Entrevista > Isidro Gosálbez Ríos / Pintor (Villena, 21-julio-1958)
El pasado mes de agosto la Junta Central de Fiestas anunciaba la donación de un cuadro del pintor local Isidro Gosálbez, para la colección artística del Museo del Festero. No se trataba de un cuadro cualquiera, ya que fue un cuadro del tristemente fallecido Manolo Díaz.
Un símbolo de nuestras Fiestas de Moros y Cristianos, cuya esencia queda recogida en un lienzo que parece cobrar vida, donde una pose en escorzo, con la cara girada, no impide reconocer a primera vista la inolvidable figura del cabo de los Marruecos.
Hablamos con su autor para que nos cuente cómo fue el proceso de creación y la decisión de donar una obra sumamente especial para él, al colectivo festero, al tratarse de un amigo personal de la infancia, al que el cáncer nos arrebató muy pronto su arte único para desfilar.
¿Cómo surgió la idea de inmortalizar en un cuadro al cabo Manolo Díaz?
No piensas en inmortalizar a nadie, lo que pretendes es conseguir que la gente lo reconozca; el reto de realizar una figura conocida es complicado. Primero te tiene que emocionar lo que vas a hacer, después debes estudiar al personaje: agarrar su pose, su caída y plasmar su sello. Cada cuerpo es un mundo. Tan difícil es hacer un retrato como conseguir captar el lenguaje del cuerpo.
«Quería que al ver la obra se supiera que ese era Manolo»
El cuadro cuenta con un boceto previo de gran realismo.
Sí, el boceto está muy terminado, necesitaba no fallar en la pose de Manolo. Quería que toda persona al ver la obra supiera que ese era Manolo. El rostro es lo que menos me preocupaba, pues la cara está casi girada, pero la pose tenía que ser la suya, sí o sí. Ese era el reto.
¿Quién tiene ese cuadro?
El boceto se lo regalé a Manolo, imagínate la cara de sorpresa que puso. Él ya tenía esa maldita enfermedad que nos lo quitó, y cuando se lo di me dio un abrazo de esos que dicen ‘muchas gracias, me encanta’.
¿Qué técnica desarrollaste para crear este cuadro? ¿Por qué?
Es una técnica que estaba investigando entonces, se basa en la superposición de papel de seda pegados. Se conseguían unas transparencias muy interesantes.
«Ya tenía esa maldita enfermedad cuando le regalé el boceto y me dio un abrazo de esos que dicen muchas gracias»
¿Por qué decidiste donarlo a la Junta Central de Fiestas?
Porque es su sitio. Esa obra la he tenido colgada siempre en un sitio privilegiado en mi estudio, pero llevaba un tiempo pensando que era un poco egoísta tenerlo aquí en casa y disfrutarlo solo.
Hace dos años, hablando con el presidente de la Junta Central, le dije que estaba valorando la opción de cederlo, y me dijo que sería un lujo disponer de esa pieza en la colección de la Casa del Festero.
¿Fue una decisión difícil?
Muy difícil. Primero porque era mi amigo, segundo porque Manolo ya no estaba y tercero porque es una de esas obras que la tienes como parte tuya. Aunque tenía claro que el sitio de Manolo era estar en la fiesta y no en mi casa. Por eso, Manolo está donde tiene que estar.
Tras una larga trayectoria como pintor, ¿dirías que se puede vivir del arte en España actualmente?
Es muy complicado. Hacen falta muchos apoyos de los de arriba. Tanto en pintura como en música, escultura, escritores… Es difícil salir adelante, tienes que tener muy claro lo que quieres y sobre todo tener el apoyo incondicional de la persona que tienes al lado.
«Fue muy difícil, pero tenía claro que el sitio de Manolo era estar en la fiesta y no en mi casa»
Para quien no conozca tu obra, ¿cómo definirías tu pintura?
No me gusta encasillar mi pintura dentro de ningún estilo o movimiento. A mí, me interesa la figura, la gente, lo cotidiano. Cualquier cosa es interesante y motivo suficiente para plasmarla.
Te tiene que emocionar, esa emoción es la que luego sale de la obra y llega a la gente. Decidido el tema, busco diferentes técnicas para llevar a cabo la conclusión final.
¿Cuáles son tus referentes artísticos?
Durante tu vida siempre hay referentes, cada época tiene el suyo. Pero eso no quiere decir que te influya necesariamente en tu trabajo. Siempre ha habido referentes que te enseñan mucho, desde Dalí, Picasso, Velázquez o Goya, hasta últimamente Sorolla y la pintura del siglo XIX.
Tu estudio se encuentra en el corazón del casco histórico. ¿Resulta especial este lugar para ti?
Siempre he vivido en el Rabal, no concibo otra situación. De verdad, es un sitio encantador. Desde las administraciones se debería apoyar, incentivar y ofrecer a gente joven el apostar por venir a vivir aquí. Las posibilidades que ofrece el casco antiguo son únicas.