Si existe un elemento fácilmente reconocible en València ese es el ‘trencadís’. Este recurso arquitectónico posee su huella en edificios modernos, en instalaciones emblemáticas, en casas particulares, en negocios de barrio y locales de alto ‘standing’. No sabe de clases ni condiciones. El ‘trencadís’ forma parte del universo valenciano.
Habría que analizar si ese lucirse roto se integra no sólo en la idiosincrasia del valenciano, sino también en la propia esencia del ser humano. Sea como fuere, este arte decorativo que adorna multitud de paredes en València se gestó en el pasado siglo, pero sigue con la misma fuerza que entonces.
Personalidad propia
Al ser un término en valenciano, el vocablo ‘trencadís’ no figura en la RAE. El verbo ‘trencar’ significa romper, por lo que la aproximación al término parece fácil. Así, el ‘trencadís’ es un tipo de aplicación ornamental del mosaico a partir de fragmentos cerámicos -básicamente azulejos- unidos con argamasa.
Esta técnica resulta característica del modernismo valenciano. Aunque este movimiento artístico forma parte de una corriente general que surge en toda Europa (‘art nouveau’, ‘Jugendstil’, ‘Sezession’, etc.), en la Comunitat Valenciana adquiere personalidad propia y diferenciada, influenciado en buena medida por la corriente modernista austriaca ‘Sezession’.
No olvidemos el gran impacto que tuvo la Exposición Regional Valenciana de 1909 y que supuso la divulgación de esta nueva arquitectura del modernismo en todo el territorio valenciano.
Es una aplicación ornamental del mosaico a partir de fragmentos cerámicos unidos
Fragmentos de platos y tazas
Los orígenes del ‘trencadís’, no obstante, deben rastrearse en la arquitectura modernista catalana. Más en concreto en Gaudí. Del conocido arquitecto se dice que acudió al taller de Lluís Bru y al ver el modo en que colocaban las piezas, cogió una baldosa y una maceta y rompiéndola exclamó: “a puñados se tienen que poner, si no, no acabaremos nunca”.
Se considera, sin embargo, que fue Josep Maria Jujol el encargado de aplicar esa técnica, pues utilizaba material desechable de la fábrica Pujol i Bausis, emplazada en Esplugues de Llobregat, además de fragmentos de platos y tazas de café de loza blanca de diversa procedencia. La principal diferencia entre el mosaico, la técnica tradicional, y el ‘trencadís’ es que las piezas del primero han sido diseñadas desde un primer momento como azulejos.
Este llamativo estilo se ve reflejado desde la Ciutat de les Arts hasta la Estación del Norte
Joyas arquitectónicas
Es larga la lista de joyas arquitectónicas en la ciudad de València, donde el visitante y vecino puede impregnarse de la belleza del ‘trencadís’. Así, desde la imponente Ciutat de les Arts diseñada por Santiago Calatrava, hasta la Estación del Norte de Demetrio Ribes. Muchas décadas separan ambos edificios, pero la esencia del ‘trencadís’ late por igual.
Y cómo no contemplar los colores más típicos de la huerta valenciana que se plasman en la fachada principal del Mercado de Colón. Una fallera, un huertano, naranjas… Este mercado fue proyectado en 1914 por Francisco Mora Berenguer y ha sido reimpulsado en punto de tardeo del barrio de El Ensanche de València.
Los espacios privados también buscan el ‘trencadís’. Desde las circulares escaleras del Centro Comercial Nuevo Centro, en la entrada de la ciudad por la pista de Ademuz, hasta los bares y viviendas que adornan el paseo de la Malvarrosa, la lista parece interminable a poco que uno detenga su atención. Pero también en túneles y pasadizos de obra pública.
Almodóvar rodó secuencias de ‘La mala educación’ en la casita de ‘trencadís’ de Benimaclet
En pleno barrio universitario
Más allá de las descomunales obras de Calatrava o Ribes, que adornan buena parte de las postales de la ciudad de València, en uno de sus nuevos barrios universitarios se ubica la que muchos conocen como ‘la casita trencadís’. En pleno barrio de Benimaclet, entre las calles Mistral y de la Murta, se encuentra una casa con una preciosa fachada de azulejos esmaltados que, en realidad, alberga dos casas (calle Mistral nº 37 y 39) y varios negocios en los bajos.
El cine no pasó por alto esta pequeña joya del modernismo valenciano. Ni tan siquiera el propio Pedro Almodóvar la dejó pasar. Y es que ‘La mala educación’, película estrenada con enorme éxito hace ahora veinte años, rodó parte de sus secuencias en este edificio que ahora acoge la casa de comidas para llevar ‘Trencadís’, y el minisúper bajo el nombre de ‘Benimart’. Por cierto que este mismo local, que fue también bar desde 2015, albergó también una verdulería.
Por encargo
Muchos valencianos amantes de este estilo tan propio de nuestra tierra han querido colocar motivos, más o menos evidentes, de ‘trencadís’. O bien en parte del techo, o como parte de los adornos en sus fachadas, o decorando el nombre de sus casas de campo. Por este motivo son algunos los albañiles que ofrecen esta opción decorativa.
A gran escala existen diferentes empresas que acometen reformas tanto de carácter privado como de obra pública. Y es que tanto los grandes nombres del sector industrial español como internacional apuestan por implementar una técnica que ofrece elegancia, tanto en exteriores como en interiores de galerías y despachos.
Sea como fuera resulta casi imposible caminar por València más de diez minutos sin detectar algún detalle de ‘trencadís’, bien en obra pública, como en negocios, o vivienda privada.