Tocaba Halloween, esa fiesta de origen celta que quienes no se leen la historia atribuyen a Estados Unidos, desconociendo que en buena parte de la franja mediterránea ya se vaciaban calabazas.
El caso es que por las calles alcoyanas la chavalería iba a lo del truco o trato en comandita, en colaboración, y encima con apoyo municipal. Tradición y modernidad, enriquecimiento cultural, sincretismo puro, convirtiendo en alcoyana cualquier cosa que la población local considere que lo merezca.
Si nos venimos arriba, la verdad es que la estampa daba para ello y mucho más. Pero es en Navidad cuando estos elementos tocan cielo. En una ciudad con semejantes mimbres, con una tradición burguesa con afanes y capacidad de mecenazgo, más una población obrera que ya ha dado en muchas ocasiones disposición para unirse, a las tranquilas y a las bravas, resulta obvio que el movimiento festero alcoyano posee una especial fuerza incluso en el panorama nacional.
La Cabalgata se siembra en Barcelona pero nace aquí
Los primeros Reyes Magos
El ejemplo quizá más clásico de lo dicho se centra en la noche de los Reyes Magos, con una cabalgata que presume, con razón, de ser la más antigua. Y se gestó cumpliendo todos los parámetros antes descritos. Burguesía que la patrocinara, población que la hiciera físicamente posible elaborando el espectáculo o disfrutándolo como público. ¿Y el sincretismo? Hubo pre-cabalgatas en Barcelona, en 1856 una, carnavalesca; en 1860 otra, de visita por hospicios.
Esta última la pagaba un industrial, Miquel Escuder i Castellà (1835-1908), al que debemos la primera máquina de coser de fabricación nacional. Sus relaciones comerciales con la industria textil alcoyana traerán hasta estas tierras el concepto, que será precisamente en las calles de Alcoy donde se geste tal y como se conoce hoy, y no solo en España. En 1866 será la primera, con una mezcla entre lo rural y lo importado. Pero en la de 1885 se templa el modelo definitivo.
La nieve impidió celebrar los Reyes Magos de 1914
Asociacionismo ciudadano
Una asociación civil, El Panerot, la organiza y la mantendrá en activo hasta 1913, un año antes de que una nevada de las que hacen historia anote otra muesca en el calendario: la de una fecha, 1914, cuando no pudo haber Cabalgata. En todo caso, ya se había formalizado el arquetipo de desfile real de ‘Las Mil y una Noches’, como los mostrados por los creadores de los dos ‘Aladdín’ de Disney, el de 1992 y el de 2019.
Hablamos de una época en la que el asociacionismo genera en la ciudad instituciones como el Círculo Industrial de Alcoy (1868) o el Círculo Católico Obrero (1872). El maquinismo se ha asentado en el paisaje alcoyano con todas sus ventajas y sus problemas (en 1821 estalla aquí la primera protesta ludita: contra las máquinas, a las que se acusa de acabar con la mano de obra humana).
Los gremios generaron asociaciones festeras
Gremios y belenes
Los sentimientos gremiales, de hermandad colectivista, que en otros lugares de la provincia, caso de las Fogueres de Sant Joan en Alicante capital, generarán por ejemplo asociaciones festeras a comienzos del XX, en Alcoy ya están funcionando al mismo ritmo que las maquinarias textil, papelera o metalúrgica.
Pero el sincretismo exige, para asumir lo llegado de fuera, no perder en absoluto el poso de lo propio. Durante toda la Navidad, el belén o Betlem de Tirisiti constituye otro poderoso ejemplo.
La década de 1870 iba a traer esta creación al unirse los belenes del Tío Sarguero, Pepe El Cullerotero y José Esteve Carbonell, posteriormente unificados por la familia de este último. Esta vez hemos recogido una tradición nacida en Italia, con un nacimiento viviente montado por Francisco de Asís en 1223. Y una versión con figuras talladas en 1258, en el monasterio alemán de Füssen, traída a España por Carlos III (1716-1788), a la que los napolitanos le añaden la pincelada costumbrista. Y aquí se fragua a lo singular.
Más allá de la Navidad
Alcoy proporciona su propia visión y transforma el espectáculo familiar, aunque especialmente dirigido a la chavalería, en una visión irónica con marionetas de la realidad contemporánea. Y consigue de nuevo algo único y original, hasta el punto de convertirse en referente cultural que derriba fronteras. Sincretismo, asociacionismo y capacidad de modernizar, contemporaneizar, si se aguanta la palabreja, desde el respeto a la tradición.
La Cabalgata de los Reyes Magos y el Betlem de Tirisiti continúan siendo acciones vivas, continuamente realimentadas. Pero, ¿qué ocurre cuando acaba la Navidad?
Alcoy no olvida otros pretéritos: la romería a Sant Antoni (con ermita sembrada en 1369), el 27 de enero, con bendición de los animales y el elemento integrado, la chocolatada en la Glorieta.
O, en torno al 31 de enero, el ‘segundo corpus’, Jesuset del Miracle. El milagro fue que en 1568 robaron una cajita de plata con cuarenta hostias, la custodia del viático y un relicario. Localizado el ladrón (al que finalmente ajusticiaron), la figura del Niño Jesús se inclinó para señalar dónde se encontraba el consagrado botín. Quizá solo podía pasar en Alcoy.