Las relaciones entre la Policía Local de Altea y el ayuntamiento de la Villa Blanca son, por decirlo de una forma suave, tensas desde hace ya mucho tiempo.
La plantilla policial arrastra ya un largo periodo en el que tanto sus demandas laborales como, sobre todo, las distintas opciones que han ido presentando al equipo de gobierno alteano caen en saco roto, provocando el consiguiente deterioro de su servicio.
Cortoplacismo y tacticismo
Hace ahora dos meses que AQUÍ en Altea publicó un extenso análisis sobre la situación que arrastra el colectivo y el caso omiso que desde el gobierno de Jaume Llinares se ha venido haciendo a los continuos avisos respecto de la insostenibilidad de la misma.
Con una plantilla reducida a mínimos -por circunstancias que no siempre han sido atribuibles por completo a la administración local- y unos agentes cargados de horas extra y bolsas, al polvorín sólo le faltaba la chispa adecuada para estallar.
En un ejemplo más del cortoplacismo y tacticismo con el que se suelen tomar las decisiones en el ámbito político; la llegada de las últimas elecciones municipales propició lo que debía haber supuesto un acercamiento de posturas y, a la postre, la resolución de buena parte los problemas que sufre la Policía Local. Sin embargo, como también es tristemente frecuente, las buenas intenciones mostradas camino de las urnas se quedaron en eso, en sólo intenciones.
Una plantilla menguante
Dos meses después de que todo saltara por los aires, con la ya famosa y triste imagen gráfica del cartel de ‘cerrado’ en las instalaciones policiales, sorprende comprobar que la situación no sólo no ha avanzado, sino que parece más estancada que nunca, algo que, en estos casos, siempre supone estar dando pasos hacia atrás, habida cuenta de que hablamos de uno de los servicios más importantes y básicos para el buen funcionamiento de la sociedad.
Como ya se explicó en su momento, los motivos que han llevado al choque entre los representantes policiales y el equipo de gobierno son diversos, pero todo podría resumirse en el escasísimo número de agentes con los que cuenta la Villa Blanca para cubrir todos los servicios, lo que ha obligado a los agentes a cargar sus horarios con horas extra y servicios extraordinarios de forma continuada y exagerada.
Sin que se hayan convocado oposiciones a la Policía Local desde hace años -primero por imperativo legal y, después, por motivos que no han sido explicados-, el número de funcionarios policiales ha ido decreciendo a causa de las lógicas jubilaciones de los más veteranos y las siempre inevitables -más en este tipo de empleos- bajas de mayor o menor duración.
La plantilla actual debería de ser de medio centenar de agentes, pero no llega a 40 funcionarios
Bajo mínimos
La ecuación es lógica: a menos agentes y los mismos turnos (las semanas tienen, irremediablemente, siete días de 24 horas) los resultados posibles sólo pueden ser dos: menos agentes en la calle o más horas por agente. Pero para que se dé esa segunda opción, evidentemente, debe existir también una contraprestación económica que, tal y como se explicó pormenorizadamente hace dos meses, no se correspondía con lo que marca el convenio del sector.
Con todo, hemos llegado a este cuarto mes de 2021 en el que, al menos en teoría, la actividad turística volverá a ponerse en marcha y, por lo tanto, la labor policial será fundamental para mantener la imagen de Altea como destino seguro con una plantilla que no llega a los 40 funcionarios -con tres jubilaciones previstas a las que habrá que ir sumando las posibles bajas que se puedan producir-, cuando lo que le correspondería a la Villa Blanca, en base a su población, serían al menos 50 agentes.
Pequeños avances
“En los últimos dos meses no se ha avanzado prácticamente nada”, reconocen con desasosiego fuentes de la Policía Local, que añaden que “se han visto algunas cosas en la mesa de trabajo que se ha creado, pero esos puntos son los que afectan al conjunto de funcionarios municipales. Una de las cosas más sorprendentes es que se ha alcanzado un acuerdo, que todavía no ha pasado por la mesa general, para crear una fórmula que establezca el precio de las horas de cada funcionario”.
Esas mismas fuentes explican que esta cuestión “es relevante porque ha servido para ver que los grupos A y B estaban cobrando las horas entre un 50 y un 70 por ciento por debajo. A nosotros se nos acusaba de estar cobrando por encima, pero es que ahora se ha descubierto que muchos funcionarios estaban cobrando hasta tres veces por debajo de lo que les correspondía”.
Incluso en el caso de los agentes de la Policía Local, que presentaron en enero un denso informe para desmontar la teoría de que habían venido cobrando las horas extra por encima de lo que marca la normativa, esta fórmula desvela que “efectivamente, hemos venido cobrando un poco por debajo de lo que nos corresponde”.
A varias bandas
Fuentes policiales muy cercanas a esa negociación explican a AQUÍ en Altea que se sienten muy molestos. “Se han encargado de que el resto de representantes sindicales del Ayuntamiento nos tengan a nosotros ‘enfilados’, porque consideran que somos los culpables de que ellos no cobren las productividades”.
Esto ha servido para que, en la actual negociación del convenio laboral, “se los hayan llevado a su terreno y voten en contra de derechos de la policía que ya tenemos reconocidos en el actual convenio mientras que, a la vez, están concediendo nuevos derechos al resto de funcionarios. Derechos que, por las circunstancias especiales de nuestra labor, no nos afectan”.
