Escondido a la sombra de las altas torres de hormigón y cristal, que hoy en día se erigen como principal tarjeta de presentación al mundo del transatlántico turístico en el que se ha convertido la ciudad, descansa el Benidorm más antiguo y auténtico. Aquel que, aunque ya tuvo un prólogo en época romana (imperdible la visita al yacimiento de El Tossal de La Cala), arrancó su historia hace ahora siete siglos. En concreto, un 8 de mayo de 1325, momento en el que se le concedió su carta pobla.
Un Benidorm del que apenas queda nada y que, durante demasiado tiempo, también vio ninguneada su historia, ensombrecida por el relato que arranca en 1893 con la publicación de ‘Baños de la Virgen del Sufragio’, al que se considera el primer folleto turístico de la ciudad y origen del desarrollo de su principal industria.
Sin restos islámicos
Pero en ese 1893 Benidorm atesoraba ya más de medio milenio de existencia. Aunque se ha escrito y especulado mucho sobre su existencia en la época de ocupación islámica, lo cierto es que lo más probable sea que aquel ‘protobenidorm’ no pasara, en el mejor de los casos, de un pequeño asentamiento con fines militares.
De hecho, no existe referencia alguna a la población hasta el siglo XIV y tampoco se descubrieron restos de época islámica en las excavaciones realizadas en el Castell, por lo que el nacimiento de Benidorm se atribuye, ya con refrendo de los historiadores, a Bernat de Sarrià y a su necesidad de establecer puntos defensivos de los ataques corsarios que pudieran amenazar sus dominios en el interior de la actual Marina Baixa.
Para velar por la organización de las celebraciones del aniversario, el Ayuntamiento ha aprobado ya la creación de una comisión
Asentamientos costeros
Para ello, el noble de origen catalán precisaba de crear asentamientos poblacionales en la línea costera. Tras varias trifulcas que impidieron al almirante hacerse con el dominio de Altea y La Vila Joiosa, Bernat de Sarrià optó por fundar la villa de Benidorm, una decisión sobre la que existe una primera mención histórica datada en el mes de julio de 1321 donde, eso sí, ya se menciona la existencia de un castillo y una pequeña población.
Aquel proyecto, al contrario de lo que sucedió con las intentonas previas en las localidades vecinas, sí prosperó. Acuciado por las deudas, Bernat hubo de negociar un acuerdo económico por sus tierras con el rey Jaume II que, finalmente, se tradujo en la concesión de la carta pobla a Benidorm ese día 8 de mayo de 1325, lo que suponía su independencia de la baronía de Polop.
En los primeros años, Benidorm se erigió como un bastión defensivo para repeler los ataques corsarios
Creación de la muralla
Así fue como Benidorm se convirtió, especialmente durante sus primeros pasos como villa independiente, en una pieza clave del sistema defensivo costero del Reino de Valencia. Como muestra visible de ello, nos quedan los restos de la muralla de la ciudad, que se mandó construir habida cuenta de la debilidad defensiva de la recién creada villa.
Bernat de Sarrià mandó aplanar la parte más elevada de la punta Canfali, dándole el perfil que se ha mantenido casi inalterado hasta hoy en día. Una muralla cuyos restos pueden observarse gracias a las excavaciones y musealización realizada hace apenas unos años.
Bernat de Sarrià había intentado previamente establecer nuevas villas en La Vila y Altea
El problema del agua
Para su subsistencia económica, el Benidorm más joven dependía de la agricultura y, en concreto, de la venta de los productos de secano. Sin embargo, aquello suponía un problema porque la ausencia de agua impedía a la población disponer de cultivos de regadío para su propia subsistencia, algo que no acabaría de solucionarse hasta más de tres siglos después, con la creación del Reg Major, aunque el propio Bernat de Sarrià ya había dado importantes pasos con la creación de un sistema de acequias en aquellos primeros días.
Y fue así como comenzó el lento y accidentado transitar hacia su realidad actual. Por el camino quedaron aquellos años de agricultura, como también lo hicieron los de almadraba y de grandes navegantes hasta elevarse en el gran buque insignia del turismo del Mediterráneo, una actividad en la que, como antes con la pesca del atún, los hijos de Benidorm son vistos como un ejemplo a seguir por sus competidores.
‘Comissió del 700 aniversari’
Ahora, el consistorio benidormense acaba de aprobar la creación de la ‘Comissió del 700 Aniversari de la fundació de Benidorm’, una efeméride que se conmemorará durante todo el año, pero con especial protagonismo el próximo 8 de mayo.
Según se recoge en la propuesta, la ‘Comissió’ nace “con la intención de impulsar actividades y actos para celebrar esta efeméride e implicar en ella a la sociedad civil”. Para ello, su principal función será la de “proponer y organizar cuantas iniciativas se consideren oportunas con tal de difundir esta conmemoración”.
Está formada por representantes de la sociedad civil benidormense y la presidencia de la misma recae en el alcalde. El presidente de honor es el doctor en Filología Hispánica y catedrático de Filología Catalana, Rafael Alemany Ferrer. La vicepresidencia está ocupada por Ana Pellicer, primera teniente de alcalde de Benidorm, y los coordinadores del nuevo órgano son los profesores Bárbara Alemany Barceló y Pascual Almiñana Orozco.
Del mismo modo, la responsable del Archivo Municipal, María Victoria Blázquez Soldevila, y la profesora María José Lozano Pérez desempeñan la secretaría técnica.