Actor, showman, presentador, representante… Lo primero que queremos saber de Rafa Alarcón (València, 11-noviembre-1977) es cómo se define, porque estamos seguros de que apenas le queda tiempo libre. Sus inicios en la interpretación son bien curiosos, comenzando cuando estudiaba la carrera de Psicología, “que no acabé”.
Además, los que eran sus referentes teatrales acabaron siendo compañeros, como Carles Alberola o Chema Cardeña, “toda una fortuna, aprendiendo muchísimo”, pues nunca ha sido especialmente mitómano, “sino más de fijarme en los que hacían teatro en València”.
Este verano ha triunfado en el Talia con ‘Por los pelos’, cinco semanas de llenos diarios, “incluso con 36 grados en la calle”. Para Alarcón, esa obra “tocada por la mano de Dios, es una bomba”: arranca como un thriller, pero la segunda hora es un cluedo en el que participan los propios espectadores.
Rafa, ¿qué eres exactamente?
Me dedico al mundo del teatro y la actuación. Empecé en los escenarios, pero pronto me di cuenta de que había un hueco de cosas que no se hacían; por eso acabé siendo productor y distribuidor. Sin embargo, lo primero que soy es actor.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en la actuación?
Estando en un colegio de monjas, a mí ya me gustaba el teatro -sin haberme planteado nada- y en tercero de Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) hicimos una excursión a Madrid. Las opciones eran ver un musical o acudir a un partido de fútbol, que fue la mayor elección.
Yo, que no era del grupo de los ‘guais’, fui con todas las chicas y un par de ‘frikis’ a ver ‘Los Miserables’, de Víctor Hugo, que me encantó. Después, ya en el Curso de Orientación Universitaria (COU), la madre superiora, que era andaluza, me dijo: Rafaé, estamos pensando en hacer ‘Los Miserables’, ¿por qué no actúas?
¿Qué pasó entonces?
Empecé en ese grupo y me obsesioné, viendo todo lo que se representaba en mi ciudad y apuntándome a infinidad de cursos, al tiempo que estudiaba psicología, donde monté otra agrupación teatral.
Seguidamente me llamaron del grupo de teatro de la universidad, porque buscaban gente para hacer una obra. Hice un casting y me seleccionaron junto a cinco que estaban acabando arte dramático. La función, muy divertida, era un homenaje a Carles Pons y, a partir de ahí, me fueron surgiendo trabajos.
«Soy más actor de teatro; lo que me han ofrecido en televisión son personajes limitados, sin recorrido»
Aunque has participado en series importantes, ¿te quedas con el teatro?
Por supuesto, también porque lo que he hecho de televisión es mucho menor, con personajes limitados y sin demasiado recorrido. Lo que he trabajado en teatro es más profundo, porque cuando no me han ofrecido algo interesante he tenido la suerte de poder montármelo yo.
La marca más conocida de nuestra productora es ‘Comedy Plan’, en la que distribuimos monologuistas, mientras en la firma más de autor me junto con Jerónimo Cornelles, que es un enorme autor. Entre ambos hemos hecho cosas muy interesantes, que lamentablemente llegan a menos gente.
Pero siempre con ese espíritu canalla.
Sin duda, es muy yo, me siento muy a gusto, es mi seña de identidad. Me encanta conectar con el público, que viene a divertirse; cuando alguien entra en un teatro, aparte de vivir experiencias, desea desconectar de su vida, y comulgo mucho con eso.
Le ofrezco un viaje en el que se van a ‘olvidar’ de sus vidas, aunque al volver a la calle los problemas seguirán. Logramos que se evadan y si luego conseguimos que piensen un poco, mejor.
«Lo mejor de ser actor es que durante un rato desconectas de ti y compartes momentos especiales»
¿Cuáles son tus obras más relevantes?
He hecho mucha comedia, se me da bien, pero quisiera destacar ‘Desde el infierno’, realizada con Jero, un thriller en el que un abogado tiene que defender a un psicópata. Estaba estructurado desordenadamente -tipo ‘Memento’, de Christopher Nolan-; el público no sabía en qué momento estaba ni de qué estábamos hablando. Era como un ring de boxeo, sencillamente brillante.
También ‘Contratiempos’, de Chema Cardeña, sobre diversas parejas a las que les va pasando el tiempo. La obra eran cinco escenas, en la que hacíamos cinco personajes, y la estuvimos representando por toda España, con un elenco maravilloso.
Para ti, ¿qué es lo mejor de ser actor?
Que, durante un rato al día, cuando estás actuando, descansas de ti, de tu vida y compartes algo muy especial con la gente que te está viendo. En mi vida he tenido momentos muy duros, he seguido actuando y ese rato estaba en paz.
Próximos proyectos.
En breve iniciaremos la gira del musical infantil ‘Dinosaurios y princesas’, una ‘gamberrada’ divertidísima protagonizada por mi hijo Rafa, de doce años. Le acompañamos Marian Villaescusa, Pau Vercher -excelentes actores de musicales-, dos dinosaurios y yo mismo.