Un ejemplo de ello es que “normalmente, la cuestión de las horas extraordinarias se trata en noviembre. Este año, como siempre, hemos pasado el mismo acuerdo de otros años y no lo han querido ver. Cada vez que se ha llegado a ese punto, se ha pospuesto para la siguiente mesa de trabajo”.
Continúa comentándonos que “han pasado unas cinco convocatorias, no se ha visto y, por lo tanto, en el mes de marzo remitimos un escrito a la mesa de trabajo informando de que retirábamos esa propuesta y que ahora sí queremos ver a fondo todas las condiciones que se vienen incumpliendo de forma sistemática. Pero parece que no les ha importado nada en absoluto”.
Un juego peligroso
Pero, como es lógico, ese ‘laissez-faire’ por parte del gobierno municipal acaba traduciéndose en consecuencias directas que, en un asunto tan peliagudo como el de la seguridad, acaba pagando de forma peligrosa el ciudadano. “Para que te hagas una idea, el no estar haciendo horas extraordinarias se ha traducido en que, en lo que llevamos de 2021, hayamos acumulado ya entre el 50 y el 60 por ciento de todos los servicios no atendidos de todo 2020”.
Se trata de un juego muy peligroso en el que, por el momento, la implicación y buena labor de los agentes, así como la colaboración con la Guardia Civil, ha evitado males mayores, pero cuando se juega tanto en el filo de la navaja parece inevitable que, tarde o temprano, la misma acabe produciendo un corte.
Tal y como explican desde la Policía Local, “nosotros priorizamos las acciones. El grueso de avisos no atendidos se produce en las épocas de máxima afluencia y eso provoca que, si llaman para avisar de unos perros que molestan o un vehículo aparcado en un vado y, a la vez, se produce un aviso de una violencia de género o un accidente, se prioriza y se acude a lo más urgente. Cuando vamos a los perros o al vado, pueden haber pasado dos horas y allí ya no hay nadie”.
Los tímidos y escasos avances en la negociación impiden que se vislumbre un pronto final a la polémica
Convenio denunciado
Aunque reconocen que “desde que toda esta cuestión se hizo pública a través de la prensa la actitud del concejal de Recursos Humanos ha mejorado”, las cosas siguen lejos, como queda demostrado, de vislumbrar un final feliz para todos. Máxime, si tenemos en cuenta que el edil alteano sigue jugando, siempre según la versión policial, al despiste y a la negación de acuerdo.
Así, “se han roto acuerdos que teníamos firmados con el anterior concejal de Seguridad Ciudadana y Tráfico aduciendo que no se habían pasado los mismos por la mesa general, cuando sí se había dado esa circunstancia”.
En plena negociación de un nuevo convenio el documento está siendo utilizado como elemento de presión
Se llega al punto que “el convenio, como es lógico, recoge nuestros derechos y nuestras obligaciones. Por ello, cuando se trata de obligarnos a algo sí se acogen al convenio, pero cuando se trata de algo que nos pueda beneficiar, aducen siempre que ese convenio está ya denunciado y se está negociando uno nuevo. Pero resulta que, hasta que no entre en vigor el nuevo, el que sigue aplicándose es el anterior”.
En los turnos de tarde de Semana Santa solo hubo una patrulla en la calle, cuando lo normal es que haya tres
Semana Santa, primer gran problema
Y todo ello a las puertas de una nueva temporada turística que, aunque nadie sabe todavía cómo se comportará, arrancó con las fiestas de Semana Santa. “En el turno de tarde, en base a la planificación existente había únicamente una patrulla en la calle”
Para poner esta carencia de medios en contexto, basta comparar esa situación con cualquier otra Semana Santa en la que “lo normal es tener un mínimo de tres patrullas, ya que los turnos se conformaban en grupos de siete personas. Incluso, si se daba la circunstancia de que algún agente estaba de vacaciones o de baja, siempre había dos patrullas en la calle”. (Información correspondiente al cierre de esta edición en los días previos a las fechas festivas).
A todo ello, “hay que sumar los refuerzos que se hacían a través de la bolsa si las circunstancias, bien por la existencia de algún evento o por una afluencia mayor de visitantes, lo exigían. Este año, como todavía no se ha querido abordar esa cuestión, tal y como hemos explicado antes, ya hemos dicho que no vamos a hacer ninguna hora extraordinaria”.
Ante los repetidos incumplimientos por parte del equipo de gobierno los agentes se han negado a seguir haciendo horas extra
El examen del verano
Sólo parece haber un punto en común en las dos posturas: el reconocimiento de la falta de personal. “Es algo de lo que nosotros nos quejamos. Llevan dos años diciendo que van a sacar plazas, pero las oposiciones siguen sin convocarse”.
El problema es que, mientras los políticos -que acusan a los policías de cobrar por encima de lo que les corresponde las horas extras a pesar de haberse demostrado que no es así- insisten en solucionarlo a través de esa vía, el colectivo se ha plantado y ha decidido no hacerlas hasta que las condiciones de las mismas estén completamente aclaradas.
Tras cubrir el pasado verano a base de una gran cantidad de horas extra, el de 2021 asoma en el horizonte sin un acuerdo al respecto
Pensando en el verano, desde la Policía Local recuerdan que “el anterior, en el que hubo muchas restricciones, ha sido el de mayor afluencia de gente de los últimos 20 años. Hemos ido desbordados y haciendo muchísimas horas extra. Hemos hecho todo lo posible por llegar a un acuerdo, pero al no haber podido llegar al mismo y con tan poca gente… va a ser muy complicado cubrir los turnos”.