En una sociedad en constante cambio pero donde, sin embargo, al margen de la digitalización y la implantación de cierta tecnología, la educación parece modernizarse más lentamente que las necesidades del mercado laboral, la provincia de Alicante ha dado un paso al frente erigiéndose como ejemplo de que ofrecer una educación de calidad es posible con unos pocos cambios.
Dos centros educativos, el IES Cotes Baixes de Alcoy y el colegio Ciudad del mar de Torrevieja, han recibido el reconocimiento de la Fundación Ashoka como Escuelas ‘Changemaker’. Una mención que apenas poseen veinte centros educativos en España y algo más de trescientos en todo el mundo.
El IES Cotes Baixes se basa en el aprendizaje colaborativo basado en retos
Los incentivos para hacerse con este galardón son el fomento de una experiencia educativa basada en potenciar a los alumnos a todos los niveles, pero especialmente a través de la innovación y fomentando la creación de los ‘líderes del cambio’ en el futuro.
Evolución hacia la excelencia
Estos conceptos son fácilmente reconocibles en los centros elegidos en este 2020, como es el caso del IES Cotes Baixes de Alcoy. Con la mitad de su alumnado en ciclos formativos, su director, Fernando Sansaloni, reconoce que “esto era el típico instituto politécnico de Formación Profesional (FP) pero en 2014 empezamos a analizar los resultados, especialmente en secundaria, y vimos que era necesario un cambio”.
“Había detalles, como que apenas tuviéramos alumnos en el bachillerato tecnológico, en una ciudad industrial como es Alcoy”, explica Sansaloni. “Por otro lado veíamos que por muchas carreras que tuvieran, la gente de treinta años seguía sin poder emanciparse y casi parecían estudiantes profesionales. Ahí tuvimos claro que había que cambiar ese concepto y que la educación debe tener profesionales que estudian, esto es, personas que se preparan un poco para la vida”.
Con el diagnóstico realizado, el centro comenzó un periodo de cambio, el cual no debería durar más de cuatro años hasta su implantación, apostando por el aprendizaje colaborativo basado en retos. Una metodología que ofrece un aprendizaje que se aleja de los típicos conceptos de estudio y memorización de las materias.
«La educación debe tener profesionales que estudian, no estudiantes profesionales» F. Sansaloni
“Formamos a las personas para una sociedad más justa, solidaria y avanzada”, explica el director del IES Cotes Baixes, quién considera además que “para que esa sociedad sea avanzada la gente deberá tener un trabajo en el futuro bien remunerado, para lo que a su vez requerirá de cierta cualificación, y a la vista de los datos la mayoría de jóvenes siguen dependiendo de sus padres”.
Internacionalización
Otra de las premisas para que los alumnos del centro vean reforzada su experiencia es la internacionalización, sobre todo en materia de prácticas en empresas por parte de los jóvenes que cursan la FP. En la actualidad mantienen un acuerdo con centros y empresas de Dinamarca, con lo que algunos alumnos y profesores emprenden un viaje de hasta tres meses para recibir una formación y experiencia añadida que difícilmente podría adquirir en territorio nacional.
Pero, a pesar del reconocimiento adquirido, Sansaloni cree que no han tenido tiempo para degustar el reconocimiento debido a la pandemia. “Nos basamos en retos que tengan un impacto en la sociedad, proyectos colaborativos que impliquen a los alumnos en la realidad del mundo que les espera fuera, pero eso con la actual pandemia es complicado, sobre todo en lo que se refiere a las prácticas en empresa”, ha corroborado.
Un reconocimiento no buscado
“Ya somos de Ashoka, no lo buscamos, simplemente vino. Es un reconocimiento bastante importante, sólo hay 300 centros en el mundo con lo que algo habremos hecho bien para recibirlo. Seguimos con ilusión, pero cuando el sistema lo tensas se ven las carencias y vemos que nos fallan algunas cosas”, explica asumiendo que la situación actual debe dar que pensar sobre los errores que se han venido produciendo en los últimos años en materia educativa, recalcando que normalmente “se piensa en el dinero, pero lo que hace falta es buen capital humano”.
En España hay apenas veinte centros educativos con el reconocimiento de Ashoka y 330 en todo el mundo
Y es que el IES Cotes Baixes, que cuenta con aproximadamente 130 profesores, al tratarse de un centro público no elige al profesorado que se incorpora a pesar de mantener una metodología poco habitual. “Cada año recibimos unos cuarenta profesores nuevos”, indica Sansaloni, de los cuales no todos están preparados para el sistema de retos implantado en el centro. Esto es una desventaja frente a otros centros que apuestan por la ‘innovación educativa’ tal y como explica Sansaloni, “este año somos dos centros públicos, pero todos los anteriores designados por Ashoka son privados, eso es por algo”.
“Al futuro le pediría que el profesorado que venga piense en formar personas y no en amar a su asignatura, con eso ya sería suficiente. Todos los profesores ya se saben su asignatura perfectamente pero el que se la tiene que saber es el alumno”, sentencia.
Lo importante es el alumno
Desde el cambio de metodología el centro ha rebajado a la mitad el fracaso escolar. “Normalmente se entiende la selectividad como la oportunidad de sus vidas, pero el momento clave, el último tren para muchos, es en secundaria, porque si nos les enganchas a ese tren cuando tienen doce años ya les puedes perder, eso sí que es duro”, reconoce el docente, quién asevera que “el alumno debe estar arriba, eso es fundamental”.
Con todo, Sansaloni duda sobre quienes puedan etiquetar al IES Cotes Baixes como poco tradicional. Nos cuenta que “nuestra metodología se ajusta más a la norma que la consideraríamos tradicional. Si lees las normas educativas, tienes que evaluar muchas cosas que nosotros ya hacemos y con las que consideraríamos la fórmula común, de modo que quizá los que en teoría somos innovadores lo seríamos por cumplir la normativa ”.