El municipio de Buñol, popular por la Tomatina (en agosto), nos sorprende con un interesante sendero, la llamada Ruta del Agua, en la que destaca el paso por la Charca de las Palomas -una poza cristalina, idónea para bañarse-; y la Cueva del Turche, un anfiteatro de rocas con una impresionante cascada de más de sesenta metros que acaba formando una preciosa piscina natural a sus pies.
Se trata, sin duda, de un bonito y recomendable paraje, un lugar único en el que podremos incluso adentrarnos más allá de la cascada. La ruta, además, está muy bien señalizada, iniciándose en el Parque Fluvial de la localidad, frente al Parque San Luis.
Este corto trayecto, de apenas dos kilómetros, resulta sumamente apto y accesible, con un único punto de pequeña dificultad, el tramo entre el mirador del Turche y el Charco Mañán, en el que toparemos con algún paso por la roca que hay que realizar con cuidado.
Comienzo
El primer tramo recorre parte del pueblo, por los restos de fábricas que en otra época dieron riqueza y poderío a Buñol, y un antiguo molino. También pasaremos junto a una antigua empresa de papel, hoy reconvertida en biblioteca, como una magnífica forma de conservar el patrimonio histórico-cultural.
Salimos de la localidad tras cruzar el río Tuéjar y proseguimos a través de terrenos de cultivos, el Camino del Hortelano. Inmediatamente después del puente, un desvío a la izquierda señala la Fuente del Ciprés, a la que podemos acercarnos con celeridad para beber antes de regresar a la vía original.
Un poco más adelante, un nuevo cruce: hacia la izquierda llegamos a la cercana Cueva del Turche, mientras por la izquierda, la que aconsejamos, visitamos primero la Charca de las Palomas.
Durante el recorrido cuenta con diferentes pozas donde poder refrescarse en los periodos de más calor
Primer baño
El entorno de la Charca de las Palomas es sencillamente espectacular, con un arroyo que forma pequeños saltos de agua y diminutas pozas entre las rocas. Para cruzar existe un precario puente que evita que tengas que mojarte en los meses de más frío.
Por el contrario, si visitas la zona en verano, es un excelente lugar para darte un rápido y refrescante baño.
Seguidamente andamos hasta un desvío a la derecha que nos acerca al Charco Mañán, que se divisa en el fondo del arroyo. Se puede incluso descender hasta la orilla.
La Cueva del Turche, que da nombre a toda la zona, se halla detrás de una cascada y solo se accede bañándose
El Turche
Conjunto geológico de gran belleza, el Turche se compone de cuevas, una laguna y una impresionante cascada. Es uno de los lugares más visitados de la comarca, gracias a una explanada en la que se han construido varias mesas de obra, bancos, una fuente y unas pequeñas gradas.
Junto a la laguna, al final del camino, se halla la Cueva del Turche, en un sitio idílico, de exuberante vegetación debido a la abundancia de agua, que llega a brotar de las propias paredes de la roca.
Solo si te bañas puedes acceder a la pequeña cueva, que da nombre a todo el lugar, pues se encuentra justo detrás de la cascada. Además, la mencionada área recreativa la convierten en un sitio ideal para disfrutar del descanso en plena naturaleza.
En la zona se han encontrado restos arqueológicos del Paleolítico Superior, Edad del Bronce y época romana
Mirador y Charco Mañán
Abandonamos el paraje y tomamos una estrecha vía que nos conduce al mirador del Turche, con magníficas vistas. Seguimos con precaución y nos adentramos aguas arriba por el cauce del río Juanes -que separa los términos de Buñol y Yátova- hasta llegar de nuevo a la Charca de las Palomas, a unos cuatrocientos metros.
Caminamos unos metros más y en un cruce continuamos recto para visitar el Charco Mañán, otra opción para zambullirnos, aunque la temperatura de sus aguas y su profundidad hace que sea un reto hasta para los más atrevidos.
A modo de anécdota, señalar que el Charco Mañán también es conocido como el Valle Feliz de los alboracheros. Sí es cierto que se sitúa en el término de Buñol, aunque sus pozas superiores ya son de Alborache, y por eso su particular denominación.
Volvemos acto seguido a la ruta y llegamos a lo que fue un corral. Giramos entonces a la izquierda y tenemos ante nosotros la Cueva de las Palomas.
De gran valor histórico
En esta cueva se encontraron restos arqueológicos de diferentes épocas, como Paleolítico Superior, Edad del Bronce o la era romana. De ahí su enorme valor histórico, en un entorno de singular belleza por su escarpado paisaje, pozas de agua y cascadas en periodos de lluvia.
El principal atractivo de la Cueva de las Palomas es precisamente una cascada de unos veinte metros de especial peculiaridad.