Este 2023 se han cumplido 150 años del nacimiento de José Martínez Ruiz, más conocido como Azorín, figura destacada de la Generación del 98 y uno de los principales escritores de la literatura española de todos los tiempos. Nacido en la vecina Monóvar, siempre tuvo una vinculación muy estrecha con nuestra población dado que su madre, María Luisa Ruiz, era natural de Petrer, y aquí pasó parte de su infancia.
Aunque el insigne autor vivió en Madrid la mayor parte de su vida, desde la lejanía de la capital solía volver en ocasiones la vista hacia aquellos escenarios que tantas veces pisó de niño y que el paso de los años no habían conseguido borrar. Siempre conservó muy vívidos esos vínculos de cariño, felicidad y nostalgia que le ligaban a la localidad natal de su madre, y que plasmó en muchas de sus obras, algunas de las cuales, ‘Antonio Azorín’ (1903) o el relato breve ‘El enfermo’ (1943), transcurren íntegramente en Petrer.
“El amado Petrel”
El ambiente que se respiraba en aquel tranquilo y sosegado pueblo en los postreros años del siglo XIX influyó decisivamente en su obra, ejerciendo un profundo influjo en el ánimo del creador de ‘Castilla’, que guardaba como un “recuerdo indeleble” aquel tiempo que pasó en “el amado Petrel” recorriendo sus “estrechas y blancas calles”, como él mismo las describió en alguna ocasión.
Pero primero de todo, pongamos el foco en la mujer que trajo al mundo al inolvidable poeta, novelista, ensayista, periodista y político que puso nombre a aquella generación de escritores y pensadores desencantados por la pérdida en 1898 de nuestras últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), que tanto se preocuparon por repensar el lugar que debía ocupar España en el contexto global del momento.
Azorín nació en Monóvar el 8 de junio de 1873 y falleció en Madrid el 2 de marzo de 1967
Familia acomodada
María Luisa Ruiz Maestre nació en Petrer en el seno de una familia acomodada el 7 de junio de 1845. Segunda hija de Amancio Ruiz Mira, natural de Monóvar, y de Josefa Maestre Rico, de Petrer, propietarios los dos de una gran cantidad de tierras y fincas urbanas en ambos pueblos, se convirtió en la heredera de la fortuna familiar tras el fallecimiento de su hermana al año de nacer.
En 1872, con veintisiete años de edad, contrajo matrimonio con el yeclano Isidro Martínez, abogado provincial y alcalde de Monóvar, con el que llegó a tener nueve hijos, siendo Azorín, nacido el 8 de junio de 1873, el mayor de ellos. Al casarse, cerraría su casa de Petrer y se trasladaría con su marido a Monóvar, donde, con el correr de los años, se convertiría en una distinguida hacendada gracias a la adquisición de más propiedades.
Como señala José Payá Bernabé en su trabajo ‘Algunos datos de la vinculación de Azorín con Petrer’, todo esto fue, en definitiva, lo que permitió al escritor y a sus hermanos vivir en el seno de una familia tradicional, católica, acomodada, conservadora y con gran afición por los libros.
La casa materna donde pasó parte de su infancia está en la calle Obispo Fray Andrés Balaguer
Regreso al hogar materno
Que la familia se marchara a vivir a tierras monoveras no supuso la ruptura total con sus raíces. Durante el verano tenían por costumbre trasladarse al domicilio de Petrer, donde el joven Azorín solía visitar también la finca familiar en Catí y las casas de sus tíos maternos, Miguel Amat y Ramón Maestre.
De su casa de Petrer, situada en el casco histórico, decía “que era muy bonita”. De ella recordaba “la sala en el piso principal de pavimento blanco con ramos azules” y unas alacenas que le llamaban poderosamente la atención.
Las obras ‘Antonio Azorín’ y ‘El enfermo’ transcurren íntegramente en Petrer
Espacios públicos
Muchas más fueron las citas con las que Azorín inmortalizó Petrer en sus escritos y muchos fueron los homenajes que le tributó aquel “pueblecillo limpio y claro”, en el que transcurrió parte de su infancia.
En 1951, en vida del autor, se le concedió una calle con su nombre. Agradecido, el anciano escritor respondió con una carta al entonces alcalde de la población, en la que decía guardar “un recuerdo indeleble de Petrel donde pasé días felices de mi infancia”. Más tarde, en los años sesenta, se inauguró el primer instituto con el que contó nuestra localidad y que lleva el nombre del escritor.
En diciembre de 1976, con motivo de la visita de los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía a nuestra ciudad para la inauguración del nuevo edificio del ayuntamiento, se colocó a espaldas del consistorio un busto, regalo de Monóvar, con la efigie del autor de la Generación del 98.
Hijo adoptivo de Petrer
También, en el pleno municipal de 2001, se acordó concederle el título de hijo adoptivo de la villa, el cuarto que se otorgaba en la historia de Petrer, en reconocimiento a su estrecha vinculación familiar y afectiva con nuestra localidad.
Por su parte, María Luisa Ruiz, fallecida en 1916 a los 71 años, también da nombre a una calle muy próxima a la de su hijo. Y por lo que respecta a la casa materna, aún sigue en pie y está situada en la plazuela que hoy se conoce como calle Obispo Fray Andrés Balaguer.