Entrevista > Juan Pastor / Dramaturgo (Alicante, 23-agosto-1943)
La Diputación de Alicante ha concedido la distinción de honor de los Premios a la Cultura Miguel Hernández 2024 al dramaturgo Juan Pastor Millet. Este alicantino de 81 años lleva toda una vida dedicado al teatro, antes incluso de que se marchara de joven a Madrid para tratar de cumplir sus sueños.
Juan empezó como actor, hasta que hace ya unas cuantas décadas decidió dar el paso hacia detrás del escenario. En su haber tiene la dirección de adaptaciones de grandes literatos como Shakespeare, Cervantes, Calderón, Chéjov y un largo etcétera.
¿De dónde viene tu devoción por el teatro?
Empecé de joven en Alicante, hace ya unos sesenta años. Trabajaba en el sector de la hostelería, dado que mi padre era propietario del Hotel El Cabo y el Hotel Pastor en la calle San Fernando, que todavía hoy es una pensión. El caso en que en mis tiempos libres me dedicaba al teatro e incluso llegamos a estrenar cinco o seis espectáculos por aquí, siempre sin ganar dinero. En los años sesenta esta profesión era casi inexistente.
Hasta que hacia 1970 me propuse tomármelo más en serio y me fui a Madrid para formarme como actor. Fue un cambio doloroso ya que dejé atrás a mi familia y amigos, pero también muy esperanzador. Y a partir de ahí mi vida tomó varios rumbos inesperados (risas).
Siempre me he movido en un espacio alternativo, contra la programación teatral más conservadora
¿Recuerdas cuál fue tu primer papel por el que cobraste algo?
Fue en 1972, actuando en una pequeña salita que tenía la compañía Teatro Experimental Independiente de Madrid que ahora es un cine. Allí estrenamos la obra ‘Después de Prometeo’.
Ya en los años ochenta decides dar el salto a la dirección. ¿Cómo fue este proceso?
Básicamente fue porque me gusta mucho el teatro. En este país la dirección y la producción están muy unidas, así que desde el principio me mentalicé en adoptar ambos roles. Mi primera dirección fue a través del grupo El Gallo Vallecano con la obra ‘La estanquera de Vallecas’.
Quizás tu mayor aportación al teatro patrio haya sido fundar el Teatro Guindalera en 2003, que estuvo abierto hasta que 2016 se transformó en una compañía que aún sigue existiendo.
Pienso que sí, esto ha sido lo más importante. Este proyecto salió durante mi época final en la Escuela de Arte Dramático, donde estuve de profesor durante veinte años hasta que me jubilé en 2006.
En Guinladera hice muchas direcciones, al final estrenamos unos cincuenta espectáculos. Lo bueno es que aquí podía estrenar lo que quisiera. Porque yo siempre me he movido en un espacio alternativo, luchando contra la programación más o menos conservadora de este país. Por eso abrimos la sala, para poder dar a conocer piezas que no se veían en otros sitios.
Me cuesta encontrar teatro que me guste ahora mismo en España
Entre todas tus muchas obras, ¿hay alguna a la que le guardes especial cariño?
Posiblemente una piececita de Thorton Wilder llamada ‘La Larga cena de Navidad’. La estrenamos hasta en seis o siete ocasiones hará unos veinte años, y en la última versión participó Albert Boadella. Es una obra cortita relacionada con el paso del tiempo.
¿En qué punto consideras que está hoy en día el teatro español?
No me gusta demasiado hablar negativamente, pero ahora mismo sufrimos una gran crisis de valores. Ya se habla incluso de cerrar algunos teatros nacionales. Sinceramente ahora prefiero ver teatro en el extranjero, porque apenas estoy encontrando nada interesante en nuestro país.
En este mundo de plataformas online, imagino que cada vez debe ser más difícil rentabilizar el teatro…
Está claro que una salida es tirarse hacia realizar algo tremendamente comercial para mantenerte como sea. Evidentemente tienes que comer, así que si te quieres dedicar a esto no hay más remedio que tener en cuenta el mercado.
Veo que los actores alicantinos se están yendo a València
¿Tienes ahora algún proyecto entre manos?
Desde hace un par de años estoy involucrado en la obra ‘El intruso’, que escribió el aspense Antonio Cremades. Precisamente la estrenamos en el Teatro Principal de Alicante. Es un autor que ha escrito mucho, pero se le ha producido muy poco.
Además hacia el mismo tiempo también estrené ‘Tío Vania’ de Chéjov, un montaje muy en consonancia con el teatro que a mí me gusta.
¿Qué supone para ti que te hayan concedido este Premio Miguel Hernández?
Tengo ya 81 años, así que me ha gustado mucho que se acordaran de mí (risas). Aún viviendo en Madrid, siempre he estado vinculado a esta tierra porque para mí Alicante es el recuerdo. Y el recuerdo es un paraíso del que nunca te pueden expulsar. De manera frecuente he colaborado con cosas que se han hecho aquí y he estrenado obras tanto en el Principal como en el Arniches. Para mí es algo importante.
Desde fuera, ¿cómo ves el teatro alicantino actualmente?
Pues veo que hay muchos actores alicantinos que están residiendo en València, porque en su tierra natal no encuentran apenas trabajo.
Me acuerdo hacia los años setenta que había muchas alternativas musicales, teatrales, plásticas, etc. Teníamos al menos dos o tres grupos que funcionaban adecuadamente en Alicante ciudad, igual que en Elche, Novelda, etc. Sin embargo hoy en día veo que se abren muchas cafeterías en la calle, eso sí, pero parece que el turismo se ha comido todo lo demás.