El colegio público ilicitano La Marina ha logrado ganar un concurso nacional, imponiéndose a otros 24 colegios de toda España en el V Encuentro de Profesores Samsung Smart School.
Se trata de una iniciativa del Ministerio de Educación para fomentar las tecnologías en los colegios rurales de España. El único centro educativo de la provincia alicantina que ha participado es La Marina, con un videojuego ecologista llamado ‘La magia del quinto contenedor’.
«En Elche no se reciclan los residuos orgánicos, y al colegio nos vendría muy bien para nuestro huerto» A. Azorín (maestra)
La ‘magia’ de los residuos orgánicos
“Al principio del curso nos apuntamos al concurso, y nos dieron 20 tablets para que desarrolláramos una idea tecnológica con los alumnos a través de un programa de creación de videojuegos llamado Scratch” nos explica Almudena Azorín, una de los cuatro maestros que se implicó en esta iniciativa.
La temática era libre y los profesores de La Marina quisieron apostar por la concienciación del medioambiente. ”Nuestro colegio está en un entorno natural protegido, con las salinas, las lagunas y la playa. Queríamos fomentar en nuestros niños la costumbre de conservar la naturaleza” comenta Almudena.
Así pues, desarrollaron un videojuego con cinco contenedores y diversos objetos que los niños deben clasificar correctamente. Se llamó ‘La magia del quinto contenedor’ en referencia a los contenedores de residuos orgánicos.
“En Alicante se instalaron varios contenedores orgánicos por la ciudad en una campaña denominada ‘El vecino del 5º’. A nosotros nos vendría muy bien que el Ayuntamiento de Elche también lo hiciera, porque tenemos un huerto en el colegio y podríamos utilizar el compost. De ahí vino el nombre del juego. El quinto contenedor esconde mucha magia” afirma la maestra.
«En un entorno tan natural como La Marina es importante enseñar a los niños la importancia del reciclaje» A. Azorín (maestra)
Otra forma de aprender
El videojuego funciona a través de unas placas Makey Makey, de manera que los niños juegan incluso desde fuera de la pantalla de la tablet. “Este proyecto no solo les enseña a reciclar, sino que también desarrolla sus capacidades cognitivas. La frase de que ‘se aprende mejor divirtiéndose’ es totalmente cierta. Tenemos que apostar más por iniciativas así que rompan con la monotonía de las clases“, opina Almudena.
De hecho, a los niños también se les ofrecía la oportunidad de programar y desarrollar sus propios videojuegos. “Son nativos tecnológicos. Evidentemente al principio tuvimos que explicarles cómo funciona porque es un programa que no conocen. Cuando quisimos darnos cuenta, a los pocos días ya lo estaban manejando mucho mejor que nosotros. Algunos incluso han hecho videojuegos más chulos que el nuestro” nos asegura.
Según nos indica la maestra, el objetivo es concienciar también a toda la familia, pues todavía quedan hogares donde no se practica demasiado el reciclaje. “En los colegios hacemos diversas campañas educativas, pero si queremos que las nuevas generaciones tengan conciencia ecológica hace falta que también se impliquen los padres. Si luego no practican en casa lo aprendido, se les acaba olvidando”.
El colegio expuso el proyecto en la Feria del Libro, donde recibieron la visita de la Reina
Poca tecnología en las escuelas
El pasado mes de mayo varios maestros del colegio La Marina acudieron a la Feria del Libro en Madrid para presentar ‘La magia del quinto contenedor’, acompañados de 20 alumnos de quinto y sexto de primaria.
Allí recibieron incluso la visita de la Reina, quien se interesó por el proyecto. “Doña Letizia nos preguntó que si en todos los colegios públicos españoles hay tablets para los niños. Ya le explicamos que ni mucho menos” nos cuenta Almudena.
En realidad tan solo dos centros en toda la Comunidad Valenciana han participado en este Samsung Smart School. “Nos ha ocupado muchas horas extras, no pagadas, para cumplir con toda la burocracia que nos pedían. En La Marina podemos estar contentos porque además de las nuevas tablets, tenemos también pizarras digitales y puedo utilizar incluso aplicaciones para enseñar y evaluar a los niños. Lo cual, por cierto, es un gran ahorro en papel. Pero esto cambia mucho según el colegio, en mi anterior destino no teníamos ni ordenadores” relata Almudena Azorín.
De hecho, en muchas ocasiones el material tecnológico de los centros depende en gran medida de los regalos que hacen determinadas empresas privadas interesadas en que se compren sus libros de texto.