“¿Parques temáticos en la provincia de Alicante?”, preguntas. “Sí, claro, en Benidorm”, te contestan. Y la mítica, con su pespunte histórico, te lleva a Festilandia (el actual Sould Park Festilandia), fundado ya ni se sabe cuándo (te apuntan en 1977, año en que arranca el Benidorm Palace, pero el baúl de los recortes ni confirma ni desmiente), renovado en el 2002, y tras la pandemia con su aspecto actual.
También el desaparecido Europa Park, del que solo quedan la memoria y el disfrute en las décadas de los setenta y ochenta. Y naturalmente, el ramillete de parques modernos, donde ya montaremos. Ahora toca pensar en que la respuesta es injusta. Hay más. Bastantes más. Podemos recalar rápidamente, a ritmo de atracción, en los señalados como más importantes, pero antes sepamos adónde hemos de ir.
Cuestión de tamaño
En general, se confunde parque de atracciones con parque temático, pero es que las propias definiciones resultan ambiguas. El primero respondería a un recinto, cerrado o abierto, para actividades lúdicas, de divertimento, gracias a unas atracciones o entretenimientos. El segundo tematizaría: lo agruparía todo bajo una temática más o menos particular o general. Pero, en el fondo, todo parque de atracciones es temático, aunque el tema sea “lo de siempre”.
Obviamente, todo parque temático no deja de ser un parque de atracciones de mayor tamaño al habitual. Quizá ahí tengamos una clave: en el inconsciente colectivo, la expresión ‘parque de atracciones’ nos rememora a un tiovivo o carrusel, a ‘los caballitos’ de toda la vida, a los ‘autos de choque’ y alguna atracción más. Uno temático, salvo los navideños, que mentalmente asociamos a los anteriores, ya es harina de otro costal, y generalmente ‘fijo’.
El primero se abría en Dinamarca en 1583
Desde el Medievo
Atracciones feriales, ‘los caballitos’, prácticamente se registran desde la Edad Media (siglos V al XV), paralelos a los espectáculos teatrales itinerantes, los ‘cómicos de la legua’. Las ferias permitieron el tránsito del Antiguo Régimen a una Edad Moderna (siglos XV al XVIII o XIX) donde el comercio, motor de tecnologías y viajes, se impuso. De paso, las atracciones se tornaban más populares.
Que tiovivos y casetas lúdicas se independizaran y anclaran para crear sus propias ‘ferias’, el germen de los actuales parques temáticos, era cuestión de tiempo. No mucho: tocaba en el siglo XVI, en Europa. Fue en Copenhague, capital de Dinamarca, donde en 1583 se inauguraba el primero, Bakken (la ‘colina’), que por cierto aún está operativo (dos millones de visitantes al año, y no están permitidas las grandes cadenas dentro).
Walt Disney es el modelo que se desarrolla en la actualidad
Los primeros ejemplos
De hecho, la lista cronológica de los veteranos aún activos nos sigue dejando en Europa: el austriaco Prater, en Viena (1766), el que sale en la película ‘El tercer hombre’ (‘The Third Man’, 1949); el británico Blackgang Chine (1842), en la Isla de Wright; el también danés Tivoli Gardens (1843), en el centro de Copenhague en vez de a las afueras; el español Tibidabo, en Barcelona, que abría sus puertas el 29 de octubre de 1901.
Que los parques de atracciones a lo grande, temáticos, surgieran de ese sueño turístico del político Pedro Zaragoza (1922-2008), alcalde de Benidorm entre 1950 y 1966, no habrá de resultar extraño. Así, se sucedían los recintos de este tipo, como las aguas controladas en Aqualandia (1985), la fauna exótica y oceánica en Mundomar (1996), el viaje al Mediterráneo en Terra Mítica (2000) y el recorrido mundial zoológico en Terra Natura (2005), con su derivación Aqua Natura (2007).
Una rápida mirada nos devuelve sobre todo a la Marina Baixa
Con sello estadounidense
Realmente, estamos hablando de parques verdaderamente tematizados, siguiendo un modelo que sí procede de Estados Unidos, cuyo primer recinto de atracciones a lo grande fue Santa Claus Land, abierto en Indiana en 1935. Pero la tematización en sí, en el modelo actual, nacía el 17 de julio de 1955 al inaugurarse Disneylandia (el primer Disneyland, hoy Disneyland Park, en la californiana Anaheim), concebida por el productor y cineasta Walt Disney (1901-1966).
Según el antropólogo Conrad Phillip Kottak, citando a su colega Alexander Moore en ‘Antropología’ (1994), el parque se diseñó como si entraras en un recinto sagrado, proponiendo una inmersión en este desde el momento en que llegas por transporte público o aparcas tu automóvil. Hay “un dominio externo más secular”, y una “calle del mundo” nos introduce en el ‘reino mágico’. Obviamente, los benidormenses se adecúan más al modelo disneyano.
Por tierras propias
Pero hay más parques alicantinos. Usando varios buscadores, se repiten nombres: Aqualandia, Aqua Natura, Aquapark Ciudad Quesada (Rojales), Aquapark Flamingo (Torrevieja), Aquopolis (Torrevieja), DinoPark Algar (Callosa d’en Sarrià, cercano al paraje natural tematizado de las fuentes del Algar), Family Park (Calpe), Mundomar, Terra Mítica, Terra Natura, Tirolinas Go! (La Nucia), Pola Park (Santa Pola), Río Safari (carretera Elche-Santa Pola) y Safari Aitana (Penàguila).
Vienen sembrándose desde los setenta y ochenta, pero a partir de este siglo XXI se incrementa la tematización (el DinoPark, por ejemplo, abría fauces antediluvianas desde 2014 sobre un jardín botánico inaugurado en 2001). Eso sí, una rápida mirada nos devuelve sobre todo un panorama litoral. Y mucha Marina Baixa.