Durante estos días asistimos en Elche a un debate público sobre cuál debe ser el futuro del antiguo Convento de la Merced (más conocido popularmente como el Convento de las Clarisas). Todo ello a raíz de que la promotora Wel Hotels haya anunciado su interés en adquirir este histórico inmueble para convertirlo en un hotel.
A día de hoy no sabemos aún cuál será su futuro, pero sí podemos recordar su pasado. No en vano hablamos de uno de los edificios más antiguos que embellecen el centro urbano de la ciudad ilicitana. Su historia se remonta a la Edad Media y está repleta de giros de guion.
De baños a convento
Durante la época islámica en este solar se construyeron unos baños públicos, posiblemente hacia mediados del siglo XII. Estuvieron funcionando bastantes décadas, incluso después de la reconquista cristiana acontecida hacia 1250 por parte de la Corona de Castilla.
El rey castellano Fernando III encargó la conquista de esta zona a su hijo el infante Alfonso (más adelante conocido como Alfonso X ‘el Sabio’), quien cedió el señorío de Elche a su hermano Manuel.
En 1270 fray Pedro de Amer, mestre general de la Orden católica de la Merced, convenció al infante Manuel para que donara estos antiguos baños árabes a su congregación religiosa para reconvertirlos en un nuevo convento.
Cabe señalar que en aquel momento la orden mercedaria gozaba de bastante fuerza política en los territorios cristianos de la Península Ibérica, dado que su labor consistía en rescatar o comprar prisioneros capturados por los árabes y convertidos en esclavos. En algunas ocasiones incluso los propios frailes se entregaban solidariamente para ser canjeados por estos cautivos. Por ello se ganaron bastante popularidad entre la población.
La iglesia resultó gravemente dañada por un asalto ocurrido durante la Segunda República
Primera expropiación
Así pues el nuevo Convento de la Merced se convirtió en la casa de los frailes mercedarios en Elche. Durante los siguientes siglos efectuarían algunas reformas al templo, como el claustro añadido en el siglo XV o la nueva iglesia de estilo gótico renacentista construida poco después. Tanto el claustro como la iglesia serían reconstruidos posteriormente hacia el siglo XVII.
En aquellos tiempos los mercedarios ya no gozaban ni mucho menos de tanta popularidad como en la Edad Media. El número de frailes se redujo hasta el punto de que en 1836 no cumplía ya con el mínimo de 12 religiosos profesos por convento exigido a raíz de la desamortización de Mendizábal.
A raíz de este hecho el templo fue expropiado, pasando a ser primero propiedad del Gobierno de España y luego cedido al Ayuntamiento. Durante algunos años sería utilizado para diversos fines administrativos como sede de Correos, oficina de impuestos o una academia de Humanidades. Todavía hoy se pueden encontrar algunos leves restos de grafitis que fueron dibujados por los alumnos en esta época.
Por el convento pasaron primero la orden de los mercedarios y luego las clarisas
Llegan las clarisas
Fue entonces cuando aparecieron en escena las hermanas clarisas para devolver al convento su función religiosa. Todo surgió a raíz de unas lluvias torrenciales que sufrió Elche durante aquellos años, las cuales dañaron gravemente el Convento de la Encarnación que la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara tenía en la Glorieta, dejándolo prácticamente en ruinas.
Las clarisas pidieron soluciones al Ayuntamiento, el cual resolvió que era más viable demoler el ruinoso convento y trasladar a las monjas a la antigua casa de los mercedarios. El acuerdo fue firmado oficialmente por ambas partes en 1854.
Desde entonces sus nuevas ocupantes lo renombraron como Convento de Santa Lucía, si bien muchos ilicitanos continuaron llamándolo con el antiguo nombre.
Durante el siglo XIX se utilizó como sede de Correos, oficina municipal y academia
Asalto
En febrero de 1936 el histórico inmueble viviría su episodio más negro, cuando fue atacado por unos exaltados. Ocurrió en plena Segunda República tras celebrarse las elecciones generales que dieron el triunfo al Frente Popular (coalición integrada por varios partidos de izquierdas).
Algunos ilicitanos simpatizantes del Frente Popular ‘celebraron’ esta victoria electoral asaltando por la fuerza el local del Partido Republicano Radical (entonces aliado político de la derecha) ubicada en La Glorieta. En los disturbios librados contra las fuerzas del orden fallecieron dos de los asaltantes.
Estas muertes enervaron todavía más la cólera de los exaltados, quienes atacaron hasta catorce edificios institucionales o religiosos durante aquella violenta tarde-noche del 20 de febrero en Elche. El Convento de las clarisas fue uno de los elegidos, siendo destruida su iglesia junto con algunas piezas de gran valor histórico.
Apenas unos meses más tarde estallaría la Guerra Civil por lo que las obras de reconstrucción no se produjeron hasta entrada ya la Dictadura Franquista en los años 40.
Siglo XXI
Ya en este siglo las clarisas llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento por el cual cedieron la propiedad del convento a cambio de que les fuera construido uno nuevo junto al río Vinalopó. La permuta se produjo oficialmente en 2007.
Tras algunos años de indecisión política, el Convento de la Merced/Santa Lucía fue reformado como Centro Cultural Las Clarisas y se abrió para visitas del público.
Actualmente este emblemático inmueble aguarda conocer cuál será su nuevo capítulo en la historia. Mientras se resuelven estas cuestiones, recomendamos a nuestros lectores que para saber más no se pierdan el libro ‘Las clarisas de Elche. Quinientos años de contemplación’, escrito por Joan Castaño y publicado por la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández.