La autovía A-7 hace tiempo que es de las más transitadas de nuestro país; no en vano conecta vía terrestre el arco mediterráneo, además de convertirse en ruta de quienes viven más allá de los Pirineos y desean viajar al norte de África. En la provincia de València existe un tramo con especial congestión de tráfico: el punto de desvío hacia el ‘cap i casal’ con la conducción en dirección Alicante (sur) o Castellón (norte).
En ese clímax de paso de vehículos, los conductores contemplan a un lado la Ciudad Deportiva del València CF y, al otro, una suerte de instalaciones deportivas abandonadas. Estas últimas se hallan perimetradas por varias torres de telecomunicaciones, que resulta imposible no ser vistas por los miles de conductores que cada hora pasan por este punto de la A-7.
Las instalaciones abandonadas, tan visibles y vistas al mismo tiempo, son lo que queda del antiguo Club Frontenis València. Las legendarias instalaciones de aquel club deportivo, en tiempos referentes a nivel de frontenis y luego de otros deportes, han caído hace unos años en el olvido, convirtiéndose en espectáculo de abandono, otro más, de la topografía valenciana.
Torres y redes de protección
Las enormes y metálicas torres de comunicación que marcan los límites del club son lo primero que llama la atención al paso de los vehículos. Blancas y de gran altura, parecen que albergan un centro de telecomunicaciones. Pero esto no es así. En su interior yacen distintas instalaciones deportivas olvidadas.
Lo segundo que golpea la vista son las grandes redes que limitan los campos de fútbol. Estos terrenos, construidos cerca de esta autopista de tres carriles, requerían de unas altas y amplias redes que frenasen los balones de fútbol cuando algún jugador erraba el lanzamiento a portería.
Tan cerca se encuentran los campos de césped artificial de la carretera que un potente lanzamiento podía arrojar el esférico a la calzada. En esos tiempos era normal que, pese a las redes de protección, los jugadores se vieran obligados a bajar por los caminos del sotobosque para recuperar un balón.
Las redes que salvaban la pérdida de balones de fútbol lucen medio rotas y descolgadas
Quedan dos accesos
Pese a que al Club Frontenis València se puede acceder desde varias vías interiores, una desde la parte trasera del Parque Tecnológico y que da a Bétera, y la otra desde el final del municipio de Rocafort, la carretera principal de acceso viene desde la paralela a la CV-30 entre la Cruz de Gracia y la Ciudad Deportiva del València CF.
Dicha vía es muy transitada en horas punta escolares, y de vía de entrada y salida al Parque Tecnológico. De la misma se desprende la carreterita que lleva hasta las ahora abandonadas instalaciones de un complejo deportivo que aún tiene señalizada su ubicación. Junto a dicha señalética se indica el cierre del camino Junquera por las obras de ampliación de la A-7.
La llegada desde la vía principal arroja ya una imagen desoladora. A modo de abocador, un montón de deshechos y escombros aparecen apilados y esparcidos en la zona de acceso principal al recinto. Cerrado y con la garita de entrada desvalijada, el panorama se antoja desolador.
A causa de las obras de ampliación de la autopista, el camino Junquera se encuentra cerrado
Devorada por la naturaleza
A la creciente cantidad de escombros que se amontonan en la zona de entrada principal, se añade un segundo elemento que remarca su estado de abandono: la naturaleza comienza a devorar las instalaciones. Ya desde el camino de entrada a la cafetería se ve cómo ramas, malas hierbas y todo tipo de vegetación salvaje va ganando altura y terreno sobre lo construido por la mano del hombre.
Así se ve en las pistas de frontón, donde han comenzado a verse brotes de hierba en un suelo en el que nunca había rastro de vegetación, mientras el club se mantenía en activo. Las palmeras, que tiempo atrás lucían bien podadas en el centro del lugar, ahora se muestran asalvajadas a ojos de los curiosos.
Eran conocidas sus ligas de fútbol ‘amateur’ entre semana y las mañanas de los sábados
Garita perforada
Pese a que la antigua propiedad se ha esforzado en minimizar el impacto que se generaría tras el cierre del Club Frontenis València, las consecuencias han sido desgraciadamente inevitables. Y, curiosamente, en las zonas más visibles y expuestas al público. La misma garita de entrada se tapió, pero poco tiempo transcurrió antes de que alguien lo derribara, dejando así una imagen de butrón muy llamativa.
La antigua salida del aparcamiento, mucho más oculta y algo alejada de la calle principal, se encuentra sorprendentemente en perfectas condiciones. Ningún daño ni defecto aparente. Quizá por la proximidad de una vivienda particular que disuade cualquier acto de gamberrismo.
Ni fútbol, ni pádel, ni frontón
Durante muchos años el Club Frontenis València dinamizaba sus tardes y noches entre semana, así como las mañanas de los fines de semana con ligas de fútbol ‘amateur’. Así, la cafetería gozaba de mucha clientela para almuerzos, comidas y cenas posteriores a los partidos. A ello se sumaron unas pistas de pádel, deporte de moda en nuestro país. El éxito parecía asegurado.
No obstante, la alta competencia, sobre todo en pistas de pádel, y el descenso desde hace décadas del frontenis, motivó que el interés por la gerencia de un complejo que albergó mundiales de frontenis lleve cinco años en estado de abandono a ojos de la carretera más transitada de València.