‘Arte es vida y vida es arte’, un aforismo que nos da una idea aproximada sobre aquello que supone la performance como forma de expresión. Se trata de una corriente artística interdisciplinaria, que nació durante la segunda mitad del siglo XX y que continúa siendo una gran desconocida para el público general.
Paloma Orts (Alcoy, 13-septiembre-1990) se dedica a la performance desde hace más de diez años, y todo después de haber estudiado Bellas Artes en lugares tan dispares como Londres, Barcelona o Altea.
Afirma que este arte «se mueve en tierra de nadie», siendo los mismos creadores los que han generado una red de contactos que en España se encuentra bastante descentralizada. «En Barcelona mi maestra de arte me puso en contacto con artistas que practican performance. En aquel momento pensé: ‘No estoy sola en el mundo. ¡Hay gente que hace las mismas locuras que yo!'».
Bagaje artístico
Entre alguna de estas particulares “locuras” se incluye haber rodado durante una hora por las calles de Hospitalet de Llobregat (dentro de un saco de tela con tierra) en un intento para acercarse a las condiciones de vida y trabajo de sus antepasadas. También se la ha podido ver en una plaza de Berlín, en el interior de una esfera de madera durante 12 horas, hilando y cubriendo toda la estructura desde el amanecer hasta la puesta de sol.
En 2018 fue portada del Festival la Muga Caula (Les Escaules – comarca del Alt Empordà) con la acción ‘Mareta’. «Fue una oda a la maternidad» recuerda, y en ella entonaba una canción de cuna mientras el disco de hielo que sostenía sobre el rostro se fundía entre sus manos.
Paloma ha abordado el tema de la muerte a través de las acciones ‘XIII’ y ‘El vol de les Ànimes’
La consciencia de la muerte
Fue mediante la acción ‘XIII’, concebida como una exploración de las actitudes de nuestra sociedad con relación a la muerte. Conociendo el leitmotiv de su obra, es curioso que se escenificara por las calles del Alcoy el día antes de que el Gobierno de España proclamara el estado de alarma. “No creo en ese tipo de casualidades; las cosas ocurren por un motivo”, reconoce Paloma.
Por esos mismos avatares del destino abandonó Barcelona, su lugar de residencia durante los últimos años, para volver a su ciudad natal. Pocos días después de su vuelta recibió una llamada del concejal Raül Llopis comunicándole que había ganado uno de los tres premios Llançadora para la creación e investigación en artes contemporáneas. Este reconocimiento ha sido la génesis de ‘El vol de les Ànimes’, una acción con la que pretende volver a transitar por los caminos de la muerte.
Meses de ensayos culminaron el pasado 8 de agosto, cuando la acción fue escenificada sobre un campo de trigo cerca del Castell de Barxell. Ocho mujeres en círculo sentadas en sillas de mimbre levantarán un canto coral (con el acompañamiento al piano de Paloma) a las almas difuntas, para ayudarlas en su tránsito. La acción fue grabada visual y sonoramente, y será proyectada próximamente en la sala expositiva del IVAM CADA Alcoi.
Este año ha sido una de las tres personas ganadoras del premio Llançadora para la creación en artes contemporáneas
Acción disruptiva
De todos sus proyectos destaca el punto de «disrupción» que intenta lograr, y como la acción se alimenta de todo lo que pasa a su alrededor, hibridándose con la realidad y utilizándola como un recurso más. En cuanto a temáticas, con su producción ha querido profundizar en la feminidad: desde el rol de la mujer en la sociedad de las curas o el trabajo, hasta elementos de memoria histórica.
A pesar de su destacada trayectoria, poder vivir de su arte todavía no se encuentra al alcance. «Incluso Esther Ferrer, referencia en materia de performance en España, a duras penas puede vivir de esto». Esta realidad ha hecho que Paloma tenga que haber compaginado la tarea creadora con la docencia de arte.
«Incluso Esther Ferrer, referencia en materia de performance, difícilmente puede vivir de esto»
Las bases del movimiento
La performance involucra elementos como el tiempo, el espacio, el cuerpo o la presencia del artista en un medio, así como la relación entre el creador y el público. Las acciones se pueden desarrollar en galerías de arte y museos, pero también pueden tener lugar en la calle o en cualquier tipo de escenario.
El objetivo de la performance suele ser generar una reacción, en ocasiones con la ayuda de la improvisación y el sentido de la estética. Es habitual que la temática de una acción esté ligada a procesos vitales del propio artista, a la necesidad de denuncia o crítica social y con un espíritu de transformación.
Procedencia
El término performance procede de la expresión inglesa ‘performance art’, que se puede entender como arte en vivo. Aunque los términos ‘performance’ y ‘performance art’ solo se usaron ampliamente en la década de 1970, la historia de la performance en las artes visuales se remonta a producciones futuristas y cabarets datados en la década de 1910. Los principales precursores y pioneros de este arte son Carolee Schneemann, Marina Abramovic, Ana Mendieta o Chris Burden, entre algunos otros.