El 3 de junio de 1931 el ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes del Gobierno provisional de la República decretó la declaración de Monumento Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural de uno de los símbolos de la ciudad de Villena: el castillo de la Atalaya.
Tras el estudio de los informes emitidos por la Junta Superior de Excavaciones y el comité ejecutivo de la Junta de Patronato para la protección y conservación del patrimonio en nuestro país, esta importante declaración convertía a la fortaleza en parte protegida del Tesoro Artístico Nacional.
En aquel lejano junio de 1931 se reconocieron otros cinco monumentos de la provincia de Alicante, como son las ruinas de La Serreta en Alcoy, el castillo de Biar, la iglesia parroquial de Jávea, el castillo de la Muela en Novelda o la propia iglesia de Santiago en Villena.
Construido por los almohades a finales del siglo XII para refugiar a la población musulmana
Refugio para los musulmanes
El castillo de la Atalaya fue construido por el Imperio almohade a finales del siglo XII como forma de refugio de la población musulmana que vivía en la ciudad. De esta época datan la muralla interior y los dos primeros pisos de la torre del homenaje. Sus características bóvedas son únicas en toda España y unas de las más antiguas que se conservan, junto con las dispuestas en el castillo de Biar.
Tras la conquista de Jaime I y la posterior firma del tratado de Almizra, el Castillo pasa a los dominios de la familia Manuel. Allí reside entre otros el príncipe don Juan Manuel, reconocido escritor de la época y autor de ‘El Conde Lucanor’, una célebre obra de la literatura medieval hispánica, junto con la que fuera su segunda esposa, la infanta doña Constanza de Aragón.
Durante el siglo XV, bajo el gobierno de la familia Pacheco, como marqueses de Villena, se efectuaron importantes obras en la fortaleza, como la construcción de dos nuevos pisos en la torre además del levantamiento de la segunda muralla exterior. Estas actuaciones le proporcionaron una imagen muy similar a la que actualmente conserva.
Punto estratégico en las batallas
El Castillo fue punto estratégico en varias contiendas acontecidas durante los siglos posteriores. Un ejemplo son las sufridas durante las revueltas de las Germanías a principios del XVI.
Más tarde fue un punto clave en la guerra de Sucesión, donde un grupo de fieles a los Borbones soportó un importante asedio de los Austrias tras el que la ciudad consiguió la distinción de ‘Fidelísima’.
El castillo de Villena fue además un enclave importante en la guerra de la Independencia frente a las tropas francesas, donde tuvo que sufrir los ataques dirigidos por el mariscal Suchet, brazo armado de Napoleón Bonaparte en el Levante español.
Fue habitado por la familia de don Juan Manuel y enclave estratégico en distintas contiendas
Un símbolo turístico en auge
El Castillo es la gran referencia turística en la ciudad… con permiso del Tesoro. Cada año son más numerosos los visitantes que recorren sus intramuros y dependencias para embarcarse en un apasionante viaje por la historia, de la mano del grupo de guías de Turismo Villena.
Se trata de un símbolo del turismo de interior de la Comunitat Valenciana, como lo refleja la cantidad de personas que recibe año a año desde la última década.
Cada año son más los turistas que lo visitan para conocer esta fortaleza única en España
Recorridos con historia
Las rutas guiadas por el Castillo fueron retomadas tras el estado de alarma, y actualmente están disponibles para grupos reducidos de hasta catorce personas, tanto en horario de mañana como de tarde de martes a domingo.
Allí, la población villenense y sus visitantes pueden conocer más acerca de asedios sufridos en la fortaleza; como el efectuado en 1476 por parte de los Reyes Católicos, que sirvió a la Corona para arrebatar los dominios del baluarte a la familia Pacheco, o su importante papel en la guerra de Sucesión, a principios del siglo XVIII, o en la de la Independencia entre 1808 y 1814.
Un itinerario completo
Las visitas guiadas al Castillo tienen lugar durante todo el año; el auge del turismo de interior y el rechazo a la masificación de grandes grupos de población convierten la ruta por la fortaleza en un plan muy recomendable para la temporada otoñal.
La jornada turística se puede complementar con visitas enológicas y catas de vino en las numerosas bodegas que posee el término municipal de Villena, la localidad que cuenta con un mayor número de ellas en toda la provincia de Alicante.
El casco antiguo de la ciudad, coronado por el castillo de la Atalaya, es un plan idílico con la llegada de temperaturas moderadas. Historia, patrimonio, gastronomía, cultura y vino son un cóctel perfecto con el que conmemorar y celebrar este 90 aniversario de la declaración de Bien de Interés Cultural del castillo de Villena.