Siempre está ahí presente y muchos la vemos todos los días en nuestras rutinas. Es una de las tres montañas de la ciudad de Alicante, junto al Benacantil y el Tossal. Sin embargo, tal vez porque sea la única que no tiene un castillo coronándola, nos suele pasar un tanto desapercibida.
La Serra Grossa, también conocida como Sierra de San Julián, esconde muchos lugares y secretos de sumo interés. Todos ellos ajenos a una mayoría de alicantinos que nunca se han decidido a subirla y recorrerla. De hecho, la soledad de sus caminos es una de sus principales características. Apenas unos pocos senderistas, runners o paseantes suelen visitarla cada día.
En el Campo de los Almendros estuvieron recluidos cerca de 19.000 presos republicanos
Campo de los Almendros
Recomendamos comenzar su visita por la calle Obispo Victorio Oliver del barrio de la Goteta, en donde se hallan los mejores accesos para comenzar su subida. Además éste es un lugar plagado de historia, pues precisamente aquí se ubicó el Campo de Los Almendros al terminar la Guerra Civil.
En apenas unos 200 metros de largo, los militares fascistas italianos retuvieron a unos 19.000 prisioneros republicanos. Durante los apenas seis días que estuvieron en funcionamiento los internados arrasaron con todos los almendros existentes en la zona hasta dejar los árboles desnudos, debido a que apenas les facilitaron comida. Se calcula que pudieron fallecer sobre un millar de retenidos ya fuera por desnutrición, suicidio, ejecución al intentar fugarse, etc.
En la actualidad un monolito recuerda la existencia de este Campo de los Almendros como homenaje a todas las personas que estuvieron forzosamente recluidas aquí en tan deplorables condiciones.
La flora de la Serra Grossa es una de las más variopintas del término municipal de Alicante
Cerro de Santa Ana
Internándonos ya en el corazón de la Serra Grossa, enseguida nos damos cuenta que es uno de los lugares más ricos en especies florales del término municipal de Alicante, y encontramos numerosos ejemplares de pinos carrasco, así como de cipreses, eucaliptos, matorrales, piteras, espinos negros, salados negros, efedras, lentiscos o bufalagas.
A nuestra derecha vemos una magnifica panorámica del cerro de Santa Ana, la pequeña colina situada entre la Serra Grosa y el Benacantil. Es posible subir hasta él, aunque el complicado sendero no es nada fácil de encontrar. Desde aquí es muy recomendable la vista del Castillo de Santa Bárbara y el Puerto.
Retomamos la ruta hacia la cima de la Serra Grossa, para llegar al camino pegado al mar. Por aquí observamos las obras del futuro túnel del TRAM. La primera de las vías construidas ya está en funcionamiento desde el pasado mes de diciembre, y el Consell ha prometido que la segunda se inaugurará en los primeros meses de este año. Cuando las obras estén terminadas los tranvías en dirección San Juan, Campello y Benidorm deberán ganar en rapidez y puntualidad.
Figueras Pacheco la llamaba «la madre de Alicante», porque de aquí se obtenían las piedras para construir los edificios de la ciudad
La Británica
Justo al costado llegamos a la zona conocida como La Cantera. Dicho nombre se debe a que antaño los constructores utilizaban las piedras de la Serra Grosa para edificar los edificios de la ciudad. El historiador Figueras Pacheco llegó a referirse a esta montaña como “la madre de Alicante”.
Continuando el camino en dirección hacia la Albufereta, vemos los pocos restos que aún perduran de la antigua refinería La Británica. Dicha industria de petróleo, abierta en el siglo XIX, llegó a proporcionar el 55% del combustible del país. El boom del automóvil, a principios del siglo XX, la hizo crecer tanto que sus propietarios abrieron multitud de pasadizos en las faldas de la Serra Grossa para guardar los depósitos de gasolina.
Estas instalaciones llevan en desuso desde los años 60, aunque recientemente el Congreso aprobó cedérselas al ayuntamiento de Alicante y hay algunos proyectos de rehabilitación puestos sobre la mesa.
Salto de la Reina Mora
El camino cada vez se hace más estrecho y empinado conforme cogemos altura. Aquellos más aventureros que quieran conquistar la cumbre de la Serra Grossa recibirán unas espectaculares vistas de Alicante como premio: la Albufereta, el Cabo de la Huerta e incluso hasta de Tabarca en los días más luminosos.
Dicen que por aquí se lanzó al vacío la abatida princesa Cántara cuando perdió a su amor Alí, allá por la Edad Media. De hecho, al lugar se le conoce como el ‘salto de la Reina Mora’ desde entonces.
Cuenta esta curiosa leyenda medieval que el rey musulmán de la ciudad prometió la mano de su hija Cántara a aquel pretendiente que superara antes unas pruebas hercúleas. Aunque finalmente fue el joven Almanzor quien lograse realizar su encargo, Cántara ya se había enamorado perdidamente de Alí, y cual Julieta desdichada optó por quitarse la vida. El descorazonado rey decidió entonces poner a la ciudad el nombre de Alicante, como homenaje a los eternamente enamorados Alí y Cántara.
En definitiva, la visita a la Serra Grossa tiene naturaleza, historia y literatura por doquier. Si hay una época buena para recorrerla es precisamente el invierno, pues las altas temperaturas del verano pueden convertir esta agradable visita en un auténtico suplicio.