Aunque la sombra de un nuevo confinamiento sigue, desde hace semanas, sobrevolando sobre nuestras cabezas, son muchas las familias que miran con una extraña mezcla de ganas y temor los días festivos que están por llegar. Un año más, el día 22 de diciembre será el que marque el final del ‘primer asalto’ del curso escolar para arrancar los 15 días festivos que se extenderán del 23 de diciembre al 6 de enero, ambos incluidos.
Son, en tiempos de normalidad, días para sentarse alrededor de la mesa con familia, amigos y compañeros de trabajo; de compras y regalos, de viajes más o menos largos… son todo eso, pero, para muchos, son también un auténtico rompecabezas irresoluble en la siempre imposible conciliación de la vida familiar y laboral.
La pandemia coronavírica, además, complicará mucho más las cosas en el tránsito del terrible 2020 al 2021 de la esperanza. Todavía sin saber si podremos salir de nuestras casas en esas fechas y con un más que posible aforo limitadísimo en las comidas y cenas familiares -que muchos incluso agradecerán-, la imposibilidad de organizar muchos de los actos y propuestas culturales habituales de estos días complicarán todavía más las cosas para aquellos que, con niños al cargo, necesiten encontrar actividades con las que llenar su tiempo.
Los meses menos calurosos del año nos permiten disfrutar de nuestras diez playas de una forma diferente
Descubrimientos cercanos
Seguro que muchos alteanos, como ocurre en todos los municipios turísticos, se habrán visto sorprendidos en algún momento por el asombro y placer con el que algún familiar o conocido, de visita puntual en la Villa Blanca, ha narrado su paso por alguno de los muchos lugares de interés que tiene el municipio. Espacios que, en muchos casos, los que aquí residen no han explorado en profundidad y que ahora podrían convertirse en la tabla de salvación de los planes navideños.
Una de las primeras opciones que se nos vienen a la cabeza son, evidentemente, las playas. Diez playas, incluida la Cala del Corb, sólo accesible por mar, que son, por lo general, lugares de esparcimiento a los que los que aquí vivimos damos la espalda en los meses menos calurosos.
La desembocadura del Río Algar, con su amplia variedad de especies de flora y fauna, es un punto de obligada visita
Sin embargo, especialmente en aquellas playas más cercanas a la desembocadura del Algar, como la del Riu o Cap Negret, nos ofrecen la posibilidad de organizar una interesantísima jornada de paseo y observación pausada de flora y fauna, que nos ayudará a comprender mucho mejor los encantos naturales que la zona costera de Altea esconde.
El enorme legado patrimonial de la Villa Blanca hará las delicias de los amantes de la cultura
Historia y naturaleza
Si de algo puede presumir Altea es de contar con un patrimonio natural muy variado que dará respuesta a los gustos e inquietudes de todos los amantes de la actividad física. Desde los preciosos paisajes submarinos de sus costas -el buceo en el Mediterráneo, si se cuenta con un buen equipo, no es sólo para el verano- hasta las cumbres de la Serra Bernia, tan cercanas a la orilla del mar que regalan algunas de las mejores vistas de toda Europa.
Precisamente, la Serra Bernia es uno de los parajes que más juego pueden dar en estos días festivos. En sus laderas y senderos se acumulan lugares de gran interés, tanto por su belleza e importancia natural y paisajística como por la historia que nos cuentan algunos de los restos que en ella se conservan.
La Ruta del Forat, en la Serra Bernia, regala algunos de los paisajes más bellos y salvajes de la provincia de Alicante
El Forat, garantía de éxito
De entre todas las opciones posibles, una de las más recomendables por su relativa facilidad es la que nos ofrece la Ruta del Forat. Se trata de una propuesta senderista circular de 8,4 kilómetros de longitud con un desnivel acumulado de únicamente 371 metros y que alcanza una altura máxima de 824 metros sobre el nivel del mar.
Se trata, en definitiva, de una de las rutas más completas y con mejores vistas de la geografía alicantina. En ella encontraremos paisajes asombrosos, con una gran variedad de ambientes, y múltiples atractivos tanto naturales como patrimoniales entre los que ‘El Forat’, un túnel natural por el que cruzaremos la sierra, es uno de los más espectaculares junto al Fort de Bernia, una joya de nuestro patrimonio cultural que data del siglo XVI, así como las impresionantes panorámicas hacia las sierras circundantes y el Mediterráneo.
Rutas para todos
Si lo que nos gusta es caminar, Altea nos ofrece un amplio catálogo de rutas, algunas de ellas urbanas y por lo tanto accesibles para personas con movilidad reducida, que nos permitirán, por su corto recorrido y la inexistente necesidad de equipación especial, disfrutar de unas horas de diversión en familia sin tener que preocuparnos más que de llevar una botella de agua a mano.
Así, el Camino Real del Mar, de apenas 2,5 kilómetros, nos lleva a descubrir la singularidad del afloramiento volcánico de Cap Negret, contemplar varias villas señoriales y bunkers de la Guerra Civil o, sencillamente, relajarnos con el sonido del siempre cercano Mediterráneo.
