Entrevista > Francesc Agulló / Escritor (Elche, 20-mayo-1970)
Violeta es una mujer que, como tantas otras, calla la violencia que se produce en la intimidad de su casa. Entre los mensajes que el escritor quiere plasmar en su novela, destaca la facilidad que tienen algunas personas para juzgar a las mujeres sometidas a la violencia machista, sin conocer la historia que hay detrás.
En ocasiones se juzga o se pone en duda a las mujeres que buscan ayuda, en lugar de apoyarlas y aconsejarlas para que denuncien o tomen alguna decisión. Esa incomprensión puede venir de quienes las rodean. Otras veces se exige a las víctimas que actúen de inmediato cuando no siempre tienen la fuerza suficiente para hacerlo.
«Esta es mi forma de protestar ante tanta violencia machista»
¿Te basas en algún caso real?
No, aunque es algo que me preguntan mucho, incluso me dicen si estoy hablando de mi madre o de alguien cercano, pero no; me baso en lo que está ocurriendo a nuestro alrededor con tantas mujeres maltratadas e incluso muertas en demasiadas ocasiones.
Me considero una persona muy concienciada con este tipo de injusticias y esta es mi forma de protestar ante tanta violencia machista.
¿Quién es Violeta?
Violeta es una mujer que vive en un pueblo de Extremadura, que lleva una vida muy humilde y que sufre en silencio los malos tratos de su marido en casa. Es una mujer muy bella que se pone una barrera arreglándose y poniéndose guapa, sonriendo para que nadie note lo que está sufriendo.
Viven en un pueblo pequeño donde se sabe lo que pasa porque las paredes hablan, pero miran hacia otro lado. Su marido tiene una minusvalía, lo que le hace más vulnerable ante la sociedad, y convierten en víctima a su maltratador.
Al tiempo cambian de ciudad y su posición económica mejora; ella piensa que todo va a cambiar pero se equivoca, al poco tiempo el maltratador ataca de nuevo.
El monstruo al que hace referencia el título es obviamente el maltratador…
El monstruo del título es una metáfora sobre el miedo constante que sufre una mujer maltratada que le impide reaccionar y le bloquea. La novela da un giro cuando Violeta es ya una mujer madura y consigue sacar fuera sus valores, su coraje y su ilusión por vivir. El final de la historia es espectacular, sorprendente y con mucho mensaje para que cada uno saque sus propias conclusiones.
«Hay muchas violetas en la vida real, demasiadas»
¿Hay demasiadas Violeta?
Hay muchas Violetas en la vida real, demasiadas. Mujeres que aguantan por miedo, por vergüenza, por falta de recursos o con la esperanza de que vayan a cambiar. En muchas ocasiones consiguen salir de ese infierno por salvar a sus hijos, que en numerosos casos en lugar de hacer algo miran hacia otro lado.
¿Juzgamos demasiado a la ligera?
Hablar y opinar es muy fácil; muchas veces juzgamos a la gente sin tener ni idea de lo que estamos hablando. Detrás de cada mujer maltratada hay una historia y no está bien juzgar a la ligera sobre cómo han llegado hasta esa situación. Hay que ponerse en la piel de las personas antes de hablar y si quieres hacer algo, que sea denunciar o intentar ayudarlas.
Hay mujeres que no dan el perfil que trazamos sobre la apariencia que pensamos que tiene que tener una mujer que sufre malos tratos, y por el hecho de verla arreglada se pone automáticamente en duda.
«Desde que he publicado mi libro no te puedes imaginar la de casos de malos tratos que estoy conociendo»
¿Por tu trabajo habitual te hacen muchas confidencias?
Mi faceta de escritor la compagino con el trabajo en el negocio familiar de peluquería. Siempre he escuchado mil historias personales que me cuentan mis clientas, porque no sé por qué, pero la gente se sincera y se confiesa con su peluquero o peluquera de una manera increíble y es una fuente inagotable de argumentos.
A veces nos cuentan cosas que no les dicen ni a sus amigos más íntimos; y se establece una gran complicidad. Desde que he publicado mi libro no te puedes imaginar la de casos de malos tratos que estoy conociendo, a veces personales y otras muchas de casos que conocen cercanos.
¿Cuánto tiempo le has dedicado al libro?
La verdad es que empecé a darle forma hace cuatro años, pero hace un año que me propuse su publicación y he estado dedicándole todo el tiempo posible para poder terminarlo.
Son 400 páginas. Me levantaba todos los días antes de las seis de la mañana, porque a las nueve me tenía que ir a trabajar a mi empresa, y después de un año conseguí publicarlo. A esto hay que añadir que justo cuando iba a presentarlo estalló la pandemia y se vinieron abajo las presentaciones que tenía previstas en varias ciudades, y solo me dio tiempo a presentarlo en Elche. Aun así no me puedo quejar y ya voy por la segunda edición.
¿Podrás al final realizar esas presentaciones?
Por suerte los libros no tienen caducidad, y por desgracia por el momento los casos de malos tratos tampoco. Cuando todo esto pase cumpliré con las presentaciones que tenía previstas y seguiré llamando la atención sobre un tema tan grave como este. Continuaré colaborando con asociaciones y colectivos que defiendan tanto este tema como cualquier otra causa que tenga que ver con injusticias sociales de cualquier índole.