Tocaba en 2020 la celebración del medio siglo, pero no pudo ser: la situación pandémica manda. Pero se sigue luchando de puertas adentro, en la continua labor desarrollada por la Asociación Pro-Disminuidos Psíquicos de Elda, Petrer y Comarca (Asprodis), desde que naciera oficialmente en mayo de 1970, tras constituirse el 24 del mes anterior gracias a unos padres de disminuidos psíquicos que deseaban “obtener un presente y futuro mejor para sus hijos e hijas y para todos aquellos que se incorporasen en el futuro”.
Son 105 trabajadores para atender a los 315 usuarios
No podrán ofrecer este año tampoco, pese a sus 51 años desde su fundación, la tradicional comida benéfica en la que, como señalan desde Asprodis, se esperaba contar ya en 2020 con hasta 300 personas. Pero continúan con una labor que, en la actualidad, anotan, cuenta con el esfuerzo conjunto de 105 trabajadores, según datos aportados por la propia asociación, más el apoyo de los ya 697 socios, para atender “a 315 personas con discapacidad de toda la comarca del Medio Vinalopó”.
Asprodis fue declarada de utilidad pública el 17 de junio de 1982
Nuevas ayudas en el camino
Declarada de utilidad pública el 17 de junio de 1982, algo fundamental para optar a las ayudas públicas necesarias, al menos en este ejercicio han continuado recibiendo el esencial soporte institucional. Así, en septiembre pasado, recibían de la Diputación una subvención (en la convocatoria de Bienes Inventariables) por un montante de 3 500 euros traducidos en cuatro equipos de aire acondicionado. Lo que se suma a que desde febrero el centro residencial y ocupacional cuenta con instalación fotovoltaica de autoconsumo gracias a la empresa local Ampertec Energy.
También, por ejemplo, desde la misma institución se recibieron 11.604 euros destinados al “desarrollo de programas a favor de la inclusión social para el sostenimiento de servicios estables de información, orientación y asesoramiento, intervención psicosocial e integración laboral”. Por su parte, además llegaban subvenciones por parte de la conselleria de Igualdad y Politicas Inclusivas a los programas ‘Innovaeduca’ (6.290 euros), ‘Vida adulta’ (17.230) y ‘Prevención y atención a la neurodiversidad funcional’ (38.300).
Programas y centros
La asociación canaliza en la actualidad toda su labor a través de servicios como el Centro Residencial (para personas con discapacidad intelectual o diversidad) y el de Día (personas gravemente afectadas) Colores, el Ocupacional Torreta (con discapacidad intelectual ligera o moderada), más las Aulas de Parálisis Cerebral (u otros tipos de daño cerebral) o el de Atención Temprana (“de 0 a 6 años de edad con trastornos en su desarrollo o riesgo de padecerlo, que requieran tratamiento asistencial y/o preventivo por causas de origen biológico o social”).
También el TAPDI (para la prevención y atención a la neurodiversidad funcional), el Centro Vivienda Tutelada (hogares funcionales, en el centro de la ciudad, adecuados “al número y características de los usuarios” en las que “conviven, de forma estable en el tiempo, un grupo homogéneo de personas con discapacidad física o intelectual, con necesidades de apoyo intermitente o limitado, en régimen de funcionamiento parcialmente autogestionado”) y el Club de Ocio y Voluntariado para “salidas y actividades los fines de semana de jóvenes y adultos con discapacidad intelectual”.
La pandemia llevó al cierre temporal de algunos centros
Voluntarios y personas
En la actualidad, cabe añadir que las actividades del Club de Ocio y Voluntariado, dirigidas a personas de entre 10 y 65 años, y divididas en un grupo juvenil (11 usuarios) y otro adulto (19 usuarios), están atendidas por “más de 43 voluntarios”, según Asprodis, aunque bien es cierto que la covid-19 ha castigado especialmente este servicio, e incluso ha llevado, por motivos obvios, al cierre temporal de algunos de los centros.
Pero no se trata aquí de simples anotaciones de un registro de datos. Para la ONG, aseguran, “las personas” constituyen “el pilar” de la asociación, a fin de conseguir “el bienestar y la inserción social de las mismas”. Son, además, “el eje fundamental de todo”, y “los centros el motor que presta los apoyos necesarios para que puedan llevar a cabo su proyecto de vida, y sean considerados ciudadanos de pleno derecho, también con sus obligaciones, en igualdad de condiciones”.
Consolidación de una realidad
Pero la pandemia no les ha parado y, entre paréntesis, han ido consolidando servicios (gestionados según la norma ISO 9001:2015, el estándar internacional de carácter certificable que regula los sistemas de gestión de la calidad) y potenciando su presencia en la red de redes, en Internet, justo en el año de las videoconferencias y la conquista del mundo 2.0 de un montón de usuarios obligatoriamente desocupados. Además, se han establecido o reforzado lazos con un buen número de entidades comerciales, bancarias o institucionales (especialmente ayuntamientos).
“La verdad es que resulta complicado programar algo en estos momentos”, confiesan, con vistas al calendario de actividades para el próximo año. “Pero como además tenemos junta directiva en enero, quien tome las riendas a partir de ahora será quien tenga que hacerse cargo de este calendario”. Queda esperar que la situación se normalice y la callada y persistente labor interna pueda quedar reflejada, de nuevo, puertas afuera.