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La UA participa en el proyecto de extracción del barco de época fenicia Mazarrón 2

Expertos en fotogrametría y arqueología subacuática del INAPH realizan el mapeo tridimensional para la exhumación del pecio

by Nota de Prensa
viernes, 15-noviembre-2024
La UA participa en el proyecto de extracción del barco de época fenicia Mazarrón 2

Screenshot

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La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

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El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

El pecio fue localizado por unos buceadores en 1995 a 50 metros de la playa de La Isla y a tan solo dos metros de profundidad. Se trataba de una embarcación de madera 8,20 metros de eslora por 2,25 metros de manga, cargada de lingotes de mineral de plomo.

La Universidad de Alicante, a través del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico, INAPH, ha participado en el proyecto de extracción del Mazarrón 2, un barco datado a finales del s. VII a.C. La compleja intervención ha concluido con éxito tras una planificación que se inició en 2016.

El trabajo de la UA ha resultado clave para la documentación gráfica del pecio y la elaboración posterior del modelo digital tridimensional mediante fotogrametría submarina de alta precisión que ha sido la base del mapa de las fracturas, fisuras y separaciones que el paso del tiempo y la presión de la arena han generado en el pecio y sobre las cuales aplicar la separación menos traumática de las piezas del barco para extraerlo por partes y después poder reconstruirlo. A partir de este mapa se fabricaron los 22 soportes, con una geometría idéntica a las formas del barco, que han permitido protegerlo durante la extracción y su posterior traslado al laboratorio.

Para las labores de extracción “se ha desmontando el barco bajo el agua en varias partes, como si se tratara de un puzle”, explica el profesor de la UA, José Antonio Moya, experto en arqueología subacuática y fotogrametría del INAPH, artífice de la documentación gráfica del pecio y de la creación del modelo tridimensional bajo el agua.

El pecio se descubrió en 1995 y fue durante la excavación llevada a cabo en el 2000, cuando se comprobó que el barco se encontraba prácticamente completo. La carga fue recuperada y la arquitectura naval fue protegida con una caja metálica. El equipo de la Universidad de Alicante se incorporó al proyecto en el año 2008 para llevar a cabo la documentación gráfica que permitió realizar el primer diagnóstico completo del pecio. En 2016 se empezó a planificar la extracción del barco que se pondría en marcha en 2023, con la coordinación de la Universidad de Valencia y la financiación del gobierno de la Región de Murcia.

Un equipo de 12 especialistas ha participado en las labores de extracción que se han desarrollado entre septiembre y noviembre bajo la dirección del profesor Agustín Díez y el investigador Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia. El equipo coincide en señalar que el trabajo se ha llevado a cabo con extrema cautela y contemplando diferentes escenarios y situaciones imprevistas. Ha sido desarrollado por un equipo con mucha experiencia acumulada en campañas submarinas y supone un hito en la historia de la arqueología submarina.

La secuencia de trabajo ha consistido en abrir la caja metálica, retirar la arena y desmontar cada parte, que se ha fijado a los soportes para, posteriormente, trasladarlos al laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena donde, a partir de ahora está previsto que se inicie el proceso de conservación y restauración.

El proyecto ha sido financiado por la Región de Murcia, con un importe de 350.000 euros. Los expertos estiman que se tardará entre cuatro y cinco años en poder exhibir el barco una vez concluyan las labores de consolidación, recuperación y restauración del barco que serán financiadas por el Ministerio de Cultura.

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