Entrevista > Diana Sanus Vidal / Miembro del colectivo MARIola (Alcoy, 29-agosto-1972)
Diana Sanus Vidal es una mujer transexual lesbiana que pasa a formar parte de la asociación MARIola en 2017 cuando hace efectivo su tránsito. Desde entonces colabora y coopera en el colectivo realizando las charlas en los centros educativos de Alcoy y comarca.
Habla de la necesidad de visibilizar las distintas identidades de género, de dar a conocer las orientaciones sexuales y de romper con los estereotipos de género. Y narra su experiencia y las dificultades a las que ha tenido que hacer frente.
MARIola es el colectivo de LGTBI de Alcoy y Comarca, ¿cuántos años estáis en funcionamiento y cuáles son vuestras tareas?
MARIola se crea en 2015. Es el referente del colectivo LGTBI de Alcoy y comarca. Siempre se ha dicho que las personas con identidades sexuales distintas a las tradicionales se tenían que ir a grandes ciudades para sentirse integrados. El objetivo de nuestro colectivo es precisamente demostrar que se puede vivir en nuestros pueblos sin problemas, también en los más pequeños.
¿Cuántos miembros forman el colectivo?
Somos unos veinte que participamos de forma más activa y entre veinte y treinta en total. Funcionamos como un grupo de amigos, somos como una cooperativa y no tenemos cargos. Bueno, los tenemos porque hace falta sobre el papel a nivel organizativo, pero todos participamos en todo. Nuestra labor es dar visibilidad a todas las personas LGTBI y por otra parte informar sobre diversidad e identidad de género en los centros educativos.
¿Qué encontráis en los institutos? ¿Hay casos de acoso escolar?
Hay casos, sí, pero lo que más me he encontrado yo, y hemos ido a muchos institutos de muchos lugares: Cocentaina, Alcoy, Ibi, Ontinyent, etc. es que a los jóvenes les suena. Es cierto que hay un poco de falta de información, pero en general muy bien.
En algunas clases los jóvenes dicen abiertamente: ‘Yo soy bisexual’ o ‘soy lesbiana’ o ‘esta es mi pareja’. Lo ven con mucha normalidad y esto está muy bien. No obstante, claro que hay casos de acoso, cada dos por tres lo vemos en las noticias.
«Nuestra actividad más importante en MARIola es ‘Pobles per la diversitat’, un día de convivencia familiar»
¿Vuestra actividad estrella?
Nuestra actividad más importante es ‘Pobles per la diversitat’. Lo que hacemos es ir a celebrar un día de convivencia a distintos pueblos pequeños de la comarca. Hemos ido a Ibi, Tibi, Biar, Alcoleja…
Organizamos un sábado de jornada festiva para toda la familia. No es un tema de gays en el que todo es ‘pluma’, sino que hacemos cosas relacionadas con la propia cultura. Hacemos cuenta cuentos para niños en valenciano, conferencias sobre amnistía internacional, llevamos una ‘muixeranga’, charlamos de temas de feminismo y aglutinamos distintos colectivos.
¿Y qué papel juega el pueblo en este evento?
Pues si podemos, aprovechamos para reivindicar temas del pueblo. Por ejemplo, cuando lo hicimos en Benillup ellos tienen el problema del barranco junto al pueblo, muy pegado, y cuando presentamos la jornada aprovechamos la rueda de prensa para visibilizar ese tema y reivindicar las necesidades existentes. Sin dejar de reivindicar, sobre todo, que en un pueblo pequeño también puedes ser tú mismo y no pasa nada.
«Contacté con el colectivo cuando empecé a mostrarme como lo que soy, una mujer lesbiana»
¿Cómo empieza de forma individual a involucrarse en MARIola?
Mi vinculación empieza en 2017 cuando comencé a mostrarme al mundo como soy, como mujer lesbiana. Y a partir de ahí me puse a buscar si había algún colectivo o algunas personas que fueran como yo o que entendieran por lo que yo estaba pasando. Contacté con MARIola y me acerqué a una de las reuniones que hacen y me quedé.
Me gustó mucho el ambiente, es muy agradable, somos como un grupo de amigos, no tenemos ni secretario de comunicación ni nada por el estilo. Cuando hay que decidir algo se hace entre todos.
Al final es colaborar para contribuir a un cambio…
Nuestro objetivo es que los que vienen detrás lo tengan un poco más fácil, que no tengan que pasar por el acoso y la vergüenza de tener que esconderse. Mostrar que puedes vivir tu vida normal.
Esto es lo que queremos dejar para los demás, porque sí que tenemos nosotros personas dentro del colectivo que lo han pasado mal y han tenido experiencias de acoso muy fuertes. No queremos que nadie pase por ahí, sean jóvenes o más mayores, porque por ejemplo yo transicioné a los cuarenta. Y da lo mismo si te gusta un hombre o una mujer o si eres bisexual.
«La gente me decía que si transicionaba iba a traumatizar a mis hijos y ellos lo han aceptado genial»
Como mujer trans, ¿qué dificultades has encontrado a lo largo de tu vida en distintos ámbitos?
Tengo dos hijos, un niño y una niña, y cuando hice la transición eran pequeños, tenían 8 y 12 años. Y eso es lo que más preocupaba. La gente me decía que los iba a traumatizar. Algunos me decían que no lo hiciera y otros que me esperara a cuando fuesen mayores.
Yo no podía esperar tanto y al final mis hijos no tienen ningún trauma con eso. Lo han aceptado perfectamente. Los niños tienen la mente muy abierta, no están marcados como los adultos.
