Este año se cumple el 40 aniversario desde que se nos fuera para siempre María Gil Vallejos, sin duda una de las personas más prodigiosas que ha dado Torrevieja. Su talento al piano fue tal que la valió para convertirse en una de las personalidades más destacadas de la farándula española durante su breve, pero intensa carrera.
Si bien los motivos del corazón la llevaron a pasarse la mayor parte de su vida lejos de su ciudad natal, María todavía hoy conserva una calle e incluso todo un Palacio de la Música que recuerdan su legado en Torrevieja. Nosotros también queremos aportar nuestro granito de arena rememorando las andanzas de esta gran mujer.
Su primer maestro fue su propio padre, director de la Unión Musical Torrevejense
Inicios
María vino al mundo el 13 de julio de 1892. Era hija de Antonio Gil Lucco, director de la Unión Musical Torrevejense. Sobra decir que su padre fue también su primer maestro en la música, hasta que percatándose del gran talento que mostraba la niña al piano tomó la decisión de enviarla a Murcia para que siguiera aprendiendo, como discípula de Mariano Alarcón Pérez. Se trataba nada más y nada menos que del organista oficial de la Catedral de Santa María.
Durante los siguientes años María continuó formándose en el conservatorio de Murcia y actuó en diversos conciertos y recitales por la zona. Su primer puesto fijo fue como pianista de cabecera del Teatro Romea.
Con ganas de seguir progresando, hacia la treintena se matriculó en el conservatorio de Madrid. La torrevejense cayó de pie en la capital de España, actuando en algunos garitos de la ciudad e incluso en la emisora Radio Madrileña.
En 1928 realizó una gira con la gran cantante mezzosoprano Conchita Supervía
El éxito
Fue entonces cuando la aún joven María llamó la atención de algunos grandes músicos del panorama nacional. Uno de ellos fue el violinista catalán Juan Manén, quien la fichó para realizar una gira de conciertos por diversas ciudades del norte.
Poco después la llegaría la gran oportunidad de su carrera, de la mano del empresario teatral Luis París quien le propuso ser la pianista oficial de la cantante mezzosoprano Conchita Supervía para su gira de 1928.
Así pues la pianista torrevejense viajó por toda España tocando junto a una de las grandes celebridades de la época. De hecho, entre ambas surgió una gran amistad que perduró durante el resto de la corta vida de Conchita (falleció en 1936 a causa de un parto mal llevado).
Por motivos sentimentales se marchó a Reino Unido, donde residió durante el resto de su vida
Reino Unido
Por aquella época María conoció a un crítico musical británico llamado Arthur René de Deney con quien contrajo matrimonio. Precisamente cuando parecía estar en el mejor momento de su carrera, lo dejó todo para marcharse al país de su marido.
Los últimos conciertos que dio María Gil Villarejos se produjeron pues en Reino Unido, hacia principios de los años 30. Llegó incluso a actuar en el Queen’s Hall de Londres, una de las salas de música más prestigiosas del mundo hasta que fuera destruida pocos años después a consecuencia de un bombardeo aéreo durante la Segunda Guerra Mundial.
Temprana retirada
Cuando apenas contaba con unos 40 años, María decidió retirarse de la música profesional. Nunca dejó de tocar el piano para familiares y amigos, pero ya no hay constancia de que participara en más conciertos. ¿Por qué tomó esta decisión? No lo sabemos.
Desgraciadamente, dado su temprana retirada, no se conserva ninguna grabación suya como solista. O al menos no tenemos constancia de su existencia. Tan solo existen audios de conciertos en los que participó como acompañante al piano de Conchita Supervía.
Algunas críticas de la época describen su música como un “mecanismo prodigioso, velocidad sorprendente, digitación limpia y clara, delicadeza […] y, sobre todo, María Gil tiene una mano izquierda que unas veces hace rugir con violencia de fiera al piano y otras adquiere la suavidad y la finura que solo están reservadas a los grandes maestros”, según rezaba el periódico El Liberal en 1924.
Recuerdo torrevejense
A pesar de su exilio británico, su Torrevieja natal se acordó de ella en 1964 al descubrirse una placa honorífica en su casa natal. Dicho edificio fue durante años sede de la Unión Musical Torrevejense, hasta que en 1999 fuera derruido para construir el actual Palacio de la Música de Torrevieja en cuyo interior donde todavía se conserva la placa. Además, desde 1984 una calle lleva su nombre.
María Gil Vallejos falleció en 1981, hace ahora 40 años, en Londres. Terminamos nuestro recuerdo a esta ilustre pianista con unos versos que le dedicó el poeta murciano Pedro Jara Carrillo, quien fue un gran admirador suyo: “Cuando tus dedos se mueven, se me figura escuchar, que sobre las cuerdas llueven, todas las perlas del mar”.