Entrevista > Juan Vicente Martín / Autor de ‘La barca abandonada y más cosas de nuestra mar’ (Altea, 1976)
El pasado mes de octubre la Sala de Patrones del Club Náutico de Altea acogió la presentación del libro ‘La barca abandonada y más cosas de nuestra mar’, una recopilación de cuentos marineros de Francesc Martínez i Martínez (Altea, 1866-1946) y Vicente Blasco Ibáñez (València, 1867-Mentón, Francia, 1928).
Este libro, editado por el Club Náutico de Altea, ha sido coordinado por Juan Vicente Martín, encargado tanto de la recopilación y selección de los cuentos como de la maquetación del mismo. Para ello, ha seleccionado y adaptado narraciones y descripciones marineras con las que ofrecer una visión global de la vida, pero también la muerte, de aquellos marineros que vivieron a principios del siglo XX.
‘La barca abandonada y más cosas de nuestra mar’ no es un libro de relatos originales, sino que es un compendio de escritos que ya existían. ¿Cómo lo explicamos?
Efectivamente, es un compendio de narraciones marineras que se publica desde el Centro de Cultura Náutica este verano, a propósito del club de lectura que tenemos, que nos está funcionando muy bien y ya tenemos más de cincuenta socios. Dentro del centro, que está adscrito al Club Náutico, hacemos jornadas gastronómicas, medioambientales, salimos en barco y explicamos cosas de la costa…
Este primer ciclo iba dedicado a cuentos de todos los mares, es decir, a narraciones cortas de diferentes autores. Así, tenemos un polaco, un japonés, un gallego, un italiano y necesitábamos también a un valenciano.
«Tenemos un club de lectura que nos está funcionando muy bien, y ya tenemos más de cincuenta socios»
Alguien que narrara el Mediterráneo.
Por supuesto, y a ser posible algo que culturalmente estuviera bastante alejado de los demás. Pero no encontrábamos nada que encajara en eso. Y fue cuando se me ocurrió esta idea para el libro. Es decir, coger de esa infinidad de relatos que existen en el mundo una selección de cien. El centenar que yo recomendaría.
¿Todos de temática marinera?
Todos son de una calidad impresionante. Sin embargo, cuentos estrictamente de temática marinera solo tenía cinco. Con lo cual nos quedábamos en apenas cuarenta páginas. Al final cogimos cinco cuentos de Vicente Blasco Ibáñez: ‘Hombre al agua’, ‘En el mar’, ‘Lobos de mar’, ‘La apuesta del Esparrelló’ y ‘La barca abandonada’.
Fue entonces cuando nos preguntamos ¿qué más podemos encontrar? Y me acordé de un autor de Altea, que se llama Francesc Martínez i Martínez, compañero de la Facultad de Derecho de Vicente Blasco Ibáñez.
Reconozco que es la primera vez que oigo hablar de él.
Se dedicó más a la parte etnográfica. A recoger las costumbres de Altea y de la comarca. Fue miembro en su día de la Academia Valenciana de la Lengua, que todavía no se llamaba así. Ganó premios de investigación.
Además, la gracia del asunto es que ahora que esto de Colón se ha puesto un poco de moda por lo del famoso documental, la persona que descubrió que Luis de Santángel fue el que realmente financió el viaje a América fue Francesc Martínez i Martínez.
«Francesc Martínez fue la persona que descubrió que Luis de Santángel fue el que financió el viaje de Colón a América»
El caso es que te acuerdas de él. ¿Acaba en el libro?
Me di cuenta de que era un gran desconocido porque tiene mitad de obra en valenciano y mitad en castellano. ¿Qué hice? Pues un refrito. Cogí la parte del derecho constitucional, que está todo en castellano, e hice una adaptación. Luego cogí sus narraciones marineras, algunas de las supersticiones y costumbres de los marineros, que estaban en valenciano.
Crear ese volumen era una apuesta, porque era una cosa un poco rara, y resulta que funciona muy bien, porque Martínez te sirve de contextualizador.
¿Por qué?
Porque te cuenta cómo se hacía la pesca, cómo se repartían los beneficios, cómo se hacía para organizar las ganancias en un viaje en barco, en un viaje de comercio. Y luego te cuenta cosas de nuestra toponimia.
Asimismo, tiene un cuento, uno en particular, que es el mismo que el de Vicente Blasco Ibáñez, ‘La barca abandonada’, pero con un final diferente.
Que en una tierra tan marinera te costara tanto encontrar material de autores valencianos me resulta llamativo.
Tenemos mucho nivel, pero para este proyecto necesitábamos un tipo de literatura concreta y, a ser posible, de autores de finales del XIX o principios del XX para que todo fuera coherente. Por ello, a pesar de que sí que hay autores, nos pareció que este era el que mejor encajaría en el ciclo. Y la respuesta ha sido muy favorable.
Es decir, no es que no haya. Claro que hay narradores y recopiladores de cuentos marineros, pero este experimento tiene un muy alto nivel literario.
«Para los grabados de este libro Miquel Zaragoza ha elegido la técnica de xilografía»
Me han contado que le han puesto dos pegas al libro.
(Ríe) Pues mira, una es (que es una tontería) que en el libro decimos ‘cuerdas’. Eso es como un pecado; hay que decir ‘cabo’. Cuando alguien de tierra adentro dice cuerda, los marineros dicen que “cuerda, al reloj”.
La otra queja es que no habíamos incluido un cuento de la Cova del Frare, de aquí, de Altea. El motivo es que, literariamente hablando, no era un cuento marinero. Hay una cena que tiene lugar en el mar, pero no reflejaba esa vida marinera que buscábamos.
Todo ello, con grabados de Miquel Zaragoza.
Son unos grabados muy peculiares. Ya sabes que hay diferentes técnicas de grabado, pero la que Miquel ha elegido para este caso es la xilografía. Es posiblemente la técnica de grabado más antigua que existe, porque se hace con planchas de madera.
¿Por qué elegirlo a él?
Miquel y yo nos conocemos desde hace muchos años. Ya me ha ilustrado más libros. Le pregunté si podía usar algunos de sus grabados y me dijo que sí, que usara lo que necesitara. Pero se quedó pensando y al rato me llamó y dijo que no, que me iba a hacer cinco grabados nuevos. Y son los que ilustran el libro.