Una propuesta parecida, aunque en este caso sí nos adentraremos hacia el interior hasta llegar a Foia Blanca, es la que nos depara la Ruta de Cap Blanch, El Planet y Els Arcs que, partiendo del paseo marítimo, nos lleva a las ruinas de una antigua cenia, la ermita de Sant Antoni y Sant Jaume o los restos de un acueducto romano, primera gran obra hidráulica de Altea.
Lugares con encantos
Además de la ya comentada de El Forat, los que busquen propuestas algo más exigentes pueden optar por las rutas de la Huerta, la de Quintanes y Barranquet o Els Arcs, todas ellas por encima de los diez kilómetros de recorrido y que nos permitirán descubrir lugares con tantísimo encanto como el Molí dels Moros, el Pi del Senyoret (segundo pino piñonero más grande de la Comunitat Valenciana), la Ermita de San Roc, L’Horta d’Altea, la Ermita de Santa Bárbara, la Font del Garroferet o la Ermita de Sant Lluis Beltrán entre otros muchos secretos .
El Casco Antiguo de Altea sigue siendo, incluso para los propios alteanos, un lugar lleno de sorpresas
La Cúpula del Mediterráneo
Y por muy ‘pateadas’ que tengamos sus calles y sus rincones, el Casco Antiguo de Altea es, sin lugar a dudas, un fijo en cualquier plan de actividades locales. La Villa Blanca es, y así lo certifican los miles de fotos y comentarios que anualmente comparten en sus redes sociales aquellos que nos visitan, uno de los pueblos más bonitos de España. Su casco antiguo y su mirador son enormemente conocidos por su encanto y todo el conjunto se ha ganado, con merecimiento, el sobrenombre de Cúpula del Mediterráneo.
Muchas de sus calles están empedradas y paseando por ellas desembocaremos siempre en la plaza de la Iglesia, que podemos aseverar, sin miedo a equivocarnos, que es el auténtico corazón de Altea.
Un vistazo al pasado
De entre los muchos atractivos a destacar y que no cabrían en su totalidad en este repaso, cabe mencionar el Portal Vell o Puerta de Valencia, que desde el siglo XVII une la calle Mayor con la plaza de la Iglesia y que se conserva en la actualidad con su trazado inalterado.
Todo ello, sin perder de vista algunos edificios de interés como los que encontramos en la calle Salamanca, donde destaca el nº 5, una edificación que conserva prácticamente intacta la tipología de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, correspondiente a la adinerada burguesía local.
También merece una visita el Portal Nou, la segunda de las dos puertas que se conservan. También denominada Puerta del Mar, data de mediados del siglo XVIII dada la importancia del Rabal Marinero. Anexa al Portal, se encuentra la plaza de Carmelina Sánchez Cutillas, con la que la Villa Blanca rinde tributo a la escritora alteana de la generación del 50 que llevó al mundo fantástico de las letras las calles de la localidad a través del libro ‘Matèria de Bretanya’.
La joya de la corona
Todas las grandes dinastías que en el mundo han sido han contado con sus respectivas joyas de la corona, piedras preciosas que, por su valor material o simbólico, destacan en el ajuar real de un determinado país. Así, en España, encontramos la Diadema de las Lises, la Tiara Mellerio, la Tiara Prusiana o la propia Corona Tumular y el centro real.
De la misma manera la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, coloquialmente conocida como la Iglesia de Arriba, es la gran joya que corona, con sus cúpulas azules, que se erigió hace algo más de un siglo gracias a las donaciones aportadas por los poco más de 5.000 habitantes que residían en la Villa Blanca entonces.
La iglesia no pasa desapercibida ya que con sus dos cúpulas de azulejos azules típicos levantinos con adornos en blanco, está presente y visible desde todos los puntos del municipio. Se trata de una bella obra arquitectónica de estilo neobarroco con detalles modernistas levantada sobre los cimientos de un antiguo templo. Un templo que, además, merece una visita a su interior en el que podremos contemplar, junto a su altar mayor, un bonito retablo y una estatuaria de extraordinaria belleza y valor.
También en estos meses invernales, el mar Mediterráneo nos puede servir para pasar un día muy distintos y divertido
El relax del mar
Y, por supuesto, no nos hemos olvidado de uno de los grandes protagonistas y responsables de que Altea, como el resto de la Costa Blanca, sea el lugar preferido de tantísimos miles de personas para visitar durante sus vacaciones: el mar Mediterráneo. Sus aguas, generalmente tranquilas durante los doce meses del año, son una vía de escape ideal para todos aquellos que deseen, por unas horas, perderse en la calma y el relax de la soledad del marinero.
Para ello, tanto el Club Náutico de Altea como el de Campomanes disponen de todas las instalaciones y servicios necesarios para permitirnos disfrutar de una jornada en contacto directo con una bahía que, por si le faltaba algo, forma parte del Parc Natural de la Serra Gelada, con todo lo que ello significa en términos de observación de flora y fauna.
Alquiler de embarcaciones con o sin patrón y, por supuesto, propuestas para los más atrevidos -y menos frioleros- como paseos en kayak o paddle surf, son sólo algunos de los ejemplos de planes alternativos para unas fechas navideñas en las que, insistimos, vamos a tener una oportunidad sin igual de conocer un poco más a fondo todos esos paraísos cercanos que nuestra Altea nos puede regalar sin necesidad de poner kilómetros de por medio.