Entrevista > Sara Navarro / Diseñadora de moda (Elda, 17-agosto-1957)
“Es muy complicado ser diseñadora de calzado”, nos advierte la polifacética Sara Navarro, que aparte de su propia marca, es una apasionada del arte, capaz de hacer numerosas locuras. En la actualidad está muy focalizada en las nuevas tendencias, las que brindan la inteligencia artificial (IA), porque apunta que “en el calzado se puede hacer de todo”.
Han sido infinitos los diseños que ha completado en su trayectoria, gustándole a la mismísima reina Letizia, “quien me decía lo cómodos que son”. Después sus dos hijas han llevado sus calzados y, anteriormente, las infantas Elena y Cristina; sin duda todo un honor.
¿Tus inicios en la moda proceden de los zapatos?
Realmente de tener una madre -Sara Sánchez- muy adelantada a su tiempo y aficionada a la moda. He tenido siempre su ejemplo, al ser una persona sumamente interesada en las tendencias, muy elegante y al tanto.
En muchas ocasiones he recalcado que la diseñadora debería haber sido ella, porque es una especie de Carolina Herrera. Por otro lado, tenía la tradición de la empresa de calzado, primero de mi abuelo y después de mi padre.
«Considero que la diseñadora debería haber sido mi madre, una especie de Carolina Herrera»
Parecía que tu destino estaba marcado.
No era seguro, pero sí probable, por un motivo: era una niña que apenas jugaba. Me pasaba el día pintando, ganando varios concursos en la época escolar. Había tres temáticas, ¡y algún dibujo que le hice a alguna compañera también venció!
¿En quién te fijabas entonces?
En nadie, siempre he pintado desde mi imaginación, igual que en los zapatos. Pensaba historias, imágenes, como si pasasen películas sobre mi cabeza, que después trasladaba a mis modelos. Era la única forma de crear, y no entendí otra para hacer las colecciones.
¿Decisiva en tu formación fue la etapa en Italia?
Estudiar tres veces en Italia me proporcionó la base fuerte del diseño, porque en la universidad no estudié dibujo, sino psicología, que me ha servido para mi profesión, al ofrecerme una mayor capacidad de comprensión en los equipos, el mercado, la sociedad…
«Más allá del diseño, el arte es mi gran pasión: compré mi primer cuadro con ¡diecisiete años!»
¿Es verdad que lanzaste tu primera línea con veintiún años?
El mérito fue de mi padre, Juan Navarro: la empresa familiar quería estrenar una segunda marca y me incitó, al comprobar que tenía mucho potencial creativo. Estuvo barajando muchas opciones de marca, aunque al final se decidió por mi propio nombre, facilitando también la continuidad.
Fue un gran empresario, y se dio cuenta de que en esos momentos la tónica europea era que las marcas llevaran el nombre del diseñador, como por ejemplo Christian Dior o Paco Rabanne. De igual modo me hacía más partícipe.
¿Tu estilo sofisticado gustó incluso a la reina?
A la reina Letizia le hice muchísimos zapatos, hasta que mi padre cerró la compañía. Siempre me remarcaba su bonito diseño, pero sobre todo la gran comodidad que ofrecían. Tiempo después lancé una línea de alpargatas y las emplearon asimismo sus hijas (Leonor y Sofía), desde bien pequeñas.
Hablemos de arte.
¡Esa es mi gran pasión! Entré a trabajar en la empresa familiar por dos motivos: por la tradición y la enorme atracción que sentía y siento por el arte y diseño. Me llevó a visitar numerosas galerías y exposiciones, desde bien joven, e incluso a comprar obras.
Recuerdo que mi primer cuadro lo compré ¡con diecisiete años! Sin duda, mi vida como diseñadora se ha solapado con la de amante del arte.
«Una de mis principales intenciones es orientar las marcas hacia la venta, para que tengan continuidad»
¿Has llegado a hacer locuras?
En casi todas mis adquisiciones, privándome de otras cosas, con la idea de disponer de mi propia colección de arte. Compraba a los artistas que me inspiraban o transmitían mensajes potentes, como sigo haciendo.
También he estado en los principales museos del mundo (Louvre, Hermitage, El Prado…), aunque para ver bien un lugar así requiere mucho más que una sola visita.
¿Qué es ‘El arte como inspiración’?
Mi exposición, que se mostró durante unos meses en el Museo de Bellas Artes Gravina (MUBAG) de Alicante, y que unía cuarenta años de coleccionismo con otros cuarenta en el mundo del calzado y el diseño. Lo quise titular ‘El arte como inspiración, las colecciones de Sara Navarro’.
Sin duda, vivir permanentemente en el ambiente de las galerías y los estudios de artistas me daba un concepto más pictórico de la moda, diferente, más creador.
¿En qué momento estás ahora?
En una muy buena etapa, con muchos deseos de hacer cosas. Mi intención es orientar las marcas hacia la venta, para que puedan continuar, pues carezco de herederos y mis hermanos no están en el negocio.
Tengo también en marcha un proyecto que relaciona el arte con el diseño, con ayuda de la IA, porque me interesa muchísimo la tecnología.