Un equipo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) y de la Universidad de Alicante (UA) ha realizado un estudio para examinar el impacto de las olas de calor en el bienestar de la dorada y la lubina.
Los resultados del estudio, publicado en la revista científica Aquaculture, aseguran que ha aumentado sistemáticamente la temperatura a lo largo de las últimas cuatro décadas en profundidad y en ubicación de las granjas, alcanzando picos de hasta 0,75ºC por décadas en algunas áreas, así como la frecuencia y duración de las olas de calor en los últimos años.
Estas últimas, se han vuelto tres veces más frecuentes, con duraciones casi un 50% más largas en promedio en comparación con los años ochenta. En 2022, tuvo lugar el momento más grave, cuando las desviaciones alcanzaron los 4,2 grados y se prolongaron durante todo el verano. Los umbrales térmicos para el bienestar de los peces superaron también la profundidad media donde se encuentran las granjas, aumentando en 4,3 m por década. Además, el inicio estacional de los umbrales térmicos se ha adelantado de 5 a 6 días por década.
El equipo experto está integrado por los investigadores del instituto de investigación Centro de Investigación Operativa (CIO) Xavier Barber y Laura Aixalà de la UMH, junto a los investigadores Javier Atalah, Sofia Ibañez y Pablo Sánchez, del Departamento Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la UA en el marco del Plan Complementario de I+D+I en Ciencias Marinas de la Comunidad Valenciana (GVA-ThinkInAzul), dentro de los fondos GVANext (Fondos Next Generation a la Comunitat Valenciana) del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
Según los investigadores, los métodos de acuicultura actuales tendrán que cambiar en el futuro. También, se deberá modificar la profundidad a la que habrá que ubicar las jaulas para asegurar buenas condiciones para el cultivo de dorada y lubina. Para ello, defienden la importancia de la innovación tecnológica, la investigación, las medidas regulatorias y la colaboración entre los distintos actores de la industria para desarrollar e implementar estrategias adaptativas efectivas.
Además, sostienen que es necesario identificar las zonas más adecuadas para la acuicultura teniendo en cuenta las condiciones actuales y futuras del cambio climático, así como cambiar a especies cultivadas más resistentes al calor y explorar nuevas estrategias de cultivo. También, recomiendan poner en marcha sistemas de monitorización en tiempo real y protocolos que mejoren la capacidad de respuesta y que ayuden a la planificación a corto y largo plazo, para poder prevenir y anticiparse a estos fenómenos