Mala solución se vislumbra para el histórico Hotel JM de Santa Pola. Nadie lo diría hoy, pero en otras épocas fue símbolo del esplendor turístico de la localidad. Sus cinco plantas vieron pernoctar a miles de turistas durante décadas, en un complejo que tenía piscina exterior, spa interior, pub, gimnasio…
También llamado Hotel Rocas Blancas durante algún tiempo, ahora se acerca a sus diez años de total abandono y degradación. Los visitantes que llegan a Santa Pola por la carretera de Alicante, que en otra época veían aquí un lugar idílico para dormir, ahora se encuentran un edificio cochambroso en el que se hospedan otro tipo de ‘huéspedes’ bien diferentes.
Un narcotraficante intentó convertir el hotel en el mayor prostíbulo de Europa
Decadencia y cierre
Ya hacia finales de la década de los 2000 el hotel comenzó a experimentar un cierto declive. Aunque conservaba su buena fama de antaño y una categoría de tres estrellas, los turistas cada vez se decantaban más por hospedarse cerca de la playa. El alquiler masivo de apartamentos, muchas veces piratas, le hizo bastante daño.
La dirección del establecimiento quiso construir un pequeño puente para facilitar los accesos al edificio, pero el Ayuntamiento se lo denegó. La crisis económica acabó por empujar definitivamente al grupo JM a poner el hotel en venta y cerrarlo (en principio, de manera provisional) en 2010.
Entonces apareció un empresario interesado en adquirirlo, quien acabó resultando el peor comprador posible. Se trataba de Ángel Suárez Flores, más conocido como ‘Cásper’, un famoso delincuente dedicado al narcotráfico.
El tal ‘Cásper’ llegó a pactar su compra por 780.000 euros, con la intención de convertir el JM en el “gran hotel de prostitución de la Costa Blanca y Europa”, según sus propias palabras tal y como pudo averiguarse en la investigación policial que culminó con su detención en 2011.
El hotel pertenece a un banco, que tiene el edificio en estado de abandono total
La caída de Cásper
Aquel intento de ‘Europrostíbulo’ nunca llegó a producirse, al ser Cásper arrestado y puesto a disposición de la Justicia. Ni siquiera está claro si el hotel llegó a ser oficialmente de su propiedad.
Tras un largo juicio, Ángel Suárez y 16 integrantes de su banda criminal fueron condenados por la Audiencia Nacional a 261 años de prisión por tráfico de drogas, torturas, amenazas, lesiones, tráfico de drogas, detención ilegal, tenencia ilícita de armas y un buen saco de delitos más. Aunque la sentencia fue recurrida, el Tribunal Supremo acabó confirmándola en 2016.
Con Cásper y su cuadrilla entre rejas, el viejo Hotel JM acabó siendo embargado por el banco. Desconocemos si alguien se ha interesado desde entonces por comprarlo. Lo cierto es que, casi una década después, permanece en un estado deplorable.
Saqueos y delincuencia
Cuando el edificio dejó de pertenecer al grupo JM, su nuevo propietario se despreocupó totalmente de su mantenimiento o vigilancia. Así, acabó siendo víctima de múltiples saqueos y actos vandálicos. Con el paso de los años se ha ido convirtiendo en un lugar frecuentado por vagabundos o drogadictos, generando serios problemas de delincuencia.
El pasado mes de febrero se produjo un pequeño incendio en su interior por la madrugada. Los bomberos acudieron al ver salir humo de una ventana ubicada en la planta cuarta. Al entrar encontraron un colchón en llamas, sin ningún testigo ni explicación más.
No es la primera incidencia similar ocurrida aquí, y algunos vecinos que viven en los alrededores se han quejado de la situación. De vez en cuando la Guardia Civil o la Policía Local intensifican su vigilancia en la zona. Aún con todo, se trata de una propiedad privada, y teóricamente no pueden entrar en ella salvo que se produzca una razón de fuerza mayor.
Nadie vigila las instalaciones, que se han convertido en lugar habitual de vagabundos y drogadictos
Sin vigilancia ni mantenimiento
Aunque la estructura del edificio sigue estando en buenas condiciones, el interior del inmueble es desolador. Los escombros se acumulan en los pasillos, las paredes muestran agujeros y grafitis, la piscina de su antiguo spa está llena de cristales y basura…
Aquello que el viejo Hotel JM conserva tan hermoso como siempre, son sus magníficas vistas desde su azotea. Se observa prácticamente toda la ciudad desde aquí hasta el mar. Un lujazo del que ya nadie disfruta.
No parece que este simbólico lugar pueda de momento ni tan siquiera soñar con recuperar su esplendor del pasado. El banco no parece interesado, ya no en reformarlo, sino ni tan siquiera en ponerle un mínimo de vigilancia para evitar que sus ‘visitantes’ sigan deteriorándolo aún más. Así, el desembolso que tuviera que realizar cualquier interesado en reutilizarlo, se va haciendo cada vez mayor. Desde el Ayuntamiento tampoco nos dan ninguna respuesta.
Por increíble que parezca, nueve años después de su cierre, el JM Santa Pola sale todavía en algunos de los buscadores webs más conocidos como si estuviera en funcionamiento. Sus 190 habitaciones siguen aguardando tiempos mejores que no vuelven.