La Guerra Civil estaba sentenciada. Las tropas franquistas entraban ya en Madrid y avanzaban en dirección Alicante. Republicanos de toda España llevaban huyendo de los fusiles fascistas desde hacía tres años. Algunos habían sido capturados, muchos estaban muertos y los más afortunados ya se encontraban exiliados fuera del país. El resto, prácticamente todos acabaron en nuestra ciudad.
Estamos en marzo de 1939 y Alicante era el último gran puerto español en el que aún se izaba la bandera republicana. Las Islas Baleares ya habían caído al ejército franquista, y varios buques de guerra partían desde allí cada día para intentar bloquear la entrada o salida a la ciudad alicantina. Pero algunos consiguieron burlar el bloqueo.
El capitán Dickson
Uno de ellos fue el capitán galés Archibald Dickson, quien regentaba un barco comercial llamado ‘Stanbrook’. El 17 de marzo se encontraba amarrado en Marsella cuando recibió órdenes de navegar hacia Alicante para cargar aquí tabaco, azafrán y naranjas.
El marinero británico logró sortear los acorazados franquistas y se plantó en el puerto alicantino el 26 de marzo. En principio tenía previsto partir con la mercancía pactada dos días después, pero se encontró con un auténtico drama humano.
Muchos de los pasajeros del Stanbrook habrían sido fusilados por el régimen franquista de no haber escapado de España
Lección de humanidad
Miles de refugiados esperaban desesperadamente un barco en el puerto de Alicante que les permitiera escapar de España, antes de que ésta cayera completamente en manos del dictador Francisco Franco. Muchos de ellos estaban con sus propias familias, aguardando un milagro.
No hace falta explicar la tensión que se debía vivir en el muelle. Dicen que son los momentos críticos los que muestran la auténtica naturaleza de las personas. Pues aquel capitán galés dio una de las mayores lecciones de humanidad que yo soy capaz de imaginar.
El milagro
Aún teniendo órdenes concretas de no embarcar pasajeros, Dickson renunció a cargar las mercancías y abrió la pasarela del Stanbrook para que los refugiados pudieran embarcar. Aquel barco estaba pensado para unos 30 tripulantes, y se calcula que en el Puerto había más de 15.000 personas. Finalmente se llegaron a subir unos 2.500 pasajeros (el número varía según la fuente).
Ya no es solo que Dickson renunciara a sus obligaciones profesionales por motivos humanitarios, es que al permitir la entrada de tanta gente puso seriamente en peligro su propia integridad.
Con semejante exceso de pasajeros el barco apenas era estable, difícilmente maniobrable y se convertía en objetivo número 1 de todos los acorazados franquistas que intentaban bloquear Alicante. Aún así, el británico lo consiguió. El milagro, ocurrió.
Problemas con Francia
El Stanbrook salió al atardecer del 28 de marzo y puso dirección a Orán, el puerto internacional más cercano. Cada vez que se avistaba un barco a lo lejos, los pasajeros se asomaban a la borda aterrorizados, con lo que estuvieron a punto de volcar en un par de ocasiones.
Nadie logró dar caza a Dickson, y su barco arribó en la mañana del día 29 a la ciudad argelina. Aquella interminable travesía duró 21 horas. Sin embargo, la odisea de aquellas personas ni mucho menos se acabaría ahí. Las autoridades de Orán (entonces colonia francesa) tardaron incomprensiblemente más de un mes en permitir que los refugiados republicanos tomaran tierra.
Campo de refugiados
Francia acabó encontrándoles una utilidad bastante lamentable a todas aquellas personas. Fueron trasladadas a un campo de refugiados ubicado en un lugar del desierto argelino denominado Boghari, para que en condiciones de semi-esclavitud ayudaran con la construcción el Tren Transahariano, un proyecto ferroviario que nunca se llegó a terminar.
Algunos lograron escaparse hacia otros países. La mayoría permanecieron allí durante años, hasta que la Segunda Guerra Mundial llegó también al norte de África. La victoria aliada les supuso su definitiva libertad, y aquellos pasajeros del Stanbrook fueron dispersándose.
Archibald Dickson falleció solo ocho meses después, cuando un submarino nazi hundió el Stanbrook en Dunkerque
El legado del Stanbrook
Por lo que respecta a Archibald Dickson, no corrió tampoco demasiada suerte. Apenas ocho meses después de aquella proeza participó en la famosa operación de Dunkerque. Allí un submarino nazi alcanzó su Stanbrook con un torpedo, acabando con la vida de toda la tripulación a bordo.
En Boghari la noticia cayó como un jarro de agua fría, y los refugiados allí presentes guardaron un minuto de silencio en memoria del ilustre capitán Dickson. Un galés al que muchos le debían la misma vida.
Alicante fue conquistada solo cinco días después de la partida del Stanbrook, finalizando la Guerra Civil
Campo de concentración
Precisamente el Stanbrook fue el último barco que salió con refugiados desde España. Apenas cinco días después las tropas franquistas conquistaron Alicante, última ciudad de la extinta Segunda República. El nuevo régimen capturó a los miles refugiados que aún quedaban en el Puerto, y los encerró en el campo de concentración de los Almendros (junto a la Serra Grossa). Prácticamente todos ellos fueron represaliados, acabando muchos en la cárcel o fusilados.
Afortunadamente, desde entonces nuestra nación no ha vuelto a sufrir una guerra. Ahora más bien son personas de otros países los que se juegan la vida en el Mediterráneo para venir al nuestro, huyendo de sus propias guerras.