Antes, las cosas del crimen y de la lucha contra él, estaban algo más claras. Por un lado, teníamos un malo malísimo, tanto en cine como en la vida real (aunque en esta última, la percepción entre unos y otros dependía, sobre todo, del lado de la línea en la que uno mismo se encontrase), y, por el otro, al héroe que, siempre sobre la campana, conseguía salvar, si no al mundo entero, a la civilización occidental.
James Bond, en la gran pantalla, y John Fitzgerald Kennedy y su muy contada (y exagerada) intervención durante la crisis de los misiles de Cuba representan, quizás, la quintaesencia de aquella separación entre el bien y el mal que, en los años de la Guerra Fría, estaba físicamente marcada por el tristemente famoso Telón de Acero.
Ahora, en el mundo digital, las cosas son mucho más complicadas. Los malos hablan muchos acentos distintos y los buenos, si es que eso existe, presentan casi tantas sombras como luces. El tablero de juego, además, ya no es el mundo físico sino ‘la nube’ (que es un mundo tan real como el otro); pero las amenazas, o al menos eso parece, son igual de terribles como, sobre todo, cercanas.
Sectores clave de la economía
Ahora, las amenazas a nuestra seguridad ya no provienen de ignotos rincones escondidos en algún remoto búnker del bloque comunista. En el siglo XXI el peligro acecha detrás del teclado y la pantalla y los que manejan esa poderosa arma viven entre nosotros. Compran el pan en la misma panadería que nosotros y sus hijos juegan con los nuestros en el patio del colegio.
¿Exagerado? En absoluto. Hace sólo algunas semanas el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) detenía en Altea, Finestrat y Alicante a 23 personas en la mayor operación contra las mafias del este de Europa en los últimos diez años.
La redada, según las primeras informaciones que han visto la luz de una investigación todavía en curso, desmanteló una poderosa red clientelar que, siempre según la versión policial, pretendía infiltrarse en los sectores clave de la economía y la política española para llevar a cabo su actividad de lavado de dinero con total impunidad mediante el tráfico de influencias y el cohecho.
A la hora de cerrar esta edición de AQUÍ en Altea, tanto el CNP como la Fiscalía contra la Corrupción y el Crimen Organizado mantienen que el método que los empresarios rusos, ahora detenidos, tenían pensado utilizar para conseguir su objetivo pasaba por controlar el sector del ocio nocturno y la restauración en la costa levantina, donde ya habían realizado importantes inversiones con el dinero obtenido por el crimen organizado.
Durante las primeras horas de la investigación 23 personas fueron detenidas
Detenciones llamativas
Lo más llamativo del asunto es que entre los 23 detenidos iniciales se encontraban, además de los cabecillas de la trama y otros miembros de la red, políticos, abogados, banqueros e, incluso, miembros de las Fuerzas del Orden españolas. Estos últimos fueron puestos en libertad pocas horas después de sus arrestos y de haber prestado declaración, aunque la investigación, a la hora de escribir estas líneas, sigue abierta y no se pueden descartar nuevas sorpresas.
En Altea llamaron especialmente la atención cuatro de esas detenciones. En concreto, las de un funcionario del ayuntamiento de Altea, la del exconcejal y expresidente del Partido Popular de la Villa Blanca, Jaime Sellés, y las del Teniente de la Guardia Civil en la localidad, un cuerpo que también vio detenido a otro agente, en este caso un Brigada.
Todos ellos, insistimos, fueron puestos en libertad después de haber prestado declaración ante los agentes que investigan el caso, como también lo fue el concejal de Seguridad Ciudadana de la vecina localidad de Benidorm, Lorenzo Martínez. Sin embargo, en una región que durante años fue el ejemplo de la corrupción, esta actuación ha agitado los fantasmas del pasado.
El proyecto de construcción de un camping de lujo en la Villa Blanca aparece en el centro de la trama
Un camping en el centro de la trama
Todavía habrá que esperar un tiempo para determinar el alcance real de la infiltración de esta red en la política y otros ámbitos de poder, pero las primeras informaciones facilitadas por las partes apuntan hacia un proyecto que pretende construir un camping de lujo para autocaravanas en Altea, con el que se pretendía lavar dinero de la mafia y para el que los integrantes de la red habrían usado sus influencias en la Administración local.
Un abogado ruso afincado en Altea es señalado como el ‘conseguidor’ de la trama gracias a sus contactos políticos
En este sentido, cobra especial relevancia la figura de un abogado ruso, Alexéi Shirokov, llegado a la Costa Blanca siendo todavía menor de edad, propietario de una inmobiliaria en Altea y que es señalado como el ‘conseguidor’ de la trama. Licenciado en Derecho por la Universidad de Alicante, este letrado, que también posee una asesoría jurídica, habría hecho uso de su amplia red de contactos para beneficiar los negocios ilícitos de la trama.
Según la investigación, estos contactos incluyen a miembros de las Fuerzas del Orden, la política y la propia Administración. Siempre según esas primeras pesquisas, el abogado habría aprovechado para ello su condición de militante y lobbysta del PP y de todo ello se derivarían las detenciones de los dos guardias civiles, un policía nacional, un edil de Benidorm, un exconcejal y un funcionario de Altea.