Entrevista > Miguel Ángel Guill Ortega / Dibujante (Elda, 17-junio-1971)
Tras una primera tirada local hace seis años, el dibujante eldense Miguel Ángel Guill acaba de publicar una segunda edición del cómic ‘El tesoro de los moriscos’ de la mano de la editorial Cascaborra Ediciones.
Al margen de algunas historietas cortas, en 2002 también publicó una obra larga titulada ‘De musulmanes, moros y moriscos’ en la que narra la historia de la comunidad musulmana en Elda, desde la construcción del castillo hasta su expulsión.
Ilustra cómo eran las comarcas del Vinalopó en el siglo XVI
Segunda edición de ‘El tesoro de los moriscos’, ¿qué nos podemos encontrar en esta obra?
Es un cómic de aventuras, al estilo clásico de la Bandes Dessinées (BD) francesa, pero buscando ser fiel a la realidad histórica y al realismo argumental. Una historia de ficción pero en un entorno histórico real. El objetivo es que el lector disfrute atrapado con el argumento, pero cuando cierre el cómic conozca cómo eran las comarcas del Vinalopó en el siglo XVI.
¿Y cómo eran las comarcas en aquel periodo?
La costa era considerada una frontera real, era un territorio fronterizo entre dos culturas (la musulmana y la cristiana) y dos imperios (el español y el otomano). Tengamos en cuenta que frente a la costa alicantina está Argel, que era un protectorado otomano, epicentro del corso y la piratería en el mediterráneo, y en la Gobernación de Orihuela había bolsas de población morisca con contactos con los corsarios berberiscos.
Suma a todo esto una costa de marjales, donde el mar y la costa se convierten en un paisaje híbrido. Todo un polvorín. Piratas, galeras, moriscos, milicias, repobladores… Un paisaje idóneo para las desgracias y peripecias vitales, para la aventura.
«Lo que más llamará la atención es la documentación histórica»
¿Cómo ha sido el proceso de elaboración?
Lo he realizado a pluma y acuarela, con técnica de tempera y aplicando el color directo. Ha sido un proceso de cinco años pero he de aclarar que no me dedico a ello profesionalmente, sino al diseño de calzado.
Creo que lo que más llamará la atención al lector es la documentación histórica que he llevado a cabo en el cómic. De hecho, de algunas cosas sólo se dará cuenta un arqueólogo. Por ejemplo, el antemural del Castillo-Palacio de Elda lo restauré en mis dibujos antes que en la realidad y el lector podrá observar como empleé sillería en la parte superior de este, que es como se descubrió que era hace unos años.
¿Cuándo surge tu interés por el dibujo?
Desde niño, cuando cayó en mis manos el cómic Astérix en Hispania. Desde ese día hasta hoy es un medio artístico que me apasiona. Siempre me ha atraído el dibujo y que me cuenten historias. En el periódico escolar siempre estaba dibujando e incluso en la mili dibujaba humor gráfico y cómics en una publicación militar.
Recuerdo con mucho cariño uno de mis primeros trabajos, ‘La rendición’, que se llevó el primer premio de cómics Villa de Petrer. Hace ya muchos años de eso pero marcó cuál sería mi corriente artística en el futuro: la recreación y documentación histórica, algo que hacen autores como François Bourgeon, Pellerin o Eric Shanower, salvando las distancias, claro.
¿A la hora de crear prefieres la nueva tecnología o eres más de la vieja escuela?
Soy de la vieja escuela. Todo a mano, lápiz, tinta y color pero utilizo el ordenador en contadas ocasiones para maquetar, corregir errores e incluso en alguna ocasión dar color. Para mí se transmite más a mano que utilizando el ordenador, aunque también reconozco que hay artistas que emplean muy bien el color por ordenador.
«Hacen falta más lectores en el cómic»
¿Se valora el dibujo lo suficiente?
En España pasa como en tantas cuestiones artísticas y no artísticas, hay grandes valores pero falta una industria. Lo cierto es que el cómic cada vez tiene más prestigio y se ha dejado de ver como algo infantil, de ahí la denominación de novela gráfica, pero hacen falta más lectores, pues los que no lo son se pierden un medio narrativo de lo más interesante y con una gran calidad, con propuestas muy buenas e innovadoras. Que se lo digan al cine de Hollywood que no para de hacer versiones de cómics.
Otros proyectos
Hace tiempo empezó a elaborar un cómic sobre la historia de la industria del calzado. Tras un par de años de dibujo, no le gustaba el enfoque que le estaba dando y lo ha parado. Tal y como asegura, quizás lo dibujado lo deje como una historia corta y retome el trabajo de otra manera.
También ha escrito varios artículos sobre la introducción de la máquina de coser en el calzado y ha presentado una ponencia sobre la influencia norteamericana en la industria del calzado en la provincia de Alicante.