Todo lo relativo a la salud mental y, por lo tanto, a las enfermedades que, simplificando enormemente un asunto mucho más complicado, no se manifiestan con síntomas físicos, ha venido ganando terreno en la discusión social y política en los últimos tiempos. La falta de recursos en el sistema público de salud y, sobre todo, el hecho de que muchas de estas dolencias sigan siendo un tabú, ha evidenciado la enorme dimensión del problema que suponen.
Sin duda, la pandemia que nos acompaña desde hace ya dos años y las derivadas psicológicas de sus momentos más duros han ayudado mucho a visibilizar una realidad que es mucho más frecuente de lo que su prevalencia en medios de comunicación y en los recursos disponibles en los centros de especialidades indican.
El servicio tiene por objeto proporcionar una atención integral a personas diagnosticadas de enfermedad mental grave y crónica
Estigma social
Como ocurre en todas las especialidades médicas, enfermedades mentales las hay de todo tipo y condición. Desde aquellas que presentan síntomas leves a las que incapacitan a quien las sufre a llevar una vida normal. Desde las que tienen un fácil y rápido diagnóstico a las que obligan al paciente a un penoso peregrinaje de especialista en especialista que, en ocasiones, nunca consigue dar su fruto. Desde las que cuentan con un tratamiento efectivo a las que todavía no tienen solución.
Y si sufrir una enfermedad mental, especialmente aquellas que puedan ser incapacitantes, es duro para aquellos que la sufren, también lo es para su entorno más cercano. Amigos y, sobre todo, familiares que no solo deben convivir con una realidad para la que en demasiadas ocasiones no están capacitados para tratar, sino que se ven obligados a sufrir el juicio social del ‘qué dirán’ por algo de lo que ni ellos ni sus familiares enfermos tienen culpa y de lo que jamás deberían sentir vergüenza.
Proyecto novedoso y pionero
El concejal de Bienestar Social y Sanidad del Ayuntamiento de Altea, José Luis León Gascón, anunció a finales del pasado mes de febrero la puesta en marcha en la villa blanca de un nuevo servicio que tiene por objeto “proporcionar una atención integral a personas diagnosticadas de enfermedad mental grave y crónica”.
La iniciativa, que nace con el nombre de Servicio de Atención y Seguimiento para la Enfermedad Mental (SASEM), se ha puesto en marcha después de que el Consistorio alteano haya recibido una subvención para ello por parte de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas.
Atiende a personas que disponen de escaso o ningún apoyo familiar y que requieren de una intervención en su domicilio
Equipo multidisciplinar
Léon Gascón explicaba que este servicio “está formado por un equipo multidisciplinar formado por Sandra Alonso, psicóloga, y Enrique Ivorra, trabajador social; ambos con amplio conocimiento y formación en el área de salud mental, lo que les proporciona una visión psicosocial de la persona con enfermedad mental, de su familia y de su entorno más próximo”.
Así las cosas, además de en la parcela meramente sanitaria, los beneficiarios de este servicio también recibirán asesoramiento y ayuda en el ámbito de la integración social e, incluso, laboral. Según ha seguido explicando el concejal del área, “pueden beneficiarse de este servicio de forma gratuita todas las personas de entre dieciocho y 65 años empadronadas en Altea con problemas graves de salud mental”.
Además del ámbito sanitario, también trabajará por la integración social de los pacientes
Atención integral
En lo relativo a la integración, el concejal ha mencionado que, “a través de este servicio se pretende lograr que las personas usuarias y sus familias se vinculen a todos los recursos comunitarios culturales, deportivos o formativos de los que dispone Altea, así como estar en continuo contacto con otras entidades, resaltando la Asociación de Familias y Personas con Enfermedad Mental de la Marina Baixa (AFEM), con la que el Ayuntamiento de Altea viene colaborando desde hace años, reconociendo la gran labor que desarrollan en el campo de la salud mental”.
Sandra Alonso, la psicóloga que está al frente de este novedoso servicio, ha especificado que “atendemos a personas que disponen de escaso o ningún apoyo familiar y que requieren de una intervención en su domicilio para garantizar sus necesidades básicas y promocionar su autonomía”.
Alonso añade: “También a personas que, tras un ingreso en una unidad psiquiátrica, necesitan apoyo específico para el regreso al domicilio e inclusión en su entorno comunitario. O personas que carecen de las suficientes habilidades para vivir de forma autónoma o con dificultades de vinculación con los recursos”.
La psicóloga acaba comentando que “se realiza el seguimiento en coordinación con la Unidad de Salud Mental para trabajar el cumplimiento del tratamiento farmacológico, la concienciación de la enfermedad y el manejo de los síntomas de la patología”.