«Mis hijos me siguen llamando papa. Me dicen: ‘Papá, que guapa estás’»
¿Recuerda la reacción que tuvieron sus hijos cuando se lo dijo?
Sí. Primero se lo expliqué a la mayor. Le dije que era una mujer como ella y me dijo: ah, ¿eres trans? Y me preguntó si ya había pensado un nombre. Le dije que había pensado llamarme ‘Ana’ pero no le gustó mucho. Así que entre ella y yo decidimos mi nombre.
Era justo porque yo elegí el suyo, así ella también pudo ayudarme a elegir el mío. El pequeño también muy bien, me preguntó si podía seguir llamándome ‘papa’. Y así me llaman, para mí ser padre no es haber puesto el esperma, es el cuidar, educar, criar, etc. Me dicen: ‘Papa, que guapa estás’.
¿Y sus padres?
A las personas adultas nos cuesta más. A ellos les costaba entender que su hijo ya no fuese más su hijo, que era una mujer. Es normal, al final transicionas tú y toda tu familia. Que me gusten las mujeres no les choca tanto porque es lo que ellos siempre han visto. Les extrañaría más si llegara con un hombre.
Lo otro cuesta más, empiezan a preguntarte si estás seguro, si has ido a un psicólogo, si te han diagnosticado, etc. Es normal, son otra generación y si para la gente de mi edad ya cuesta encontrar información y saber por qué las personas trans somos así, más para otras generaciones anteriores. Cada uno lleva su ritmo y hay que respetarlo.
¿A nivel laboral has encontrado dificultades?
Al poco de transicionar me quedé sin trabajo, pero no fue por la transexualidad sino simplemente que las cosas no iban muy bien con mi exjefe. Y aproveché para buscar algo que me gustará y me metí en fotoperiodismo, y en el mundo de la fotografía que fuese trans, no ha sido ningún impedimento para nada.
Para encontrar trabajo he tenido dificultades a pesar de mi buen currículum, y creo que tiene que ver más con el hecho de ser mujer y de la edad, que con el hecho de ser trans.
¿Y otras personas transexuales?
Generalmente las personas trans tenemos las mismas dificultades de encontrar trabajo o problemas laborales que las personas cis (las personas que no son trans). Sí que es cierto que dependiendo del trabajo puedes encontrar obstáculos.
Por ejemplo, en mi caso no porque trabajo en una oficina, pero las personas que necesitan hacer uso de vestuarios a veces encuentran quejas por entrar al de los hombres o las mujeres. Una mujer trans debe entrar al vestuario de mujer y no todas están cómodas con esto porque la ven como ‘un hombre disfrazado’.
«Donde más dificultades he encontrado es a nivel administrativo»
¿Dónde encuentra mayores dificultades?
En temas administrativos, sobre todo. No puedes cambiarte el nombre hasta que llevas dos años en hormonación y esto es un problema. Por ejemplo, si compro algo por internet y me registro como Diana, cuando me mandan el paquete y voy a correos a recogerlo, me piden el DNI y en este pone mi nombre de antes. Ven la foto y sí eres tú, pero te toca explicar.
Y a nivel administrativo pasa mucho: coger un avión, etc. Hasta que pasan dos años y tienes el certificado del endocrino y puedes ir a cambiarte el DNI y el nombre, hay muchas dificultades.
«Necesitamos más visibilidad y referentes válidos»
¿Cómo se puede contribuir a que la sociedad conozca las distintas realidades y las respete?
Al final es todo formación, educación y visibilidad. Nosotros podemos ir a los institutos y contarles y también los profesores empiezan a tener formación para atender la diversidad y saber qué hacer ante casos que se puedan presentar. Habría que preparar también al personal sanitario y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La visibilidad es muy importante y la gente al final conoce lo que ve por la televisión.
¿Qué referentes hacen falta?
Se necesitan referentes válidos. Pero si no tienes o los que tienes son tipo como Alba, de ‘La que se avecina’, que es un hombre que se ha puesto un vestido y es una loca a la que usan para hacer burla y reírse… Cuando esto sucede no solo ridiculizas al personaje sino también a todo el colectivo trans.
Y no hay más referentes. Los gays y lesbianas sí empiezan a verse más. Hay presentadores de televisión que lo dicen abiertamente o algunas influencers como Dulceida. Todo eso hace mucho para normalizar a las personas LGTBI.
El día 28 de junio es el día de la visibilización LGTBI.
Para este año no hemos podido organizar nada concreto. El evento de ‘Pobles per la diversitat’ es algo que hay que preparar con antelación y en 2021 hay mucha incertidumbre. Venimos haciendo una concentración los últimos dos años y esto sí que creo que se podrá hacer. Nosotros este día no lo vemos como un día de desfile con carrozas; para nosotros es un día de cooperar con otros colectivos o hacer reivindicaciones con la lectura del manifiesto.
¿Por qué sigue siendo importante este día?
Porque aunque la gente crea que ya lo tenemos todo, nos podemos casar por ejemplo, no es así. Aún estamos lejos de tener los mismos derechos y tenemos que luchar. No solo lo hacemos por los de aquí, también por los de otros países. Tú eres hetero y puedes ir por todo el mundo tranquilamente, pero como seas gay, lesbiana, trans o bisexual… te pueden encerrar en la cárcel o pegar una paliza.
¿Qué queda por hacer?
La evolución ha sido buena; la gente joven es consciente de que hay más realidades y diversidad. Pero queda mucho por hacer, aunque creo que más en las personas adultas y llegar ahí es más complicado. Hay que continuar en la línea en la que vamos: formación, visibilizar y no conformarse con lo conseguido, sino seguir para que se interiorice en la sociedad.