Promover la agricultura ecológica y sostenible respetando el medio ambiente, fomentar el consumo de productos frescos de temporada con todas las garantías nutricionales, socializar con otros usuarios, y estar en pleno contacto con la naturaleza, son sugerentes propuestas que en los últimos años están ganando cada vez más adeptos entre la gente de ciudad.
Los huertos ecológicos son una forma de cultivo en la que se aprovechan los recursos de la forma más natural posible sin salir de la propia localidad, y, según los expertos, cuentan con infinidad de beneficios al ser más sostenibles que la agricultura tradicional, más gratificantes para la salud, más baratos al permitir ahorrar en la cesta de la compra eliminando a los intermediarios y, de paso, ayudan a crear una conciencia ecológica.
Ocio activo en Ferrusa
Desde hace una década, Petrer lleva poniendo en marcha esta saludable filosofía de vida con este tipo de huertos, unas parcelas de titularidad municipal que cede la concejalía de Medio Ambiente por espacio de dos años en la Finca Ferrusa, donde los usuarios disponen de un terreno de 60 metros cuadrados para cultivar productos destinados al autoconsumo de una manera eficiente y sostenible.
Precisamente, este año comienza un nuevo plazo bienal de cesión y por ello, el viernes 11 de septiembre, el Ayuntamiento sortea, en el edificio cultural Espai Blanc, 16 de estos huertos ecológicos populares entre 46 personas, para que los cultiven durante los próximos dos años.
Para acceder a ellos se les ha dado preferencia a personas que se encuentran en situación de desempleo, jubilados y pensionistas, quienes previamente han tenido que formalizar una solicitud, debiendo comprometerse con que van a hacer un uso justo y responsable de estas parcelas agrícolas de uso social.
Conciencia ecológica al 100%
Así, cada dos años, el consistorio petrerí pone a disposición de los vecinos un pequeño oasis de aire fresco en un paraje natural privilegiado a escasa distancia del centro urbano de Petrer, donde estar en pleno contacto con la naturaleza compartiendo afición con otros amantes de la horticultura.
Según nos ha explicado la técnico de Medio Ambiente de la concejalía, María José Gil, cada uno de los huertos cuentan con toma de agua para riego por goteo y entre sus principales objetivos está el de “recuperar las prácticas agrícolas tradicionales que desde siempre han caracterizado a Petrer, apostando por variedades autóctonas de productos hortícolas”.
Fomentar el respeto al medio ambiente
Esta actividad ayuda además a promover las relaciones personales entre los usuarios, favoreciendo el “intercambio de técnicas y experiencias”, a la vez que crean un clima que permite “la integración de colectivos desfavorecidos para la obtención de alimentos básicos”.
Asimismo, los huertos ecológicos sirven también para “formar a sus usuarios en técnicas de agricultura ecológica y de ahorro en el consumo de agua de forma eficiente”, y sobre todo para generar espacios de biodiversidad e impulsar un mayor conocimiento y respeto al medio ambiente.
El tipo de agricultura que se tiene que realizar, según María José Gil, debe ser ecológica, estando prohibido el uso de tratamientos químicos para el control de plagas como pesticidas o herbicidas, perjudiciales en muchos casos para el ser humano.
No son para vender
Los huertos de Ferrusa, en los que está previsto que puedan comenzar a trabajarse a partir de principios de octubre, serán de uso de la persona que acceda a ellos y sólo se podrán cultivar productos como hortalizas, flores y plantas.
Dado que la concesión es por dos años, no se permite la plantación de especies que requieran ser cultivadas por largo espacio de tiempo, caso de árboles y arbustos, debiéndose destinar los productos obtenidos a consumo propio, familiar o a fines sociales, y “en ningún caso está permitido venderlos”, recalca la técnico de la concejalía.
Actividad saludable
A la vista está que los huertos ecológicos no son una moda pasajera y que han venido para quedarse. Una forma de ocio que ha experimentado un gran impulso en los últimos años, acorde con la concienciación medioambiental de muchas personas que prefieren llevar a la mesa sus propios alimentos, cambiando los supermercados y las grandes tiendas por el abono y el rastrillo.
Por ello, y por todos los beneficios que comporta, es muy de agradecer que en estos tiempos de covid-19 se puedan desarrollar actividades de este tipo al aire libre.