Entrevista > Antonio M. Mínguez / Miembro de Vega Baja Racing Team (San Miguel de Salinas, 15-agosto-1970)
El equipo de Vega Baja Racing Team, compuesto por Francisco J. Ferrández, Víctor M. Monera y Antonio M. Mínguez, ha finalizado con éxito su aventura por el desierto en la ‘Chatarras Raid 2024’. Comenzaron en Castellar de la Frontera (Cádiz) el sábado 16 de marzo y llegaron a Marrakech el 24, donde finalizaron esta aventura tras 3.000 kilómetros por el desierto, pero realmente hicieron 5.000 desde que partieron desde Cox.
Uno de sus componentes, Antonio M. Mínguez, ha hablado con nosotros y nos ha contado las mejores anécdotas de su viaje. También nos habla del gran proyecto solidario que preparan para este próximo año.
Cuéntanos, ¿cómo ha ido la carrera?
La carrera o experiencia ha sido simplemente brutal. Ha sido dura por momentos, pero enormemente gratificante, pues, más que competir, nuestro objetivo era solidario, y nuestra prioridad llevar todo el material posible para ayudar a las personas necesitadas.
¿Pudisteis dormir durante el trayecto?
En los dos primeros días solo pudimos dormir creo que un máximo de tres horas al día, el resto eran jornadas maratonianas de llegada al campamento sobre la seis o siete de la tarde, montar tienda de campaña, ducha, cena y estudiar la etapa del día siguiente. Al final nos dormíamos sobre las 12 o 1 a.m., y a las 6:30 arriba otra vez.
«Queremos organizar nuestro propio ‘Raid solidario’, saliendo desde la Vega Baja»
¿Habéis sufrido graves problemas técnicos con el coche?
Problemas como tal pocos, pues ya prevenimos y optamos por el Mercedes ML 270, que sabíamos que era muy fiable y así ha sido; salvo el descuelgue de uno de los cubrecárteres del coche, que subsanamos rápidamente metiéndome debajo y atornillándolo de nuevo.
Hubo también una pérdida de potencia en la cuarta etapa causada por la tormenta de arena y el polvo. Se nos colapsó el caudalímetro y filtro, pero al llegar al campamento (a 40 km/h), pudimos solucionarlo con los mecánicos. Y también perdimos la matrícula delantera con tanto bote, pero debió aparecer por medio del desierto porque el último día nos la devolvió la organización (risas).
¿Cómo era ese momento donde hacíais entrega de material solidario a los niños?
Realmente brutal. Íbamos muy cargados, creo que los que más, pues entre material escolar donado por el Ayuntamiento de Cox (llevábamos más de doscientos kilos), más las otras donaciones y lo que aportamos nosotros (ropa, balones, colores, gusanitos, bolsos, etc.), pudimos vivir momentos maravillosos viendo las caras de aquellos niños.
Muchas gracias a todos los que participaron con sus donativos y patrocinándonos. Gracias también a vosotros por el apoyo mediático. Sin cada uno de vosotros esta aventura solidaria jamás se hubiese podido realizar. Mil gracias.
«Nos quedamos con las caras de aquellos niños cuando repartíamos lo que llevábamos»
Lo que menos importa en estos eventos es la posición en la que habéis llegado, pero ¿cómo fue ese final?
Pues muy sorprendidos por llegar en la posición 32 de 222 participantes, después de todo el tiempo que perdimos repartiendo ilusión y sonrisas por todas las aldeas.
El cruzar la meta supuso un final de aventura apoteósico, una satisfacción personal indescriptible y mucha felicidad. Pero lo mejor fue que nos llevamos el premio al ‘Centollazo mental’.
¿Qué es eso?
Hubo una prueba donde cada participante tenía que ir durante dos etapas disfrazado, y nosotros decidimos disfrazarnos de vendedores de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), y montamos una muy gorda.
Imprimimos cupones numerados del premio del cuponazo del Chatarras Raid, y empezamos a vender en el campamento y por en medio del desierto a un euro el cupón, y la gente nos miraba raro (risas). Dijimos que sortearíamos un set de relax y cuidado personal, y el dinero recaudado (que fueron cuatrocientos euros) lo donamos al llegar a la Asociación Contra el Cáncer de Cox.
¿Con qué sensaciones os quedáis de esta aventura?
Es una sensación espectacular y al mismo tiempo agridulce, porque después de ver toda la pobreza y necesidad de todos los niños que hay allí, te dan ganas de traértelos a todos, y te queda una sensación de que podías haber hecho más por ellos… Si hubiésemos llevado diez veces lo que llevábamos, aún nos hubiese faltado.
Por lo demás, nos volvemos de esta aventura con una sensación realmente gratificante.
«Fuimos durante dos etapas disfrazados y nos dieron el premio al ‘Centollazo mental’»
¿Repetiréis el año que viene?
Pues el Chatarras Raid no creo que lo repitamos este año próximo. Se nos ha ido un poco la cabeza y, entre unos cuantos participantes, todos de la Vega Baja, nos hemos unido y estamos preparando algo muy especial, nuestro propio ‘Raid solidario’, para el que planeamos la salida posiblemente desde Torrevieja, Cox o Pilar de la Horadada (todavía estamos negociando con los ayuntamientos), y llegaríamos hasta Nador, Erfoud y Merzouga (Marruecos).
¿Supone mucho esfuerzo organizar un proyecto así?
Sí, pero merecerá la pena. Queremos hacer un formato similar, dejando comida en el banco de alimentos de la localidad de salida y llevar muchísimo material escolar y de ayuda a Marruecos, e incluso aportar el dinero necesario para montar allí un centro o aula de escolarización.
Ya os iremos contando, esperamos encontrar los patrocinadores y colaboradores que necesitamos, pero la ilusión que tenemos las cinco personas que nos estamos implicando es monumental.