Es evidente que nuestra tira cómica, en ocasiones irónica e incluso sarcástica, no podría ir destinada a otro tema que no fuera la asombrosa situación que estamos viviendo.
También el carburante
Y es que no solo la electricidad sigue con costes máximos históricos sin que nadie sepa explicar, con algo más que una burda disculpa, el motivo de esta situación; también el carburante, que igualmente influye a casi todos personalmente y de manera importante en los productos, incluso los adquiridos por internet (alguien tiene que llevarlos a casa) está al alza sin saber hasta dónde puede llegar.
El caso es que no sabemos por qué los ciudadanos estamos pagando ‘el pato’. ¿Es un pulso al Gobierno? ¿Se pretende contrarrestar el tono triunfalista de Pedro Sánchez de cara a unos fondos europeos prometidos hace meses pero que no acaban de llegar?
Felipe González y José María Aznar están últimamente muy locuaces, pero claro, de esto no nos van a hablar porque en esta ocasión están en el otro bando.
Con estos no es tan fácil
Si este fuera el tema único poco más podría decir en esta editorial más allá de todas las reflexiones expresadas sobre el tema en el mes anterior, pero no es cuestión de repetirse. Esperemos que alguien en sus cabales ponga fin a todo esto, por las buenas o por las no tan buenas.
Igual que utilizaron armas legales (luego tumbadas por el Tribunal Constitucional) para meternos a todos en casa y cerrar la mayoría de los negocios, motivo de ruina para muchísimas familias a las que precisamente ahora les piden que afronten estos gastos excepcionales, cuando algunas incluso se encuentran en la desagradable situación de engordar las colas de la ayuda social; ahora deberían hacer algo con este abuso absoluto que les da a estas empresas ser un suministro imprescindible.
De corderitos a lobos
Claro que para lo primero bastaba con meter miedo a los corderitos y para lo segundo hay que saber enfrentarse a unos lobos más fieros que ellos, y ahí es donde se debe demostrar de que pasta se está hecho y hasta dónde eres capaz de llegar.
Pero este no es el único tema, ni siquiera tampoco lo es el volcán de La Palma que llena más minutos en los informativos de los que tienen adjudicados en su franja horaria a pesar que poco más hay que decir. Bastaría una conexión para saber la situación de esa parte de nuestro país, pero nos perderíamos el morbo de ver a la gente sufrir y llorar por haberlo perdido todo.
Bendita televisión Canaria que desde el principio decidió no sacar testimonios y dedicarse solo a dar la noticia. Seguro que no tendrá la mejor audiencia, pero me quito el sombrero ante una decisión como esa.
El circo continúa
Quizá la noticia de este mes podría haber sido el show de la detención de Puigdemont en Cerdeña. Al final nadie sabe que ha ocurrido, si ha sido algún tipo de estrategia política o la acción de un tipo que se sentía olvidado y necesitaba volver a estar en el candelero.
Cuando alguien que ha sabido esquivar tan bien a la justicia y salir siempre sin más de repente comete una torpeza así… ¿seguro que es por error? Ya no digo si encima tenemos en cuenta que se acercaba un nuevo uno de octubre y él no está aquí para acaparar todo el protagonismo.
Visibilidad al suicidio
Pero yo me quedo con otro cambio que por fin se está produciendo en los medios de comunicación en particular y en la sociedad en general. Llevo muchos años, tanto personalmente como a través de nuestros soportes informativos, reivindicando dar visibilidad al suicidio.
En todos estos años, y puesto que la dinámica (no quiero volver al grupo de corderitos que somos) era mejor no hablar de ello, cada vez que lo comentaba siempre me abordaban como si estuviera loco; si todos dicen que mejor no hablar de ello por algo será.
Ahora, por fin, se empieza a decir lo contrario. Que al igual que con el bullying, las adiciones o la violencia de género, por poner algunos ejemplos, la única forma de que la ciudadanía lo conozca, luego lo entienda, posteriormente lo acepte y al final luche por que no ocurra es dándolo visibilidad, poniendo sobre la mesa el problema y que no es solo de una persona, sino de toda la sociedad.
Comprensión social
Si la mujer ya no es la culpable, sino la víctima, es porque se ha mostrado a la sociedad la realidad y se ha conseguido el rechazo unánime. Si una persona padece las consecuencias del bullying ya no se la machaca además en casa forzándola a defenderse de una forma que ni sabe ni quiere, y que le puede incluso suponer más trauma que el propio acoso; se la comprende y ayuda y se lucha contra esos maltratadores. Todo eso se ha conseguido gracias a la visibilidad, explicación y comprensión por parte de la sociedad.
Igual pasa con las adiciones. Son un problema personal, que se traduce en un conflicto familiar y que consigue llegar al rechazo y ‘linchamiento’ social. Poco a poco, igualmente dar visibilidad a estos temas, enfocarlos como una ‘enfermedad’, hace que todo el entorno pase del rechazo absoluto a la comprensión e intento de ayuda.
Nunca esconder
Pues con el suicidio ocurre igual. Las personas pasamos a lo largo de nuestra vida por una montaña rusa de emociones, y entre ellas pueden estar momentos en los que no queramos seguir en este ‘parque de atracciones’; que nos queramos bajar.
Quien lo sufre no está en disposición de luchar en ese momento, por eso el resto necesitamos esa arma maravillosa que es el conocimiento para saber detectar que algo está pasando, comprenderlo y poder ayudar en lugar de intentar esconder. Como de casi todo se puede salir, pero se necesita ayuda, no rechazo u ocultación que es lo mismo que empujar al abismo.