trilogía. Sinceramente, no he pensado que el título ‘Cuando el camino se acaba’ guardara relación con la pandemia, aunque sí es cierto que parece una premonición de lo que se avecinaba con el confinamiento.
Dicen que la cara es el espejo del alma. En este caso el título es el espejo de su interior, aunque no todo en su interior es desazón y negacionismo o existencialismo. Como dice Consuelo Jiménez de Cisneros en el prólogo de ‘Mientras me miento que vivo’, es un ejemplo de cómo transformar la vida en literatura.
«Es un ejemplo de cómo transformar la vida en literatura»
Me gusta ese detalle de comenzar cada poema con una cita poética (María Sanz, Gabriel Ferrater, Ben Clark, Anna Ajmátova, Ernesto Cardenal…).
Comenzar cada poema con otra cita poética de otros autores es consecuencia de lo mucho que me gusta la lectura, pues leyendo se aprende a escribir. Estas citas las considero un resumen o un punto de inspiración del poema que compongo.
‘Canción de musas’ (2021) es como una aventura muy especial, que leo que se inició como una antología en ‘crowfunding’, con Elena Martínez, Estela Reyes, Juan José Gutiérrez, Mar González y Ruth Amarilis.
‘Canción de musas’ fue una propuesta que me hizo una editorial. Me pareció buena idea y colaboré. Mi deseo en ese momento era darme a conocer. Sin embargo, no me gustaron ni el título ni la edición. Además, la promoción fue nefasta. No obstante, no me arrepiento de ello, fue un paso más para dar a conocer mis poemas.
«Últimamente se lee bastante poesía, especialmente entre la juventud»
Eres administrador del canal ‘Nadir, poetas ocultos’, ¿son tiempos para la lírica, para la literatura en general?
Bueno, fíjate que en el canal de Facebook ‘Nadir, poetas ocultos’ no solo tiene cabida la poesía, también se comentan libros, lecturas, se publican artículos, efemérides literarias, etc. Todo lo que tenga que ver con el mundo literario tiene su espacio en ‘Nadir’.
La crítica señala que el tuyo no es un libro de multitudes, sino para una “inmensa minoría”. ¿Pasaron los tiempos de leer poesía?
Es cierto que se lee poco, pero, aunque parezca lo contrario, últimamente se lee bastante poesía, especialmente entre la juventud. Lo difícil es hacerse un hueco en este mundo literario con tanta proliferación de autores, pero yo no ceso en mi empeño.