Entrevista > Javier Pastor Pina / Profesor de Matemáticas (San Vicente, 11-enero-1969)
Después de conocer a los otros hermanos Pastor Pina -Joaquín y Herminia-, es el turno de hacerlo con Javier, el mediano, mucho más que un simple profesor de mates. Catedrático en Ciencias Matemáticas en la especialidad de Estadística, ha ejercido la docencia durante los últimos treinta años y pertenece al IES María Blasco desde 2008.
“No he parado de crecer, conocer gente y disfrutar, tanto de mi alumnado como de mis clases”, reconoce. En este mismo sentido, su enorme compromiso con la educación -ha sido también jefe de estudios y director- le ha llevado a colaborar en la evaluación de los Programas Europeos Erasmus y en Scientix, consorcio de Ministerios de Educación de la Unión Europea (UE).
Orgulloso de su hermana
Sobresale de igual forma en la impartición de cursos relacionados con la función directiva y la coordinación de publicaciones vinculadas con la enseñanza y gestión de centros. “A mis alumnos les remarco que se olviden un rato del móvil, que no pasa nada”, expone, antes de lamentar que “dudo mucho que me hagan caso”.
Se siente especialmente orgulloso de su hermana, a quien pudo entregar -junto a Joaquín- un premio otorgado por nuestro municipio. “Sinceramente fue un momento precioso, inolvidable para nosotros. Se lo dedicamos a nuestra madre”.
¿Por qué matemáticas?
Me han apasionado desde siempre: me encantaba explicarlas a mis compañeros de instituto. Disfrutaba estudiándolas, algo que posiblemente me es intrínseco. De hecho, al acabar el Curso de Orientación Universitaria (COU) -actual segundo de Bachiller- por mi cabeza pasaron otras carreras, como arquitectura o económicas, pero me decanté por las matemáticas, porque realmente quería ser profesor de esa asignatura.
¿Admites que pueden ser aburridas?
¡Por supuesto! Pero ese es mi reto: intentar que a los alumnos les acaben gustando. ¡Yo divulgo las matemáticas allá donde voy, incluso en la compra! Desgraciadamente no son consideradas como cultura general y hasta hace poco incluso no eran bien vistas; muchos se defendían con aquella frase de ‘soy de letras’.
Sin embargo, las matemáticas están presentes en todos los ámbitos de la vida y me encanta que los alumnos las hagan propias, aunque comprendo perfectamente que a muchos otros les puedan disgustar.
«Pasaron por mi cabeza otras carreras, pero realmente siempre quise ser profesor de Matemáticas»
¿2015 fue un año importante?
Sí, porque me convertí en jefe de los servicios territoriales de educación, que es como el número dos de la provincia, tras el director territorial, Pablo Ortega, a quien agradezco la confianza. La recuerdo como una etapa preciosa, siendo el máximo responsable de temas de infraestructuras, académicas, convalidaciones de estudios, personales… Ese cargo ahora se ha dividido en tres.
¿Cuáles eran exactamente tus funciones?
De todo un poco: organizaba mesas de contratación, supervisaba licitaciones de infraestructuras educativas, tanto de nueva creación como renovaciones, y atendía el día a día de los compañeros docentes. Hicimos mucho hincapié en eliminar el amianto, un gran problema para la salud en los centros educativos.
«Las mates están en todos los ámbitos de la vida; mi reto es que los alumnos las hagan propias»
¿Cómo ha sido tu participación en los Programas Erasmus?
Muy buena, siempre supervisado por mi hermana Herminia, que es la que coordina y gestiona los programas. Han sido unas experiencias maravillosas, que hemos podido compartir con los alumnos: ver sus caras, los lazos que hemos creado, cómo han crecido; han visto otras culturas, porque han ido a casas particulares a vivir.
El Programa Erasmus es espectacular, de diez, que todos (alumnos y profesores) deberíamos realizar una vez al menos. ¡Ha sido una de las mejores cosas que nos ha pasado, porque te abre la mente! Gracias a la UE, que evalúa, subvenciona y participa.
Háblanos de la docencia actual.
Ampliarla hasta los dieciséis años ha homologado los conocimientos y se ha universalizado la enseñanza. Se ha adaptado a todos, y aunque ha bajado el nivel, lo quiero positivizar, también porque hemos alcanzado unas cotas más altas de alfabetización en la población española.
En nuestra época era obligatorio estudiar hasta octavo de Educación General Básica (EGB), y luego muchos se ponían a trabajar.
«Fue un momento inolvidable el premio que entregamos a mi hermana; se lo dedicamos a nuestra madre»
¿Se pueden comparar las épocas?
No, en absoluto. Ahora tienen infinidad de incentivos. A mis alumnos les digo que pongan los móviles en modo avión, como hago yo a la hora de corregir. No necesitamos tener interferencias y les remarco que “hagan el favor de desconectar un poco de los dispositivos móviles, ¡que no pasa nada!”.
¿Te hacen caso?
Dudo mucho que lo hagan, porque no se trata únicamente del WhatsApp. Están enganchadísimos al TikTok, tirándose horas y horas viendo vídeos de bailes y tonterías.
La ventaja que tenemos ahora es que puedes verlo todo cuando tú quieras, mediante las numerosas plataformas. Por eso les insisto que también pueden estudiar, que aprender es bonito y te ayudará en tu futuro.